Los seres humanos no estamos programados para aprender a leer y escribir solos. Podemos aprender a hablar pues esa habilidad ya está codificada en nuestro cerebro, pero para que un niño lea comprensivamente y se exprese por escrito, necesita de buenos maestros que sean capaces de motivarles a leer, y cree en el aula el ambiente indicado para enamorar a los niños en esta tarea. Un ambiente lector precisa de libros apropiados para cada edad. Un buen libro para primer grado, debe tener palabras simples de uso común y preferiblemente de no más de dos sílabas, muchas ilustraciones, y letras grandes. El ojo infantil necesita ser atraído por imágenes bonitas y coloridas, el niño aprende mejor si la lectura se parece más a un juego que a una lección.
En Nicaragua, desgraciadamente, la mayoría de las escuelas rurales y las urbanas marginales, carecen de libros infantiles para que los niños de preescolar, primero y segundo grado se familiaricen con el lenguaje escrito y se enamoren de la lectura.
Muchos niños que se matriculan en primer grado lo hacen sin haber visto nunca un rótulo de carretera, o una revista por vivir en comunidades aisladas y en hogares carentes de libros y periódicos, y también sin haber tenido oportunidad de ir a preescolar. Por ello, al entrar a la escuela la palabra escrita es casi desconocida para niños de hogares pobres cuyos padres tienen baja escolaridad y pocos recursos para adquirir libros. Como ejemplo, un 71 por ciento de los estudiantes de hogares no pobres tiene libros en casa, pero solo un 26 por ciento cuenta con libros entre los estudiantes de hogares en pobreza.
Aprender a leer y escribir exige de muchas oportunidades para leer, en voz alta, en silencio, en pareja y esto pasa por disponer de suficientes libros. Los niños que no tienen a su disposición libros divertidos y motivadores, se arriesgan a tomar la lectura como una medicina desagradable y luego tienen dificultades para aprender a leer, tendiendo a fracasar en la escuela. Ese fracaso inicial los puede convertir más tarde en analfabetas, limitándoles el ejercicio pleno de sus derechos, y el acceso a un trabajo dignamente remunerado.
Por ello, las 21 organizaciones de la sociedad civil y fundaciones de la empresa privada que desde hace tres años trabajamos en la campaña Todos a Leer para mejorar la lectura y los hábitos lectores entre los niños de primer grado. Queremos en 2012 contribuir a dotar escuelas rurales y de escasos recursos con libros de cuentos, para ofrecer a sus estudiantes mejores oportunidades de aprender a leer. Por ello instamos a los nicaragüenses conscientes a que apoyen el librotón que estamos iniciando el presente mes.
Todos podemos aportar para que en escuelas pobres y aisladas haya más libros. Entre el 3 y 13 de septiembre estaremos recogiendo libros de cuentos infantiles en la UAM. Si cada uno donamos un libro de cuento nuevo o usado en buen estado apoyaremos a muchas escuelas y niños de limitados recursos. El Comité Todos a Leer hará llegar estos libros solo a escuelas que carecen de libros.
Ofrezcámosle a estos niños las oportunidades que no les puede dar su familia. García Lorca en un discurso bien lo dijo: “Debe darnos más lástima alguien que quiere saber y no puede, que un hambriento, pues quien tiene hambre puede conseguir una fruta o un pan para comer, pero quien quiere aprender necesita LIBROS” . La autora es educadora
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