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Managua 21 de Abril 2018 Manifectantes aguardan desde barricadas la llegada de antimtines a los semaforos de la Rafaela Herrera. Foto Jader Flores/ LA PRENSA

Estos son los rostros de las protestas de abril

Estudiantes que murieron defendiendo sus derechos, médicos que arriesgaron sus trabajos para salvar un herido, religiosos que acudieron al llamado de los jóvenes, vecinos que dejaron de alimentar a sus familias para darles comida a los universitarios cansados y hambrientos.

Los muertos siguen apareciendo en las morgues. La lista de desaparecidos va disminuyendo: estaban presos o están muertos. Después de una semana de protestas en Nicaragua, en un ambiente tenso pero de relativa calma, los jóvenes universitarios que iniciaron las protestas por las reformas al INSS, aseguran que ya no basta con que el Gobierno derogue los cambios en la ley del Seguro Social; después de la represión y violencia con que han actuado la Policía Nacional, la Juventud Sandinista y las turbas de motorizados, exigen que Daniel Ortega y Rosario Murillo abandonen el país.

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Once días han pasado desde que se hizo la primera manifestación pacífica y las turbas del Gobierno vapulearon a los protestantes por primera vez. Desde ese entonces, una serie de marchas, plantones, enfrentamientos y vigilias se han hecho en la capital y han tenido diferentes rostros y protagonistas. Desde el presidente del Cosep José Adán Aguerri que llamó a un diálogo, hasta el vendedor ambulante que regaló agua a los estudiantes para que calmaran el ardor de los gases lacrimógenos; desde el estudiante que lanzó una piedra para defenderse de los antimotines, hasta el médico que arriesgó su vida y su trabajo para ayudar a los jóvenes heridos. Estos son los rostros de la insurrección de abril.


Periodistas


El fotoperiodista Alfredo Zúñiga es atacado por un miembro de la juventud sandinista. A Zúñiga le robaron su cámara y lo hirieron. LA PRENSA/EFE

Los periodistas que han cubierto de cerca las protestas de las ya derogadas reformas al INSS han pagado caro por hacer su trabajo: han sido asesinados, golpeados, censurados, detenidos, asaltados y amenazados. En Bluefields el periodista Ángel Gahona fue asesinado de un tiro en la cabeza mientras hacía una transmisión en vivo, en presencia de policías y antimotines que lejos de ayudarle, huyeron de la escena después de que Ángel cayó al suelo, muerto. Unos días después, la periodista Ileana Lacayo, quien ha impulsado la investigación exhaustiva del asesinato de Ángel Gahona, denunció que extraños ingresaron a su vivienda en Bluefields.

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El 18 de abril en Camino de Oriente, día y lugar en que comenzaron las protestas, el periodista de Onda Local, Julio López, fue tirado al suelo y golpeado en la cabeza con un tubo, lo que le causó una momentánea pérdida de la memoria. Ese mismo día Wilmer López, de La Prensa y Carlos Herrera y Néstor Arce, de Confidencial, fueron agredidos por miembros de la Juventud Sandinista; Alfredo Zúñiga, fotoperiodista, fue golpeado fuertemente en la cabeza y le robaron su equipo de trabajo. El Canal 100% Noticias también denunció el robo de una cámara mientras un equipo cubría la protesta.

Uriel Molina, fotoperiodista del diario La Prensa es despojado de su equipo por miembros de las turbas del gobierno. LA PRENSA/ Cortesía

A las denuncias también se ha sumado la salida temporal del aire de al menos cinco canales que transmitían información sobre las protestas, estos son: el 15, 12, 23, 51 y 100% Noticias y los ataques cibernéticos que sufrieron los sitios web de La Prensa y Confidencial.

También durante las protestas en León, la Radio Darío fue quemada y destruida y apresaron al periodista Salomón Manzanares Calero. En Managua, Álvaro Navarro, de Artículo 66, fue detenido durante algunas horas.

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El 20 de abril el fotoperiodista de La Prensa Uriel Molina fue golpeado y asaltado por las turbas orteguistas cuando estas entraron a la Catedral de Managua para asediar a los jóvenes que se encontraban ahí resguardados. A Molina, después que vieron su carnet de La Prensa, le robaron su equipo valorado en cuatro mil dólares. Y el sábado 21 de abril, la periodista Ivette Munguía, también de La Prensa, fue pateada por una oficial de la Policía Nacional y despojada de su teléfono celular.


