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Madelaine Caracas, miembro de la Coalición Universitaria. LA PRENSA / Cortesía: Franklin Villavicencio Bravo.

Madelaine Caracas, miembro de la Coalición Universitaria. FOTO / Cortesía: Franklin Villavicencio Bravo.

Madelaine Caracas: “Tratan de callar cualquier voz que se rebele”

Madelaine Caracas está en Europa denunciando la masacre orteguista. En la inauguración del Diálogo Nacional, leyó los nombres de los asesinados a Ortega.

Madelaine Caracas ejerció su derecho constitucional a la protesta desde el inicio. Desde el incendio forestal Indio Maíz, a comienzos de abril pasado.

Desde el 20 de mayo pasado inició una serie de viajes por Europa para denunciar la dramática situación que vive el país a raíz de la salvaje represión de Daniel Ortega contra manifestantes. Ella y dos jóvenes más, cuenta Caracas, se han reunido con organizaciones, académicos, políticos y diplomáticos para denunciar la masacre orteguista a través de fotos, videos y testimonios. En algunos países, revela, simpatizantes del caudillo nicaragüense la han increpado.

Lea la entrevista – Enrieth Martínez, de la Coalición Universitaria: “Esta es una revolución”

En esta entrevista vía telefónica desde Berlín, Alemania, reivindica la participación de las mujeres en esta lucha cívica, recuerda el momento en que estrelló los nombres de los asesinados de abril en la cara de Ortega al comienzo del Diálogo Nacional, y detalla aspectos de su viaje que clama justicia y democracia para Nicaragua al otro lado del Atlántico.

¿Cómo surge su viaje a Europa?
Yo estoy aquí (en Alemania) como parte de esta caravana informativa de solidaridad con Nicaragua. Somos tres mujeres las que estamos aquí denunciando y dando nuestro testimonio de lo que ha pasado en el país. Comenzó la caravana en Dinamarca, luego Suecia, Bélgica, Francia, ahorita estoy en Alemania y me quedan otros países. Básicamente esta iniciativa inició como la idea de un grupo de nicaragüenses que han viajado y tienen contactos en organizaciones sociales y que han trabajado en esas organizaciones, y que a la misma vez tienen contacto con nicaragüenses autoconvocados en cada país que visitamos. Los gastos y el venir acá se han cubierto en parte con la solidaridad de los nicas en el extranjero que viven aquí en Europa, tanto como organizaciones que han tenido un lazo de solidaridad con Nicaragua.

¿Cómo se decidió quiénes iban y cuál es la misión del viaje?
El objetivo de esto es que en el país hay una gran polarización de la información y de esta misma forma se transmite hacia afuera. Sabemos que Ortega y Murillo tienen la mayoría del control sobre medios de comunicación y es importante contrarrestar el cerco mediático que ellos han impuesto en el país. Al igual que llevar lo que está sucediendo afuera. Un grupo de nicaragüenses y ciudadanos que siempre han estado en las movilizaciones sociales y que han tenido experiencia con otros países, iniciaron los primeros pasos para organizar esto y luego fueron los grupos de nicaragüenses autoconvocados en cada país quienes coordinaron las actividades. Yo me quedo en casas de nicaragüenses en cada país al que voy y son nicaragüenses los que me acompañan a donde voy. Parte de este grupo querían a personas del movimiento estudiantil, contactaron a la Coordinadora Universitaria por la Justicia y la Democracia y me escogieron a mí para que viniera a este viaje.

¿Quiénes son las otras dos mujeres que andan con usted en la caravana?
Jessica, una joven activista en Ciudad Sandino que tiene una organización juvenil en la cual trabaja el desarrollo comunitario y estuvo en las protestas directamente. Ella perdió un amigo, asesinaron a un amigo de ella en las protestas y también cuenta su testimonio. Y está Yerling, que es una docente de la UCA y de la Upoli.

