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Tatiana Rothschuh y Rezaye Álvarez M.
En una manifestación de protesta contra la supuesta construcción del Canal Interoceánico, campesinos no identificados de San Miguelito, Río San Juan, arrancaron y lanzaron al otro lado de la trocha, el mojón número 14, uno de los que traza la ruta número 4.
Mientras el mojón 12, situado en el embarcadero de El Roble fue lacerado en un intento por destruirlo.
El mojón 14 está ubicado entre el poblado de El Fajardo y el Dorado III y fue sembrado en tierra con cemento y piedrín por los chinos de la consultora Enviromental Resources Management (ERM), en los últimos meses del pasado año, a orillas de la trocha que conduce desde El Tule a varios caseríos que serían impactados por el Canal.
“¿Qué Canal? ¡Qué me importa! A mí me cuesta la tierra, me ha costado toda una vida de trabajo, aquí Daniel Ortega no me ha dado un pedazo para hacer lo que quiera con mi propiedad, a mí no me vengan a preguntar porque después van a decir allá que los campesinos estamos conscientes, ni a la alcaldesa le hemos visto la cara por aquí”, expresó Leiva.
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Desde la aprobación de la Ley 840 hubo manifestaciones de descontento por las expropiaciones, que fueron manifiestas a través de recursos parciales por inconstitucionalidad que presentó el Cosep y el Territorio Indígena Rama-Kriol.
Si bien la decisión de aceptar la ruta 4 fue tomada en solo dos horas por los miembros de la Comisión del Gran Canal, desde el 21 hasta el 30 de julio se realizarán “consultas públicas” en San Miguelito, Nueva Guinea, Polo de Desarrollo Punta Gorda, Rivas, isla de Ometepe y Managua; las “consultas” estarán abiertas al público desde las 9:00 a.m. hasta la 1:00 p.m., según informó HKND Group .
RECORRIDO POR LA RUTA
El equipo de LA PRENSA realizó la búsqueda de los mojones entre la vegetación, mientras recorría parte de la ruta del Canal.
En nuestra travesía, partiendo de El Tule por la hilera de comunidades de Quebrada Seca, el Palmichal, Los Raizones, El Roble, El Congo, El Cojo, el Dorado I, II y III y el Fajardo, productores y pobladores expresaron su indignación por no ser tomados en cuenta y de haberse enterado por los medios de comunicación que “el Canal se tragará los caseríos, escuelas, puestos de salud, capillas y la tierra que es nuestra razón de vivir”.
Expropiación y confiscación son las palabras que repiten como un mal presagio si les pagan las propiedades a precio catastral —según dicen haber escuchado— y recuerdan la guerra cruel de los ochenta, que les condujo a alzarse en armas.
“Nuestra forma de vida ha sido cultivar la tierra. No estamos dispuestos a negociar la tierra que es de nuestra mujer, nuestros hijos, no creemos en el Gobierno, ni empresas, mucho engaño al pueblo y no vamos a aceptar bonos o que nos van a pagar dentro de dos o seis meses”, dijo el productor Pablo Ramos Duarte, de la comarca La Florida, quien señala que por ese caserío de unas 120 viviendas se dice que pasará el Canal.
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