Religiosos


Un grupo de sacerdotes encabezado por el cardenal Leopoldo Brenes y monseñor Silvio Báez llegó a la Catedral de Managua a dar apoyo moral a los jóvenes. LA PRENSA/Carlos Valle

La Conferencia Episcopal de Nicaragua ha acompañado a los estudiantes durante los días que ha durado la protesta contra las ya derogadas reformas al INSS. La Iglesia católica a través de sus miembros y comunicados exigió que se derogaran las reformas al Seguro Social, condenó los actos de violencia y represión orquestados por el orteguismo, acompañó a los estudiantes a mediar durante el ataque policial nocturno en la Upoli y aceptó ser testigo y mediador del diálogo convocado por el Gobierno de Nicaragua. La misión estaría conformada por el cardenal Leopoldo Brenes y los monseñores Rolando Álvarez, Bosco Vivas, Jorge Solórzano y Silvio José Báez.

Silvio Báez es uno de los líderes religiosos más queridos en el país. La tarde del 21 de abril una veintena de sacerdotes encabezados por el cardenal Brenes y monseñor Báez, llegó a la Catedral de Managua para dar apoyo moral a los jóvenes protestantes. “Yo quisiera agradecerles en nombre de la Iglesia, porque ustedes son la reserva moral de este país. Gracias porque ustedes han despertado a esta nación. Estén atentos, no caigan ante las intimidaciones, no se dejen llevar nunca por la violencia, su protesta es justa y la Iglesia los apoya. Y no solo los apoyamos, sino que los instamos, los animamos a que no cesen en su protesta por una causa justa”, dijo Báez.

Durante los días de protesta y a través de su cuenta de Twitter, Báez ha denunciado la represión y ataques de la Policía y las turbas orteguistas y ha exigido directamente a Daniel Ortega y Rosario Murillo que detengan la violencia. Después de una entrevista realizada por el periodista Camilo Egaña, de CNN, en Twitter podían leerse cientos de comentarios como el de Dania Zúniga: “Mis respetos para monseñor Silvio Báez, por esa manera clara y coherente que habló con #Camilonicaragua. Todo el pueblo nicaragüense estaremos eternamente agradecidos con ud!”, o el de Elisa Zeledón: “No soy católica pero usted es un gran líder, un hombre realmente valiente. Sin duda alguna un siervo de Dios. Lo admiro y aprecio mucho”.


Jóvenes y estudiantes


En la Upoli y sus alrededores la represión y violencia policial se intensificaron durante el fin de semana.  LA PRENSA / Jader Flores

Asesinados, heridos, golpeados, torturados, encarcelados, amenazados. Los jóvenes y estudiantes que desde el miércoles 18 de abril han salido a las calles se han tomado universidades, calles y barrios, han sido el rostro de esta protesta que empezó reclamando la derogación de las reformas al INSS y que ahora, después de toda la represión y violencia gubernamental, exige adelantar las elecciones y hasta la salida de Daniel Ortega y Rosario Murillo de la presidencia y del país. “Ortega y Somoza son la misma cosa”, repiten incansablemente.

El jueves 19 de abril estudiantes de la UNI, UNA, UNAN y Upoli —las tres primeras conocidas históricamente como bastión estudiantil del Frente Sandinista— se tomaron los recintos universitarios como forma de protesta ante la represión de las turbas orteguistas hacia los jóvenes que un día antes se autoconvocaron a un plantón en Camino de Oriente. Desde entonces las calles de la capital y de otros departamentos del país ha sido testigos de una insurrección estudiantil que despertó en un abrir y cerrar de ojos, cubierta bajo la bandera azul y blanco y sin la participación de ningún partido político, han aclarado en innumerables ocasiones.

Los estudiantes de ingeniería de la UNI preparan bombas molotov para defenderse de los antimotines. LA PRENSA/Carlos Valle

“Nos quitaron tanto que nos quitaron el miedo”, reza una de sus consignas. En las calles, han destruido y quemado gigantografías de la pareja presidencial, han derribado “árboles de la vida”, han bajado banderas rojinegras que ondeaban en instituciones públicas, se han enfrentado a la Policía Nacional y a las turbas orteguistas. A través de redes sociales han informado a la comunidad internacional sobre su protesta y han organizado marchas, protestas y plantones exigiendo justicia para sus compañeros asesinados y encarcelados. “Son la reserva moral del país”, ha dicho monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua.