¿Cuáles fueron las más altas autoridades a las que expuso la crisis de Nicaragua hasta ahora?
Hemos tratado de ejercer algún tipo de incidencia en tres sectores: a nivel parlamentario, a nivel diplomático y a nivel de organizaciones políticas: oenegés, derechos humanos, prensa. En cada país visitamos el ministerio de Relaciones Exteriores y tenemos contactos con algunos grupos que conforman los parlamentos. De igual manera cuando fui a Estrasburgo a presenciar la resolución de la Unión Europea sobre Nicaragua tuve contacto con algunos diputados y con asesores políticos de los partidos que impulsaban la resolución por Nicaragua. Luego en Bélgica tuve reuniones más directas con diputados del partido político que impulsó la resolución como Ramón Jáuregui; nos reunimos también con el Servicio Europeo de Acción Exterior y después de nuestra reunión de alguna manera siento que tuvimos una repercusión. En Francia me reuní con senadores encargados de la parte de América y Centroamérica. Y también nos hemos reunido con la FIDH, la Federación Internacional de Derechos Humanos, y hemos dado charlas en universidades.

Madelaine Caracas en la sesión inaugural del Diálogo Nacional, cuando leyó los nombres de los asesinados a Ortega y Murillo. FOTO / Cortesía: Franklin Villavicencio Bravo.
Madelaine Caracas en la sesión inaugural del Diálogo Nacional, cuando leyó los nombres de los asesinados a Ortega y Murillo. FOTO / Cortesía: Franklin Villavicencio Bravo.

En algunas transmisiones que hizo denunciaba que operadores de Ortega trataban de boicotearlas…
Este boicot lo vimos en el segundo país que visitamos, que fue Suecia. Nosotros aquí fuimos a dos ciudades: Estocolmo y Lund. En Lund hicimos una presentación junto con Amnistía Internacional. Durante esta presentación dos ciudadanos europeos que tenían ideas de un romanticismo con este gobierno de Ortega lanzaron cuestionamientos a favor de Ortega. Y a partir de ahí comenzó a suceder la campaña. Ese día en redes sociales esta persona comenzó a difundir que nosotras estábamos ahí pidiendo dinero para armas y bombas. Y esta difamación comenzó a correr en las redes y en los grupos llamados de izquierda, que en realidad pertenecen a las corrientes de (Hugo) Chávez, de Evo Morales y demás. A partir de esa campaña de difamación, medios como Telesur y RT difundieron toda una difamación diciendo que esta era una revolución fabricada en Estados Unidos, que éramos solo piezas del imperio y que todas nosotras éramos financiadas por la CIA y queríamos darle un golpe de Estado a Ortega.

¿Qué opina usted de ese discurso de cajón del chavismo que involucra a los manifestantes con el MRS, la CIA y habla de un golpe de Estado?
Me parece una de las formas más cínicas de tratar de deslegitimar la movilización social en el país y también me parece una de las señales de miedo. No pueden cubrir el hecho de que esta es una manifestación que sale desde las bases del pueblo y que es multitudinaria. Es muy fácil atribuirle estos discursos del asistencialismo y la intervención del Imperio, cuando sabemos que Ortega mismo tenía una relación muy buena con Estados Unidos.

¿Tiene fecha de regreso? ¿Teme que le suceda algo en el aeropuerto de Managua?
No. Nuestra llegada al país de alguna manera nos da miedo debido a todas las amenazas. Y estas acusaciones de que venimos a pedir dinero para bombas, armas, que son acusaciones absurdas, pueden ser la antesala para un posible encarcelamiento, fabricarnos un delito. Entonces estamos buscando nuestra protección aquí. Teníamos una fecha de regreso pero tuvimos que moverla. Necesitamos garantías y seguridad a la hora de llegar.

La CIDH otorgó medidas de protección para su vida. ¿Siente que su vida corre peligro?
Las medidas cautelares de la CIDH dictan que el Estado debe darme protección, sin embargo sabemos que en nuestra condición es el Estado quien nos está asesinando, por lo tanto no tengo ninguna garantía. Es importante la medida cautelar porque visibiliza al Gobierno de Ortega como responsable, pero no es un chaleco antibalas. Y la situación en el país está en descontrol. No solo temo por mi vida sino por la vida de mis padres.

