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Obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, en la curia de ese departamento. LA PRENSA/W. López

Obispo Rolando Álvarez: “La gente pregunta: ¿Qué le pasa a la Policía?”

El obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, considera que al pueblo de Nicaragua solo le quedará la desobediencia civil si el caso de Juan Lanzas queda impune.

Después de años de estar como refugiado en Guatemala, el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, descubrió su vocación religiosa. Tras ser perseguido en los años 80 por ser un líder religioso juvenil, tuvo que salir de Nicaragua para sufrir la miseria de los migrantes.

Álvarez dice que el santo padre, Juan Pablo II, le pidió personalmente ordenarlo sacerdote, pero decidió rechazarlo respetuosamente por tres razones: respetaba al cardenal Obando y Bravo, quien finalmente lo ordenó en 1994 en Managua; quería estar acompañado de su familia y lo quería hacer en su tierra.

Ese apego a su terruño lo ha llevado a recorrer casi todas las 530 comunidades rurales de Matagalpa, en los siete años que lleva de obispo. Este jueves se prepara para ir a visitar a Juan Lanzas, el campesino al que le cortaron las piernas tras sufrir una golpiza policial. En esta entrevista hablamos sobre ese tema y las implicaciones en las violaciones a los derechos humanos; las amenazas de sanciones de Estados Unidos y la corrupción en Nicaragua

A principios de semana, usted calificó el caso de Juan Lanzas como un acto “brutal”, ¿usted cree que la Policía se confundió?

Creo que fue un acto brutal, desmedido, salvaje. Independientemente de que la Policía se haya confundido o no. He dicho que aunque alguien haya sido acusado de un delito, incluso puede estar ya condenado por un delito, pero ningún ser humano, por su dignidad de persona no puede perder los derechos humanos, civiles y políticos. De tal manera que ninguna autoridad pública puede desmedirse, extralimitarse en su facultad, agrediendo, violentando a un ser humano, a una persona.

¿Usted cree que este tipo de acciones son similares a las que hacía la Guardia somocista?

Cada momento histórico tiene sus peculiaridades y yo no voy a hacer ninguna relación sobre el ordenamiento policial o militar anterior o antiguo a lo actual. Lo que veo es que, lamentablemente, las fuerzas que deberían de ser para el orden público, están haciendo, con frecuencia, actos desmedidos, brutales y salvajes contra la población. Y eso desacredita a cualquier institución.

¿Considera que está desacreditada la Policía Nacional?

La Policía se está desacreditando, por supuesto que sí.

Usted que está más cerca del pueblo de Matagalpa, y este hecho ocurrió en esta jurisdicción ¿cuál es el sentir de la población?

Visitando las comunidades cercanas a Cerro Colorado, la gente vecina, me hicieron una pregunta que yo vuelvo a hacérsela a la Policía Nacional: “¿Qué le está pasando a la Policía?”, me preguntaron eso los campesinos. Un cuestionamiento sencillo, pero con la sabiduría popular porque quiere indagar el corazón de una institución, que como dije, se está desacreditando. Y es una pregunta válida.

¿Qué les ha respondido?

Yo no les respondí nada a los campesinos porque los que tienen que responder son las altas autoridades de la Policía. Son ellos los que tienen que respondernos a los nicaragüenses.

El otro tema, además de la impunidad, en este caso de Juan Lanzas son las faltas de condiciones que existen en las cárceles: hacinamiento, insalubridad, desatención a los reos. ¿Qué ha recogido usted sobre este tema?

Aquí está la acción desmedida de la Policía, las faltas de condiciones mínimamente básicas, ambientales de las cárceles de detención y de retención. El hacinamiento, la falta de higiene, la despreocupación de un reo que está enfermo o se está enfermando. Y lo que esto ha manifestado es el desinterés por la humanidad de una persona.


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¿Es suficiente esta reacción de indignación que han manifestado las personas, principalmente a través de redes sociales o debe haber algo más?

A mí me parece que el pueblo de Nicaragua debe levantar su voz y no dejar en la impunidad esta acción ilegítima, y me atrevería a decir, delictiva de la Policía. Aquí no solo está en juego la dignidad de Juan Lanzas, aquí está en juego la dignidad de cualquier nicaragüense. Porque si esto hicieron hoy con él, mañana lo pueden hacer con cualquier otro. Entonces el pueblo de Nicaragua no puede dejar de pasar esto, sin que la Policía tome acciones, medidas correctivas públicas. Pienso que tienen una obligación moral, institucional, jurídica, de expresarle al pueblo, también con humildad, su equivocación.

¿Cuál sería el mensaje que enviaría la Policía si esto queda impune?

Si esto queda impune, la Policía se desacredita completamente. Yo creo que hasta el pueblo de Nicaragua terminaría desobedeciéndole civilmente. No estoy haciendo un llamado a eso, sino que pienso que hasta eso podría llegar a suceder con el pueblo de Nicaragua.