Más de una semana después, un centenar de estudiantes y jóvenes aún tienen tomadas las instalaciones de la Upoli, donde han construido una ciudadela protegida con barricadas en los alrededores, y la que no piensan abandonar hasta que se cumplan sus demandas. Las protestas ya no son por las reformas al INSS, dicen, después de la represión con que actuaron las fuerzas de choques gubernamentales, exigen justicia, democracia y la salida de la pareja presidencial del poder.

Los encarcelados fueron liberados. Los torturaron, les raparon el pelo, y los dejaron tirados en carretera a Tipitapa descalzos, solo con un short y 20 córdobas en la mano. Ahora la lista de desaparecidos disminuye, pero la de muertos aumenta cada día. El Gobierno habla de diez muertos y La Prensa ha confirmado con familiares la muerte de 31 personas. Pero los muertos aumentan cada día, pues jóvenes que antes fueron denunciados como desaparecidos, han aparecido en las morgues de algunos hospitales capitalinos. Sus cuerpos han sido entregados a sus familiares con una condición: firmar cartas en las que se comprometen a no hacer ninguna denuncia. Los centros de Derechos Humanos en el país ya hablan de 15 desaparecidos y hasta 63 asesinados. Una masacre. Y la lista puede seguir aumentando.


Médicos


 

Estudiantes de medicina y veterinaria en la sala donde atendían a los pacientes heridos, en la Upoli. LA PRENSA / Cortesía de Jorge Mejía Peralta

Durante los días de protestas y enfrentamientos entre la Policía Nacional y estudiantes, un sinnúmero de jóvenes resultaron golpeados, torturados, afectados por gases lacrimógenos y heridos con balas de goma y de plomo, disparadas a quemarropa por la Policía. Algunos hospitales públicos negaron atención médica a los jóvenes heridos y varios grupos de jóvenes paramédicos, estudiantes de Medicina, Enfermería, Veterinaria, Química y hasta Odontología, se autoconvocaron para atender gratuitamente a los afectados.

Uno de esos puestos de atención y distribución de equipo médico comenzó en la iglesia Santa Martha, ubicada en Reparto San Juan y terminó incluso en otros departamentos y varios puntos de Managua: uno de ellos fue la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli).
En este recinto universitario los médicos ya eran conocidos; entraban en camionetas particulares y bastaba con sacar el antebrazo, en el que se escribían “Médico” con marcador permanente. “En la Upoli cuando nosotros llegamos tenían montado prácticamente un hospitalito. Tenían un área como de clasificación, ahí vos clasificabas si el paciente estaba bien, un herido leve o un paciente grave.

Un rótulo en la Upoli señala la ubicación de uno de los puestos médicos que se organizaron en esta universidad. LAPRENSA/ Cortesía de Jorge Mejía Peralta

Tenías dos áreas de choque, por decirlo así, que era donde atendían pacientes heridos con arma de fuego o graves y tenían un área de observación. También tenían un área de insumos médicos y otra de comida y agua”, explica uno de los médicos voluntarios que atendió heridos en la Upoli, y que por asuntos de seguridad decidió omitir su nombre. También había bomberos y paramédicos.

El médico confirma que hubo heridos muy graves en el hospitalito, porque luego de ser trasladados en ambulancia, los pacientes murieron. Él atendió heridas por arma de fuego en distintas partes del cuerpo: en abdomen, miembros superiores e inferiores, en el tórax y en la cabeza. Atendieron fracturas y quemados por las explosiones de bombas molotov. Una estudiante de odontología que también atendió heridos en la Upoli asegura que en un momento la Policía empezó a lazar bombas lacrimógenas que tenían un químico extra que quemaban y hacía que “se desprendiera la epidermis”.

Todos estos médicos atendieron voluntaria y gratuitamente. En la Upoli hubo estudiantes de diferentes carreras relacionadas con Medicina y Anatomía, médicos generales y hasta especialistas como ginecólogos, ortopedistas, cirujanos, neurólogos, etc. Todos se sumaron a ayudar con el riesgo de ser expulsados de la universidad o incluso despedidos de sus trabajos, como efectivamente sucedió en algunos casos, confirma un grupo de estudiantes y médicos voluntarios. Por eso algunos de ellos actualmente permanecen ocultos.