¿Hace cuánto que no duerme en su casa?
Yo salí de mi casa el 18 de abril. Desde entonces no he regresado a mi casa.

¿Cómo resumiría estos dos meses de su vida?
Yo no me esperaba esta evolución que tendrían las protestas. Nadie lo hacía. Creo que son acontecimientos que nacieron desde la indignación. Que nacieron como un malestar profundo. Mi vida cambió rotundamente. Es como un surrealismo total. Yo nunca me había montado a un avión y de repente tuve que venir aquí a Europa a comenzar esta gira. El diálogo para mí, como siempre lo voy a decir, es uno de los momentos más duros de mi vida, porque emocionalmente es lo más fuerte que he vivido. Estaba Daniel Ortega y Rosario Murillo, y los demás representantes del Gobierno, que son cómplices de todos los asesinatos. Y ese día Ortega llega con 400 policías con armas. Y el miedo y el trauma de todo lo vivido anteriormente se repitió ese día. Lo que podría rescatar es que todas estas situaciones me han hecho entender la frase que decimos en cada movilización, que es: “Nos quitaron tanto que hasta nos quitaron el miedo”.

Madelaine Caracas en la sesión inaugural del Diálogo Nacional, cuando leyó los nombres de los asesinados a Ortega y Murillo. FOTO / Cortesía: Franklin Villavicencio Bravo.
Madelaine Caracas en la sesión inaugural del Diálogo Nacional, cuando leyó los nombres de los asesinados a Ortega y Murillo. FOTO / Cortesía: Franklin Villavicencio Bravo.

¿No tiene miedo?
Hay un temor porque yo sé que mi posición implica algo. Uno corre riesgo, pero en este momento en Nicaragua todos corremos riesgo. Hay más de 150 asesinados y la cifra sube y sube cada día más. Pero de igual manera temo por mi familia. Todo puede pasarme a mí, pero no quiero que le pase nada a mi familia.

Pero usted tiene 20 años.
Tengo 20 años. No tendría que estar cuestionándome si voy a vivir en un futuro o no, o si puedo soñar un futuro o no. Es difícil, pero es la misma situación que viven todos los nicaragüenses.

Según la RAE un genocidio es el exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad. ¿En Nicaragua sufrimos un genocidio?
Yo podría decir que sí. Y muchos lo hemos catalogado de esa manera. Los ciudadanos y la mayoría han sido jóvenes. No precisamente universitarios, pero que muestran una oposición contundente, una resistencia ante Ortega y su represión. Creo que trasciende lo de la edad también. Porque por una postura política estamos siendo asesinados. Por el hecho de criticar, de pensar, de cuestionar, de exigir derechos. Esta es una de las cosas más preocupantes. Si sos alguien crítico, si sos alguien que no cede ante el adoctrinamiento que ha ejercido Ortega todos estos años, se convierte en alguien que el Estado debe eliminar. Tratan de callar a cualquier voz que se rebele contra esta dictadura. Ortega ha sobrepasado los crímenes de lesa humanidad y ha igualado a muchas de las dictaduras que han sido genocidas que han asesinado, secuestrado, torturado, que han hecho los crímenes más viles contra los ciudadanos.

¿Cuándo usted se fue a Europa cuántos asesinatos había ocasionado la represión estatal?
Había más o menos 77 asesinados.

Ahora son más de 170. ¿Tiene esperanzas de que Ortega se vaya del poder?
Yo no veo otra salida. Yo no veo otra solución al caso de Ortega. Yo no veo a un Ortega gobernando en los próximos dos o tres años que le quedan de período. Nicaragua no va a permitir más asesinatos. La resistencia que han tenido los nicaragüenses ha sido increíble.

