Por Elízabeth Romero
A las huellas de tortura que presentaba el cuerpo del sacerdote Marlon Ernesto Pupiro, se suma un balazo en la parte posterior de la cabeza. Fuentes extraoficiales estiman que pudo emplearse un arma de fuego calibre 22.
La versión habría sido revelada por el Instituto de Medicina Legal (IML) en el informe preliminar, dirigido a las autoridades policiales.
Blandón llegó el sábado en la noche a su casa. El domingo se fue temprano supuestamente a La Borgoña, se vistió “como mesero”. Regresó esa noche para luego salir el martes sin retornar.
“Otra vez está fregando el viejo”, aseguró Blandón a su esposa como un pretexto para no retornar a la casa el martes, después que habían salido con intención de visitar a su familia y a comprar al supermercado.
Desde ese momento Barberena afirmó que no ha visto a Blandón, quien solo trató de comunicarse telefónicamente con ella, al realizar una llamada a un teléfono celular de la familia la tarde del miércoles.
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El orificio del disparo fue identificado cuando revisaron el cuerpo en el instituto. El vocero policial, comisionado mayor Fernando Borge, siguió ayer sin revelar detalles del mismo.
Según la fuente, el disparo lo habrían hecho cuando el cuerpo ya estaba envuelto en la colchoneta y en una bolsa plástica negra, como fue lanzado en la Carretera Vieja a León.
Al presentar una fotografía de Yasker Blandón Tórrez, de 34 años, a quien identificó como sospechoso del crimen, Borge habló de avances en el caso. Es el mismo del identikit de la persona que fue circulada el martes.
Yohana Barberena, esposa del sospechoso, alegó a la Policía que no le encuentra parecido. Su cónyuge tiene como seña particular un lunar en el rostro. El sospechoso es un mesero del centro recreativo La Borgoña, que habría atendido a la víctima la madrugada del sábado. Ahora es buscado a nivel nacional y será circulado en nota roja a través de la Policía Internacional (Interpol), indicó Borge.
Fuentes extraoficiales advirtieron que las presunciones sobre Blandón están fundamentadas únicamente en comentarios, pero no hay pruebas concretas. En el lugar del hallazgo del cuerpo únicamente encontraron un envase de agua purificada y de cerveza y una caja de fósforo. Pero el sitio es un basurero.
Ayer centenares de personas dieron el “último adiós” al párroco asesinado.
(Colaboración de Juan Carlos Tijerino y Tania Sirias).
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