Un estudio reciente realizado por un equipo de investigación formado por exalumnos de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) reveló que 7 a 8 de cada 10 mujeres nicaragüenses “sufren violencia reiterada, sea física o psicológica de parte de sus parejas”.
Muchas mujeres que sufren violencia no denuncian por no acudir a las consejeras en sus barrios o si lo hacen, sus casos, aunque ameritan una investigación policial, son resueltos por las delegadas del Ministerio de la Familia (Mifamilia) en contra de los intereses de las víctimas, quienes son obligadas a “arreglarse” con el agresor, manifestó Munguía.
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La directora de los centros de atención Acción Ya, Martha Munguía, coincidió con las afirmaciones del estudio, pues dijo que en años anteriores las organizaciones de mujeres han realizado observaciones similares, que les ha llevado a concluir que la mitad de la población femenina en el país ha sufrido violencia.
“Si en Nicaragua habemos 2.5 millones de mujeres, estarían indicando (en el estudio antes citado) que la población que sufre violencia es un millón. Es un aproximado de estudios hechos sobre la población afectada y sus familiares”, indicó Munguía.
El doctor Nasere Habed López, decano emérito del departamento de Psicología de la UNAN-Managua, encabezó el equipo y confirmó que una de las causas más importantes de la violencia de género es la sumisión afectiva de la mujer.
“Sumisión que a su vez es el factor de mayor peso en la impunidad del hombre que maltrata a su mujer”, señala el especialista, tras apuntar: “Entendemos por dependencia emocional el apego o sometimiento afectivo de una persona a otra, de la cual no puede prescindir aun cuando la maltrate, por temor a quedar sin su compañía y abandonada a su propia suerte”.
El experto señala que la dependencia emocional en la mujer ocurre cuando en un ambiente familiar la niña se siente postergada, irrespetada, discriminada, atemorizada. Y con su dependencia, la mujer busca una base segura de apoyo en una pareja que percibe como capaz de brindarle protección y seguridad.
“Este círculo trágico solo se rompe cuando la mujer es capaz de comprender que la sumisión irracional, antes que favorecer el amor de su pareja, provoca un efecto opuesto: el desprecio y pérdida de cariño del hombre”, sostiene el especialista.
“Estamos conscientes de que hay muchas mujeres que ocultan la violencia y otras que la niegan, que siendo víctimas de violencia o habiendo sido víctimas de violencia no identifican la violencia y la niegan”, explica por su parte Munguía.
Pese a la situación de violencia existente en el país, Munguía refiere que ha disminuido la afluencia de las víctimas a los centros que dirigen las organizaciones de mujeres, porque también ha disminuido la capacidad para captarlas.
Además, con las reformas a la Ley 779, Ley Contra la Violencia Hacia la Mujer, a través de un decreto presidencial —que las organizaciones lo califican de inconstitucional—, las Comisarías de la Mujer han dejado de referir a las víctimas a los centros de atención de las organizaciones de mujeres. Munguía estimó que hay una falsa disminución de la violencia contra las mujeres en el país, pues está “solapada” o “silenciada” por la actuación del Estado.