¿Llegar a las armas?

No, no. Desobedecer civilmente. Nosotros, como Iglesia, nunca hablamos de armas.

Obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, en la curia de ese departamento. Foto: LA PRENSA/Wilmer López

Existe un antecedente con lo ocurrido en Rancho Grande hace tres años, en donde la Iglesia se metió a favor del pueblo, y hubo un resultado positivo al no permitir una concesión minera, ¿puede la Iglesia convocar a una acción similar contra los abusos policiales?

En Rancho Grande lo que hicimos fue acompañar al pueblo. Ser pueblo. La Iglesia es pueblo. No somos una institución aparte, ajena, enajenada, alienada. Nosotros somos pueblo. Ahora, como jerarquía estamos con el pueblo, acompañamos al pueblo, queremos caminar con el pueblo. Y en nombre de Dios vamos a seguir haciéndolo. Entonces lo que los obispos de Nicaragua hacemos es llevar siempre la voz del pueblo a los púlpitos. A mí me gusta decir que lo que yo hago en estas entrevistas es únicamente transmitir el sentir de la población, el sentir del campesinado, el sentir del pueblo. Incluso, no es mi palabra individual, como tal, sino transmito lo que el pueblo me dice, lo que me viene a decir en silencio. Lo que me vienen a confiar calladamente.

Sin embargo, entre los obispos hay voces que son más fuertes y otras que casi no se escuchan…

Todos los seres humanos somos diferentes. Y aquí yo me permito decir, por favor, no esperen que los obispos de Nicaragua seamos uniformes porque ni los dedos de la mano son iguales. Cada uno de nosotros es distinto, cada uno tiene su historia, su personalidad, su manera de ser, pero todos vivimos en comunión. Somos verdaderamente amigos. Fíjate que eso no es un discurso demagógico, somos amigos.

¿No hay obispos progobierno y obispos antigobierno?

No, no. Hay ángulos distintos de ver las cosas. Te lo digo porque en nuestras reuniones, en nuestros momentos de fraternidad, ustedes se sorprenderían de lo que hablamos y cómo hablamos. Cada uno, con sus propias palabras, un lenguaje común. No hay obispos progobierno ni antigobierno. No. Somos pastores que estamos acompañando al pueblo y que cada uno tenemos diferentes personalidades.

Las violaciones o abusos policiales ya se han conocido internacionalmente. ¿Cuál cree que debería de ser la reacción de los organismos de derechos humanos internacionales?

Los organismos tienen que venir a Nicaragua. Y deben venir a revisar esta situación y estar permanentes. No solo quedarse con los reportes que les puedan hacer llegar. Que vengan a Nicaragua.

Si usted fuera una fuente que ellos buscaran ¿qué les dijera?

Lo mismo que estoy diciendo aquí. De hecho, pienso que esta entrevista, como tal, será para el que quiera, una fuente de información, para el que quiera, pues.

¿Este tipo de violaciones a los derechos humanos podría incidir en las amenazas de aplicación de sanciones como Nica Act?

Eso no lo sé. Porque yo no soy un analista sociopolítico y no tengo una mentalidad de político. Probablemente esa respuesta podría darla muy bien un analista político o un político.

A propósito de Nica Act, ¿usted está de acuerdo con que se aplique esta ley?

El Nica Act, obviamente, que a los primeros que afectaría sería a los más pobres. Por supuesto que el gran capital se vería afectado pero no como los más pobres, y creo que la respuesta para detener el Nica Act la tiene el gobierno.

Suponiendo que Nica Act sea una ley que va a afectar a los más pobres, entonces ¿estaría de acuerdo que se apliquen sanciones individuales como la Ley Magnitsky que incluyó a Roberto Rivas?

Lo que a mí me parece es que lo que ha sucedido con el magistrado presidente del Consejo Supremo Electoral (Roberto Rivas) es un llamado de atención, de alerta al gobierno. Ya verá el gobierno si lo interpreta o no, si toma medidas correctivas o no, pero es un llamado de atención y de alerta.


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¿Por qué cree que sea un llamado de atención?

Porque es un llamado al gobierno para que rectifique y no hayan otros funcionarios que vayan a ser incluidos en esa lista.

En 2014, a través de la Carta Pastoral, ustedes, los obispos, solicitaron cambios en el Consejo Supremo Electoral, observación electoral, entre otras acciones que no fueron respondidas por el gobierno. Ahora los que las están solicitando son los senadores en Estados Unidos por medio de estas leyes. ¿Cree que el gobierno pueda ceder?

Nosotros en ese documento que le presentamos al gobierno en 2014 realmente transmitimos lo que la población nos decía. Como bien saben los nicaragüenses el gobierno no respondió nunca. Y cuando digo que no respondió, no es que ellos hayan tenido que respondernos a nosotros o que nos hayan tenido que dar otro documento. Sino que no se han visto los cambios institucionales que nosotros en la carta planteamos. Porque de hecho, en esa plática, el presidente y la ahora vicepresidenta nos propusieron que estableciéramos una mesa de diálogo permanente entre la Conferencia Episcopal y el Gobierno con los ministerios del Estado.

