Las amenazas que hicieron los trabajadores de la Alcaldía de Managua (Alma) de utilizar palas mecánicas y demoler los escombros aunque permanecieran personas adentro, obligaron a 40 familias a salir de sus humildes viviendas la mañana de ayer.
La única que se quedó fue Hilda Rosa Zúñiga, quien evitó llorando que los empleados de la comuna capitalina y brigadistas de Defensa Civil la sacaran de las paredes que durante 30 años han sido su morada.
La señora Zúñiga y toda su familia durante décadas han vivido en el edificio contiguo al parque Luis Alfonso Velásquez (antigua farmacia Managua) y no quieren trasladarse a las casas que el Gobierno les ofreció, porque aseguran que sus vidas estarían en riesgo. “Viviríamos a orillas de un cauce, en un predio que era un basurero y en casas donde no alcanzarían mis cosas y mi familia”, dijo rompiendo en llanto esta exdeportista.
DELEGADO INTENTÓ CONVENCER
El delegado del Distrito Uno de la Alcaldía de Managua, Erick Canales, intentó convencer a doña Hilda, pero los argumentos de esta comerciante lo dejaron sin palabras.
“Deme su casa y yo le regalo esa que el Gobierno me está dando. Hasta usted sabe que eso no sirve y que en invierno nos vamos a morir porque ese cauce se va a desbordar”, aseveró doña Hilda, quien teme que sus pocas pertenencias sean robadas debido a la inseguridad de las “nuevas” viviendas.
Las personas que habitaban en ese antiguo edificio fueron trasladadas a un proyecto de viviendas en las cercanías del barrio La Primavera, en el Distrito Seis de la capital.
LA PRENSA visitó el lugar y constató que las casas fueron construidas con plycem y no sobrepasan los seis metros cuadrados.
Pero lo más alarmante es que a pocos metros está un cauce que no cuenta con revestimiento y que en época lluviosa pondría en peligro la vida de esas familias.
El delegado de la comuna, Erick Canales, huyó de los cuestionamientos que le hizo este rotativo, pero de manera extraoficial se logró conocer que el área donde empezaron las demoliciones serán utilizadas para la construcción de más “casas para el pueblo” y de un edificio gubernamental. “Claro, como esas casas son vendidas por eso nos quieren sacar, nosotros le arruinamos el negocio al Gobierno”, comentó Laura Pérez.
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