Para Nicaragua, que ha sido subcampeona mundial, medallista de plata panamericana y hasta cuarto lugar en Juegos Olímpicos, la presea centroamericana de beisbol, podría ser la menos importante a la que podría aspirar.
Pero esa medalla podría ser también, la única que podría atrapar en este nuevo contexto del beisbol mundial, el que relegó la pelota nica a la periferia, mientras la convertía en espectador de los eventos de calibre.
Nicaragua prepara a una tropa muy competitiva para los juegos de San José, donde como de costumbre, su gran oponente será Panamá, sin subestimar a los ticos que tienen a cubanos y dominicanos en su beisbol.
En otras épocas, se ha ido a los Centroamericanos con equipos jóvenes o tropas de segundo nivel, porque suele verse con menosprecio esa presea, sin embargo, ahora se estructura un buen plantel, con aspiración al oro.
¿Y para qué sirve ese oro? Sirve para mejorar la autoestima del beisbol nacional, que no ha lucido nada bien a nivel mayor en sus últimos torneos. Y si no se gana esa medalla, no hay otra a la que se pueda aspirar con chance.
Además, que si tenemos pretensiones de reingresar a la esfera de equipos competitivos, hay que comenzar por dominar en la casa y en el vecindario. Pero no es fácil. Panamá tiene mejor beisbol.
Nicaragua ha dominado la región y más allá en beisbol menor y hasta se capturó oro en la categoría mayor en la Serie de las Américas, pero si se desea restablecer el prestigio del beisbol nica, San José es el punto de partida.
Hay que buscar ese oro.
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