IRENE LÓPEZ
La marimba constituyen un importante patrimonio cultural a disposición de quien se interese por cuidarla y cultivarla.
Los grupos de proyección artística o ballet folclóricos se preocupan solamente por presentar un espectáculo que compita con los otros grupos, no les interesa ser originales. No son creativos pues copian las ideas y creaciones de otros. Es así que con mucho pesar hemos visto nuestro Solar de Monimbó vestido de mexicano en una copia fiel del Ballet Folclórico de México (Amalia Hernández). A veces nos es difícil reconocer como nuestros los diseños de los trajes, tanto de mujeres como de hombres.
El lenguaje corporal del hombre insinuante y sugestivo ha sido desterrado. Se ha borrado de un golpe ese rico lenguaje que ha venido pasando de una generación a otra. Los movimientos de brazos y manos del varón se han venido estilizando, “baletizando” , se va borrando, la fuerza interpretativa del varón, su vistosidad, adornos y piquetes. El galanteo, insistente y caballeroso ante su pareja de baile ha desaparecido casi totalmente. Sus movimientos se han vuelto acrobáticos, robotizados y de pantomima.
Igualmente los ademanes de las mujeres carecen del lenguaje gestual. Estos se han vuelto inexpresivos. Al manejo de la falda le han agregado movimientos circulares, batidos y azotados. La hechura de los trajes y los diseños del encintado en faldas y blusas son iguales a los mexicanos y mucho más cargados. Son tan largas y anchas como las colombianas o panameñas. Quizás lo que se pretende es esconder los errores que cometen con los pasos.
El adecuado movimiento de la falda es de suma importancia pues, además de ser un elemento de identidad, participa activamente de la danza, con un propósito, una razón: reforzar el habla del cuerpo y transmitir junto con los ademanes y gestos: imágenes, sentimientos e identidad.
Todas estas deformaciones van siendo trasladadas a las nuevas generaciones: por las puestas en escena en el teatro, por los diversos medios de comunicación y fundamentalmente por la gran cantidad de “Profesores” que de manera empírica, imparten clases de danza folclórica en los distintos colegios del país sin ninguna preparación adecuada.
Es por eso que consideramos urgente, la capacitación progresiva y sistemática, o la profesionalización y formación danzaria y docente, para el perfeccionamiento de las nuevas generaciones de docentes en el hermoso arte de la danza folclórica nacional.
Es importante también insistir en la renovación del artista, hay que reinventarse. Los ballet folclóricos están estancados, solo cambian los colores y adornos en los trajes, se han quedado plagiando las ideas y creaciones de otros nacionales y extranjeros. El público percibe todo esto.
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