Empresa privada


 

Trabajadores del Centro Pellas se unen a las protestas de jóvenes, pero los antimotines no los reprimen de igual forma que a los estudiantes. LA PRENSA / Wilmer López

El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) se pronunció sobre las protestas el jueves 19 de abril, cuando los universitarios salieron a las calles, se tomaron sus recintos y se enfrentaron a la Policía Nacional. “Demandamos que se garantice por el Gobierno el derecho cívico a la protesta que tenemos como ciudadanos se elimine toda forma de confrontación entre nicaragüenses”, citaba el comunicado que se publicó. Además, a través del comunicado, el Cosep respaldó el llamado del cardenal Leopoldo Brenes, “de invitar al diálogo como el mejor medio para solucionar los problemas”.

El sábado 21 de abril el Cosep exigió que se crearan las condiciones para un diálogo donde participaran diferentes sectores y se discutieran diferentes temas de interés social. La Cámara Americana de Comercio (AmCham) respaldó la petición del Cosep. Después de un discurso del presidente Daniel Ortega, la empresa privada publicó un comunicado en el que expresó su apoyo a los estudiantes. Ese mismo día, el Cosep, AmCham y el Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa convocaron a una marcha nacional por la paz y el diálogo.

Representantes de la empresa privada convocaron a una marcha nacional. LA PRENSA / Agencia

En días anteriores, durante las protestas, trabajadores de empresas como Grupo Q, Centro Pellas y el Hospital Vivian Pellas salieron a las calles en apoyo a los jóvenes manifestantes.

El lunes 23 de abril se realizó la marcha multitudinaria que contó con la participación de decenas de miles de personas de distintos sectores que marcharon hacia la Upoli, como apoyo moral a ese recinto universitario. El Gobierno ya había invitado a dialogar al Cosep y al cardenal Brenes para ser garante del diálogo. Sin embargo, el Cosep mantuvo su postura de que el diálogo debe incluir representantes de otros sectores, entre ellos, los estudiantes que han liderado las protestas en los últimos días. Y que el diálogo incluya una agenda mucho más amplia que la crisis del INSS. Le hemos planteado al cardenal Brenes y a otros obispos, cuáles son nuestros temas y los actores (que deben participar) y entendemos que la Conferencia Episcopal, si se presentan las condiciones, en el momento en que se presenten, nos van a citar”, dijo José Adán Aguerri, presidente del Cosep a La Prensa en días anteriores.

A la espera del diálogo, algunos jóvenes empresarios declararon tres días de duelo en Nicaragua por las personas fallecidas durante las manifestaciones.


Los vecinos, los barrios y el pueblo


 

Vecinos de los barrios de Managua participaron en los “cacerolazos” convocados por los jóvenes manifestantes. LA PRENSA/ Cortesía de Jorge Mejía Peralta

Los vecinos y el pueblo fueron un apoyo importante durante los días de protestas. Por ejemplo, salieron a las calles a sonar sus cazuelas para denunciar los crímenes cometidos contra los estudiantes y jóvenes.

En los barrios aledaños a la Upoli fueron los vecinos y los estudiantes quienes levantaron las barricadas para impedir el paso de la Policía y las fuerzas de choque. Las personas que viven en las calles aledañas a la universidad se encargan de vigilar y registrar a los vehículos que llegan a dejar víveres a los universitarios. Algunos de ellos también son los encargados de preparar comida y alimentar a los estudiantes que aún se encuentran dentro del recinto universitario, confirmaron los médicos que estuvieron atendiendo a los heridos en la universidad.

Este grupo de médicos que también atendía a los afectados en la iglesia Santa Martha aseguró que la ayuda de los vecinos fue vital para resguardar los víveres que almacenaban en el templo católico. Por ejemplo, una noche que llegaron con la intención de saquear el puesto, y las campanas de la iglesia sonaron, fueron los pobladores vecinos de la zona quienes llegaron a resguardar la iglesia para que nadie sacara nada.

También fueron los vecinos quienes alimentaron a los estudiantes de la Universidad Nacional Agraria cuando los muchachos se enfrentaban a la Policía Nacional. Por otro lado, en un video que se volvió viral en las redes sociales, se ve cómo un vendedor ambulante de agua helada les regalaba las bolsas de agua fresca a los estudiantes de la Universidad Nacional de Ingeniería, cuando estos sufrían por los gases lacrimógenos lanzados por la Policía Nacional.

