Daniel Ortega se asume y se reivindica como un líder de izquierda que trabaja por convicciones progresistas, pero sus políticas de gobierno manifiestan lo contrario. Nicaragua está habituada a escuchar y vivir discursos que se solidifican en memorias de los años posteriores a la revolución de 1979, pero ¿realmente el presidente inconstitucional actúa bajo ideas y acciones que puedan llamarse de izquierda?
Tres excamaradas de Daniel Ortega se encargan de perfilar al hombre fuerte de Nicaragua que aspira a la reelección presidencial y que fue el mimado de la izquierda latinoamericana en los ochentas.
Henry Ruiz, comunista confeso, exmiembro de la dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y considerado en los ochentas la reserva moral de la revolución, quien conoce a Ortega desde muy joven considera que es “un hombre de derecha, que se consolida cada día como un tránsfuga de izquierda”.
Asimismo, Hugo Torres, retirado militar y diputado del Parlamento Centroamericano, afirma que Ortega “es tan de derecha, como cualquier otro régimen que se preocupa únicamente por mantener un determinado nivel democrático, pero ni siquiera a eso llega. Es un régimen autoritario, totalitario y dictatorial, independiente del calificativo que se quiera poner de izquierda o progresista o socialista, cristiano y solidario, es un régimen dictatorial”.
NINGUNA POLÍTICA PROGRESISTA
El sociólogo y analista político, Oscar René Vargas, dice que no se puede hablar de desarrollo de políticas bajo corrientes de izquierda o progresistas porque “primero hay que partir que no hay un gobierno de izquierda, todas la políticas públicas que implementa (Ortega) refuerza unas políticas neoliberales que favorece al gran capital y no a la posición de izquierda ni progresista” además, “desde el momento en que el gobierno votó para penalizar el aborto terapéutico no podemos llamarle un gobierno progresista”.
“En una concepción atrasada, absurda, de lo que llaman ser de izquierda. No pasa del discurso, todas sus prácticas es la de un régimen corrupto, es la de un régimen que cree que porque da algunas limosnas a un sector de la población, con el chanchito, con la vaquita, con unas láminas de zinc, está siendo un gobierno que está aplicando la justicia social” explica Torres Jiménez.
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Para Henry Ruiz, “lo que Daniel Ortega hace es una política de regalar una gallinita, un chanchito, pero eso es populismo y el populismo no es de izquierda. El populismo no es más que una expresión de la derecha y esas políticas no son políticas sociales ni revolucionarias”.
Torres Jiménez, agrega que si de verdad fuera de izquierda “no hubiera entregado la soberanía del país a Wang Jing, a través de la Ley 840, la más entreguistas de todas las leyes de Nicaragua; estuviera atendiendo a los afectados con insuficiencia renal crónica; estaría atendiendo a más de un millón de nicaragüenses que han tenido que migrar a lo largo de estos años, si fuera un gobierno progresista no le estuviera negando a Nicaragua la posibilidad de elegir a sus autoridades, regionales, municipales y del Parlacen”.
LO QUE FALTA A DANIEL ORTEGA PARA SER DE IZQUIERDA, SEGÚN LOS EXCAMARADAS
1. Ser honrado, respetuoso de las leyes, priorizar en el Presupuesto la educación para darle mejores salarios a los profesores.
2. Proteger a las mujeres que siguen siendo víctimas del femicidio.
3. No violar los derechos humanos.
4. Impulsar reformas agrarias más favorables para el campesino.