Cambiando de tema, su compañero Lesther Alemán mencionó para el New York Times que le gustaría ser presidente un día. ¿Usted ha pensado en algún cargo político para el futuro?
Yo he llegado a pensar en el grupo en el que estoy cómo quiero que sean las nuevas formas de hacer política. Desde la Coordinadora Universitaria por la Justicia y la Democracia hemos cuestionado las mismas formas autoritarias machistas y caudillistas que han venido sucediendo alrededor de nuestra historia. Primero, es importante replantearnos los modelos de política que han existido en el país y los modelos de liderazgo que han existido en el país. Yo misma no creo en endiosarme de alguna manera. Creo que en los trabajos colectivos, creo en la horizontalidad. Lo que me ha movido son los derechos de las mujeres. Son espacios en los cuales se hace política y se puede seguir haciendo política. Sí me gustaría ver mujeres como mi compañera Enrieth (Martínez), que creo que son mujeres muy preparadas, mujeres que tienen este peso, estos saberes que pueden asumir cargos dentro de la sociedad, roles políticos. En mi vida nunca había aspirado a ser presidenta o algo parecido. En mi vida siempre había aspirado a ser artista, porque a eso me dedico desde que tengo 13 años, a hacer arte. Y creo que también es importante que las mujeres en todos los espacios tengamos un papel y una voz, y que estemos representadas de alguna forma al igual que las comunidades indígenas y afrodescendientes que han sido relegadas a través de nuestra historia.

Esta crisis ha sacado el tema del caudillismo, que parece tatuado en la historia del país, pero en las protestas hay muchos rostros femeninos como el suyo, como Enrieth Martínez, Irlanda Jerez, Francisca Ramírez, las mujeres de Jinotega…
Sí, claro. Es obvio. Es indudable que las mujeres están en esta lucha. Las mujeres siempre lo han estado. Siempre han trabajado desde adentro. La diferencia es cómo se visibilizan estas mujeres y cómo se exponen y a quién se le da importancia. Históricamente las mujeres siempre hemos tenido un rol importante pero a la hora de escribir la historia siempre se escribe con los nombres de los hombres. Es importante cuestionar eso. Y no es por cumplir una cuota. Es porque las mujeres merecen que se reconozca lo que han hecho al igual que los hombres.

¿En qué piensa cuando recuerda el momento en que leyó los nombres de los asesinados por la represión a Daniel Ortega y Rosario Murillo?
Cuando recuerdo ese momento tengo muchas ganas de llorar. Recuerdo mucho ese día porque en los días siguientes me encontré a personas que me decían: “Yo te escuché decir este nombre y lloré”. Son personas que tenían un vínculo cercano con alguno de los fallecidos. Para mí es muy fuerte. En ese momento sentía que quería llorar, que quería derrumbarme, pero también recuerdo que sentí una fuerza que nunca había sentido. Y que me permitió seguir firme y decir completo el nombre de cada uno de los asesinados y no equivocarme. No me reconozco hasta cierto punto que haya sido yo en ese momento.


Plano personal

Madelaine Jerusalem Caracas Marín, 20 años, estudia cuarto año de Comunicación en la Universidad Centroamericana (UCA).
Originaria de Managua, Madelaine es cofundadora de la Coordinadora Universitaria por la Justicia y la Democracia, y miembro de la Coalición Universitaria presente en el Diálogo Nacional de Nicaragua.
En paralelo con sus estudios, la joven dibuja y pinta desde que tenía 13 años. Ha crecido en este campo de forma autodidacta, pero recientemente participó en un taller con la reconocida artista nicaragüense Patricia Belli.
Es familiar del muralista nicaragüense César Caracas.
Considera que la salida a la crisis por la masacre de 2018 en Nicaragua pasa por la constitución de un gobierno provisional, elecciones anticipadas y la salida de Daniel Ortega.
Confiesa que por la dramática coyuntura nacional no toca un pincel desde finales de marzo y reconoce que admitir eso le saca las lágrimas.
Un libro que estima mucho es Un mundo feliz, de Aldous Huxley, y una canción que disfruta es Nicaragua, Nicaragüita, de Carlos Mejía Godoy.


 

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