SAN SALVADOR/AFP
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Luis Quinteros, de 21 años, es un pandillero del Barrio 18 que, junto a otra veintena de sus compañeros, fue contratado a pedido de la Alcaldía por una empresa constructora para pavimentar unas calles.
“Cualquier gobierno que llegue va a ser la misma onda, siempre va a haber represión contra nosotros, y lo único que quisiéramos es que nos den trabajo, así no jodemos (molestamos) a nadie, así de fácil”, afirmó Quinteros mientras palea una mezcla de concreto.
Por el trabajo, de carácter temporal, los pandilleros reciben 260 dólares al mes.
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Hace mes y medio, Norma Rodríguez, de 42 años, tuvo que cerrar la pequeña panadería con que mantenía sola a sus tres hijos en una barriada de San Salvador para huir de la extorsión de las pandillas. Hoy habita otro barrio donde sobrevive vendiendo cosméticos por catálogo.
Ante las elecciones presidenciales que se celebran el domingo 2 de febrero, ella tiene el deseo de que “llegue al gobierno alguien que acabe con esto”, expresó. “Si no pagás la renta (extorsión), te vas de tu casa o te morís”, fue la amenaza que recibió Norma de boca de un pandillero en su casa en Mejicanos, en la periferia norte de San Salvador.
“Los de la (Mara) Salvatrucha me pidieron 400 dólares de renta porque tenía la panadería y decían que yo tenía pisto (dinero), pero les expliqué casi llorando que no tenía esa cantidad y entonces un líder de ellos me obligó a que les diera lo que podía que eran 80 dólares”, narró esta afanada madre y trabajadora.
La mujer, delgada y de vibrantes ojos color miel, aprendió de su madre —ya fallecida— el oficio de la panadería, con el cual sostenía a sus hijos de 13, 9 y 7 años.
“Cuando me rentearon (extorsionaron) sentí frío, casi me desmayo del susto”, afirmó Norma, a quien el solo recuerdo de aquel momento hace que le salten las lágrimas.
VIVIR CON EL MIEDO
Según las encuestas, el principal problema de los salvadoreños es la violencia ejercida por las pandillas, y ese es uno de los retos que esperan de quien resulte electo en los comicios o en un balotaje en marzo si ninguno de los candidatos alcanza el 50 por ciento más uno de los votos el domingo.
Omar Solano, de 52 años, tiene una pequeña empresa de transporte colectivo en Mejicanos, y también ha sido víctima de las extorsiones. Omar paga 50 dólares semanales a la Mara Salvatrucha, a cambio de que no atenten contra su vida.
“Yo les pago obligado, el bus es mi machete de trabajo”, manifestó Solano, quien está convencido de que “hay que parar a esos muchachos por las buenas o por las malas”.
Para afrontar el problema de las pandillas, el candidato presidencial del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, en el gobierno), Salvador Sánchez Cerén, ha prometido programas de reinserción, pero también la aplicación de la ley para los pandilleros que continúen delinquiendo.
Desde marzo de 2012, las pandillas mantienen una tregua que ha permitido bajar los homicidios de un promedio de 14 a 6.8 a diario, según cifras oficiales. Sin embargo, las extorsiones a pequeños empresarios como buseros y comerciantes, y a ciudadanos en general, no han cesado, lo que hace dudar a muchos de la sinceridad de la tregua.
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