La noche del sábado 21 de abril y la mañana del domingo 22 de abril, el Gobierno orquestó los saqueos en diferentes establecimientos comerciales para luego culpar a los estudiantes y jóvenes de estos. Sin embargo, los vecinos de los establecimientos salieron con pancartas y banderas a cuidar los centros de comercio para que nadie acusara después a los manifestantes.

Los habitantes de los barrios donde se dieron los enfrentamientos ayudaron a algunos jóvenes heridos y se arriesgaron a grabar como estos eran maltratados y golpeados por la Policía Nacional después de que los capturaban.

Incluso el barrio indígena de Monimbó, histórico en la lucha del Frente Sandinista y donde además murió el hermano menor de los Ortega Saavedra, Camilo, desde el jueves 19 se encuentra en enfrentamientos con la Policía Nacional. Los pobladores se mantienen a pie de lucha e incluso levantaron barricadas para protegerse.


Derechos Humanos


Miembros de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos presenta denuncias por los crímenes cometidos por la Policía Nacional y turbas sandinista. LAPRENSA/ Roberto Fonseca

Los miembros de los diferentes centros de Derechos Humanos han acompañado desde el primer día a los manifestantes, denunciando crímenes de lesa humanidad contra estudiantes por parte de la Policía Nacional. Además, son quienes han acompañado a las familias de los muertos y desaparecidos cuando los cadáveres de estos fueron encontrados en la morgue y entregados a sus familiares.

Un ejemplo de ello ha sido el abogado del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Gonzalo Carrión, quien estuvo el 18 de abril en Camino de Oriente, cuando las turbas sandinistas vapulearon a los protestantes y periodistas que se manifestaban pacíficamente. Ese día, Carrión se enfrentó a los antimotines con “palabras inspiradoras” según describió un usuario en redes sociales. Además, fue él quien junto a otros defensores de derechos humanos, denunció al sistema penitenciario por el abuso de poder que utilizaron con los reos, desde que los detuvieron hasta su liberación.

Marcos Carmona, secretario ejecutivo de la Comisión Permanente de Derechos Humanos, también ha dado seguimiento a los casos de los jóvenes asesinados por la Policía Nacional. Carmona además aseguró que facilitará al cardenal Leopoldo Brenes la información de los 39 muertos que registra la CPDH.

Por otro lado, Álvaro Leiva, secretario ejecutivo de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), la mañana del jueves 26 de abril introdujo en la Fiscalía una denuncia por los crímenes causados a los manifestantes en los últimos días de protestas.


Los que renunciaron al oficialismo


Periodistas y presentadores de canales del oficialismo renunciaron durante los días de protestas. LAPRENSA.

Periodistas y presentadores de televisión reconocidos decidieron renunciar a los canales de televisión comprados por el Gobierno, en los que no se estaba dando cobertura objetiva a las protestas estudiantiles, llamándolos vándalos y pandilleros. “Renuncié al canal porque considero que un medio de comunicación tiene que decir todos los lados de la historia, no solamente estarse enfocando en un solo lado, y no sentí que se estaba haciendo. Para mí lo injusto se tiene que conocer, y no se tiene que tratar de esconder la verdad por muy duro que sea. Emocionalmente no aguantaba esa presión de ver que en el medio donde yo estaba trabajando no se transmitía esa información. Nunca Canal 8 me dijo que yo tenía que hacer un discurso… Yo salí por mi propia decisión”, aseguró Maritza Rivas, quien tenía una semana de laborar en TN8, propiedad de Juan Carlos Ortega Murillo. “Muchas personas dicen que todas las personas que trabajan en los medios institucionales gubernamentales son lamebotas… Hay personas increíbles, eso te lo puedo asegurar”, expresó Rivas. Jaime Ibarra “El Churro Jones”, Cindy Bustamante, Eveling Lambert, Sandra Ardón, Irazema Soza y Stefanía Alemán son los nombres de otras presentadoras que dejaron Canal 8. Franco Espinoza, corresponsal de Jinotega, también abandonó este canal. Miztle Mejía por otro lado dejó el sector de Emprendedores y la Junior Chef Sofía también renunció al canal.

Arnulfo Peralta y Dino Andino, dos reconocidos periodistas de televisión, renunciaron a Canal 2. A ellos se sumó la presentadora Frida Montes. Michelle Lacayo, presentadora de la revista matutina Primera Hora, también renunció al canal. Mario Medrano, periodista de Canal 10, también dejó su trabajo.

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