Querida Nicaragua: Es bien fácil prometer lo que no se va a cumplir. Entre todas las cosas que ofreció don Daniel hay unas que no son nada nuevo como repartir láminas de zinc entre sus partidarios, sobre todo en las localidades donde la alianza PLI ha realizado sus concentraciones. Exactamente el día y la hora en que la alianza tiene programada su concentración, aparecen dos o tres camiones cargados de láminas de zinc para que la gente no asista al acto político de su único adversario.
Don Daniel ofreció en su programa más de lo mismo: los bonos, las casitas, los chanchitos, la usura cero, etcétera, etcétera.
Todo esto gracias a la colaboración de su amigo el presidente Chávez de Venezuela. Y la gente se pregunta, ¿qué pasaría si por alguna circunstancia el presidente Chávez tuviera que dejar el poder y Venezuela cambiara de mandatario? ¿qué pasaría si el nuevo gobierno venezolano decidiera terminar con el delirante socialismo del siglo XXI?
Pero no seamos pesimistas ni pregoneros de desgracias y digamos que todo va a continuar igual y que Nicaragua, con don Daniel, seguirá en este ritmo que le permite conquistar adeptos por una parte, mantener funcionarios bien abastecidos en todos los poderes del Estado y seguir chantajeando con la espada de Damocles de una justicia manejable a otros, supongamos que todo sigue igual y seguimos recibiendo más de lo mismo.
Don Daniel en su campaña no ofreció lo principal que es recomponer la institucionalidad de la nación que él mismo ha destruido. No ofreció algo elemental de todo candidato como es el respeto a la Constitución de la República y a las leyes en general. No ofreció legalizar la situación de los veintiséis funcionarios que actualmente se desempeñan de facto, por el puro capricho del señor presidente. No ofreció el Estado de Derecho, que es vital para los ciudadanos de la nación.
Tampoco ofreció no cometer más abusos con los empleados públicos a quienes obliga a “rotondear” agitando banderitas de su partido, bajo la amenaza de echarlos de su puesto. Tampoco dijo nada sobre el nuevo asedio que sufre el diario LA PRENSA, cuando sus portones se ven bloqueados por sus exprestadores de servicios y la Policía Nacional, incluida naturalmente la primera comisionada doña Aminta, no le prestan protección al Diario. Tampoco dijo nada acerca del oscuro crimen del padre Pupiro que ha conmovido a todo el pueblo de La Concha y a toda la sociedad nicaragüense, mientras la Policía nos cuenta una novela de suspenso y de terror que no convence a nadie.
Hubo tres ofrecimientos del señor presidente, que de no ser tan trágicos, moverían a risa. Dijo que en su próximo gobierno respetaría la vida, la libertad y la dignidad.
Y yo me pregunto. ¿Y si en cinco años que tiene de gobernar no ha respetado estas esenciales virtudes de una democracia, porqué ahora habría de respetarlas?
En el caso del diario LA PRENSA se están violando el derecho a la libre movilización, el derecho a la propiedad privada y sobre todo el derecho sagrado de la libertad de expresión. En cuanto a la dignidad, queda dicha la forma indigna en que usa a los empleados públicos.
El autor es director general de Radio Corporación.