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PJChC: el ciudadano y padre ejemplar (1)

En la víspera de conmemorarse ayer 10 de enero el 39 aniversario del asesinato de mi padre, estuve recordando algunos aspectos y facetas de su vida poco conocidas

En la víspera de conmemorarse ayer 10 de enero el 39 aniversario del asesinato de mi padre, estuve recordando algunos aspectos y facetas de su vida poco conocidas, porque de la parte política se han abundado artículos y es la más conocida, aunque su legado político siempre tendrá vigencia en Nicaragua hasta que se cumpla su profecía: “Nicaragua volverá a ser República”.

Lo primero que he reflexionado, es que ya he vivido más tiempo, 39 años de mi vida, sin mi padre, contra 27 que tuve la dicha de compartir con él antes que las balas asesinas le segaran prematuramente la vida a los 53 años.

Comenzaré narrando un hecho totalmente desconocido de su faceta como ciudadano. En el 2004, cuando yo era candidato a alcalde de Managua, la señora Ligia Avilés, entonces convencional suplente del Distrito V del PLC, me contó durante una reunión la siguiente historia inédita que nos debe de enorgullecer a todos los familiares de mi padre, visto ya no como el político, el mártir y héroe nacional, sino como el héroe cotidiano, el ciudadano.

“¿Tu papá tenía un Volkswagen blanco, verdad?” “Sí, le respondí…” “Te voy a contar algo —me dijo doña Ligia—, un día, allá a finales de los años 60 o principios de los 70, mi hermana Margarita que entonces tenía 12 años iba caminando por una calle del barrio Santo Domingo, cerca de donde vivíamos”.

“Entonces tres hombres trataron de secuestrarla para violarla y cuando eso ocurría pasaba un Volkswagen blanco que se detuvo. De él bajó tu papá, quien al ver lo que ocurría forcejeó con los tres hombres y sacó una pistola amenazándolos con dispararles si no soltaban a mi hermanita”.

“Los tres hombres huyeron, tu padre rescató a mi hermanita, la montó al carro y la llevó a mi casa. ¿Cómo no voy a estar agradecida yo con Pedro Joaquín Chamorro? ¿Qué persona hoy en día se baja de un carro al ver una escena similar y se enfrenta a tres hombres por rescatar a una niña desconocida?”

Decía mi padre que para realizarse plenamente en la vida un hombre debe de hacer tres cosas: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Él ya había logrado hacer las tres con creces: el árbol es la herencia del hombre a la naturaleza, el hijo es la herencia genética en este mundo y el libro es la herencia del intelecto.

En el jardín de su casa mi padre cultivaba con esmero admirable dos parras de uvas: una de uvas verdes y otra de uvas moradas que dieron sus frutos de la tierra en forma extraordinaria, los racimos eran hermosos y cuando los murciélagos comenzaron a banquetearse con las uvas, mi padre mandó a cubrir cada uno con un “mosquitero”.

Llegó la Navidad de 1977, que sería su última Navidad. En aquel ventoso diciembre ocurrieron varios eventos extraordinarios para mí. Mi padre repartió las uvas junto con los regalos a toda su familia, escogiendo los racimos más hermosos para sus hermanos y hasta nos dio a probar un vino casero que había hecho con las uvas en una pequeña barrica de roble que llamó “Habanero Pedro”, sabía terrible aquel vino, pero por su esfuerzo y tenacidad, al probarlo yo le di un cien.

Fue en los primeros días de aquel diciembre o fines del año, que mi padre decidió finalmente cambiar su Volkswagen, que ya no era el blanco, por un carro más fuerte, como un Mercedes, me dijo para que lo asesorara, pero que no fuera de esa marca porque es la que distribuía Somoza. Fue así cuando lo llevé a ver la novedosa marca SAAB, que distribuía entonces la opositora familia Baltodano en la CISA.

“Dr. Chamorro le dijo el gerente Gerarld Horvilleur, aquí están las llaves, vaya a probarlo”… A regañadientes, mi padre accedió, pero solo a dar una vuelta dentro de la CISA. Apenas regresó, admirado por la fortaleza del auto sueco, sonrió complacido y me dijo: “Se siente como un tanque, lo compro”. Fue así como mi padre salió manejando de la CISA aquel SAAB café, que por aquellas vueltas de la vida, fue donde dio su último aliento aquel trágico 10 de enero de 1978 e iba a estar en todas las primeras páginas del mundo. (Ver segunda entrega el próximo miércoles).

El autor es periodista y ex ministro de turismo.

Columna del día Pedro Joaquín Chamorro PJCHC archivo

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