¿Esa mesa de diálogo se inició?

Pero es que nosotros no aceptamos. Porque nosotros no somos negociadores políticos. No aceptamos. ¿Y qué te quiero decir con esto? Por un lado el gobierno no ha respondido porque no hubo cambios, pero por otro lado, la llamada oposición aquí en Nicaragua ¿qué es lo que hizo? ¿Qué ha hecho?

¿Se podría decir que no hay oposición en Nicaragua?

No hay oposición en Nicaragua.

¿La corrupción pudo ser el factor principal para deshacer a la oposición?

El papa dice que en América Latina lo que hay es un sistema de corrupción. Eso quiere decir que la corrupción está en todos los niveles en América Latina.

¿En Nicaragua es un problema toral la corrupción?

La corrupción en América Latina ha llegado a ser un sistema.


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Álvarez tiene siete años en el cargo como obispo de Matagalpa. LA PRENSA / Wilmer López

El año pasado usted se subió a los buses a predicar, ¿por qué decidió hacer eso?

Bueno, nosotros todos los noviembres tenemos nuestra asamblea general donde nos reunimos todos los sacerdotes y los líderes representativos de la Iglesia de Matagalpa, del campo y la ciudad, la fuerzas vivas de la Diócesis. Entonces revisamos siempre el trabajo hecho y proyectamos el trabajo a realizar. Y en esa ocasión fue en la asamblea de 2016, los sacerdotes, los campesinos, los líderes nuestros, me propusieron una fiesta misionera, donde fueran convocados todos los cuadros misioneros representativos de todas las parroquias, aquí en la ciudad y evangelizáramos casa a casa, parque a parque, plaza a plaza, calle a calle. Y entonces como parte de esta fiesta misionera, el obispo tenía que hacerlo, no me podía quedar sentado. Me fui con la gente a misionar, todo igual. Entonces me monté a los buses porque ahí está la gente. Donde está la gente, ahí tenemos que llevar el evangelio.

Pero es un poco extraño, porque históricamente ha sido la gente la que busca la Iglesia y no al revés…

Primero, el papa nos ha invitado a ser una Iglesia en salida. Y en segundo lugar, nosotros aquí en Matagalpa estamos invitando a ser una Iglesia de puertas abiertas y misericordiosa, sin discriminación de absolutamente nada. Ni social ni política, ni económica. Ni siquiera de mentalidad de géneros. Iglesia de puertas abiertas. Iglesia misericordiosa. Y además de acoger, como madre, a todo mundo, también va a buscar a las calles a todo mundo.

¿Entonces hay quienes se pueden preguntar si la Iglesia católica ya no tiene el mismo arrastre de antes?

Pero ¿por qué? Más bien si ya no tuviéramos el mismo arrastre, no hubieran venido cuatro mil personas a evangelizar. No se hubiera armado tanto revuelo con que un obispo se subiera a los buses. Además, esto es importante, nosotros no somos proselitistas. El proselitista mide fuerza por cantidad y por esa misma razón busca tener influencias de poder. La Iglesia no crece por proselitismo. Crece por el atractivo del evangelio. Nosotros no somos reactivos, nosotros somos propositivos. No evangelizamos como reacción a que otras personas se puedan llevar a los católicos. No hombre. Perdón la palabra pero eso sería retrógrado: estar evangelizando en pleno siglo XXI por proselitismo y por reacción, está fuera de todo margen de sentido común.


Plano personal

Su nombre completo es Rolando José Álvarez Lagos. Nació en Managua, en 1966. Su papá era de Jinotepe y su mamá de Chinandega. Ambos murieron. Los que quedan vivos son sus tres hermanos mayores.

A los ocho años de edad se vestía con una sotana y simulaba estar ofreciendo una misa. Es amigo de monseñor Abelardo Mata y de los cardenales Leopoldo Brenes y Miguel Obando y Bravo. Aunque le gusta comer casi de todo, desde que cumplió 50 años edad está balanceando las comida. Ha perdido 25 libras de peso, pero asegura estar saludable.

La única objeción que le pone a la comida es que si le van a servir una sopa, siempre tiene que ir acompañada después de un plato fuerte.

Abrió una cuenta de Whatsapp donde tiene 8 mil feligreses.

Entró al Seminario a los 21 años y sus primeros ciclos de estudios filosóficos los realizó en el Seminario Nacional de la Asunción, en Guatemala. Sus primeros años de estudios teológicos los realizó en el Seminario Interdiocesano de Fátima, en Managua. Concluyó Teología y su especialización en Filosofía en Roma. Realizó estudios de especialización en Doctrina Social de la Iglesia en España. Tiene siete años de ser obispo de Matagalpa.


 

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