Un hombre compró un día un sombrero. Se lo puso y se sintió importante. Se lo quitó y volvió a sentirse insignificante. Regresó a la tienda y le dijo a Joaquín dueño de la tienda: Ya no quiero este sombrero. Este le contestó, pero por qué. Vea señor, mucho me calienta me la cabeza con tonterías. Y no lo compró.
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