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Laura Chinchilla, Daniel Ortega

La expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, durante la entrevista con LA PRENSA en su residencia. LA PRENSA/J.BRAVO

Laura Chinchilla: “Nicaragua va a quedar con instituciones más dañadas”

La expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, asegura ser sumamente crítica en la calidad del proceso electoral nicaragüense. En esta entrevista dice que el país está en manos de una personalidad de muy pocas "convicciones democráticas"

La expresidenta Laura Chinchilla Miranda, dedicada ahora a las consultorías internacionales, a la cátedra universitaria en México y Estados Unidos, y a la promoción de la democracia en el hemisferio, tiene una opinión sobre el gobierno de Daniel Ortega (2007-actualidad), al que conoció mientras dirigió Costa Rica entre 2010 y 2014.

“Ustedes comprenderán que la visión que yo pueda tener sobre el gobierno de Daniel Ortega y el tipo de liderazgo que él representa es particularmente fuerte frente a lo que otros puedan pensar de él, por cuanto no es que solamente yo lo he visto operar, es que lo sufrí, sufrí sus agresiones, agresiones al territorio costarricense, agresiones al derecho internacional y agresiones hasta personales”, dice en su residencia.

Recientemente criticó al magistrado electoral de Nicaragua, Roberto Rivas. Chinchilla es integrante de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), un foro internacional no gubernamental que integran 37 ex jefes de Estado y ha dirigido misiones de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Estados Unidos y México, y este año hará lo mismo en Paraguay.

En Nicaragua hay desencanto con la observación de la OEA en las elecciones municipales celebradas en noviembre pasado.

Soy sumamente crítica de la calidad del proceso electoral nicaragüense, hubo ya en el pasado informes muy duros tanto de observadores de la Unión Europea y la OEA que calificaron esos procesos como amañados.

De hecho en las últimas elecciones nacionales (2016) ni siquiera hubo presencia de observadores internacionales. Sin embargo, creo que en las últimas elecciones de alcaldes el gobierno de Ortega actuó con habilidad al adelantarse reconociendo que el sistema tenía sus fallas, aceptando una mesa de trabajo con un calendario para arreglar los problemas electorales.
Para mi gusto, debieron haberse exigido los correctivos antes de ese proceso electoral, pero no sucedió así.

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“No fue observación”

También tengo que señalar que en realidad lo que hubo ahí no fue estrictamente hablando una observación electoral de la OEA. Hubo presencia de la OEA, representantes de la Secretaría, pero no hubo una misión de observación para las elecciones municipales, lo cual en el fondo (el informe) sigue diciendo que se mantienen las reservas sobre el sistema electoral nicaragüense y se está atendiendo en esta mesa de trabajo. Tarde que temprano se pondrá en evidencia el gobierno de Ortega, de si efectivamente se van aplicar o no las reformas electorales que se le van a exigir.

Opositores nicaragüenses perciben un trato preferencial del secretario general de la OEA, Luis Almagro, con Ortega, ¿qué piensa usted?

No puedo hablar obviamente por Almagro, no me atrevería hacerlo por el respeto que le tengo y porque tampoco es un tema que yo he tratado por lo menos a profundidad con él. En su momento hemos hablado de los temas de la región y Nicaragua está incluida.

Creo que no es una actitud de indiferencia, ha sido una actitud de preocupación sobre lo que ahí acontece, donde él accedió a abrir esta mesa de trabajo y habrá que mirar hacia donde llega. Creo que si la oposición en Nicaragua no mantiene una posición beligerante sobre los avances que vayan teniendo o lo que no se logre, creo que puede quedar en el ambiente la sensación de que las cosas caminan mejor.

“Los procesos internos son insustituibles”

Siento que por más que en algún momento un organismo internacional esté dispuesto a observar, a fiscalizar, a servir de intermediario en procesos de diálogo, en el fondo los procesos internos son insustituibles.

No podemos esperar de Almagro aquello que la misma oposición no puede ser capaz en su momento de presentar con fuerza, como incumplimientos, como faltantes, y yo confío en que esa oposición en vez de debilitarse en Nicaragua, hacia adelante se siga fortaleciendo.

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Conociendo a Ortega, ¿llegará a buen puerto el diálogo con OEA?

El problema es que estamos a muchos años de las próximas elecciones en Nicaragua. Siento que los grupos de convicción democrática en Nicaragua deben procurar orientar los esfuerzos de la comunidad internacional, como la OEA, no solamente a exigir garantías para las próximas elecciones de 2021, sino la garantía de la democracia con mejores estándares.

“La libertad de prensa”

Me refiero por ejemplo a las dificultades que siguen teniendo en Nicaragua para garantizar un régimen de libertad de prensa como debe ser, me refiero a las dificultades que siguen teniendo las personas que difieren del gobierno para que se respete el derecho a la protesta sin que se les responda con violencia o con agresión. Estoy segura de que el secretario general no podrá poner oídos sordos a ese otro tipo de demandas que no son exclusivamente propios del objetivo central de la mesa de trabajo, que es la depuración del proceso electoral.

¿Cómo se ve desde afuera hoy a Daniel Ortega y su gobierno?

No me cabe la menor duda que Nicaragua está en manos de una personalidad de muy pocas convicciones democráticas, de muy bajos estándares éticos, sin ningún tipo de escrúpulos, dispuesto a manipular cualquier instrumento que tenga a su haber con tal de conseguir sus objetivos. Eso lo hace una persona peligrosa, poco confiable y desde el punto de vista de los intereses a largo plazo de Nicaragua, ciertamente no es lo que Nicaragua necesita.

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Tenemos que reconocer que su habilidad le ha permitido, a diferencia del primer período de gobierno que él tuvo (1984-1990), mantenerse con mayores niveles de legitimidad porque ha sido capaz de hacer tres cosas importantes para mantenerse en el poder: primero una alianza con sectores del capital nicaragüense, en segundo término ha logrado satisfacer algunos de los objetivos desde el punto de vista de seguridad nacional con Estados Unidos a través de su alianza de trabajo y relación con el Comando Sur, y en tercer término no solo la economía le ha respondido sino que los recursos que pudo utilizar para la política social, provenientes del Alba, constituyeron un gran empuje en el apoyo popular que él ha logrado sostener.

Y esos tres elementos se han alineado, pero el gran costo que ha pagado la población nicaragüense por esa relativa estabilidad será una factura muy costosa de pagar en el mediano y largo plazo, porque Nicaragua va a quedar con las instituciones mucho más dañadas de lo que estaban en el pasado.

¿Son necesarias las sanciones norteamericanas contra Ortega para que en Nicaragua avance en ese diálogo con la OEA?

Estoy convencida que con el tipo de gobierno como el que en este momento encabeza Daniel Ortega en Nicaragua, si no existe en una mano la posición fuerte y dura de la amenaza de la sanción, me parece muy difícil que haya cambios.

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