14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Gloria elena espinoza, escritora de teatro. LA PRENSA/ARCHIVO.

Gloria Elena Espinoza, dramaturga pionera

Presentamos una nueva faceta de la escritora leonesa Gloria Elena Espinoza de Tercero, aquella que en el tiempo y en sus claves biográficas le devolvió la necesidad del arte y la rescató de las desesperaciones y las trampas de sus fantasmas personales, en un tiempo duro para la Nicaragua de los principios de los 90, del milenio anterior.

Por Jorge Chen Sham

Presentamos una nueva faceta de la escritora leonesa Gloria Elena Espinoza de Tercero, aquella que en el tiempo y en sus claves biográficas le devolvió la necesidad del arte y la rescató de las desesperaciones y las trampas de sus fantasmas personales, en un tiempo duro para la Nicaragua de los principios de los 90, del milenio anterior. En efecto, la dramaturgia se convirtió en su primera tabla de salvación personal para sus interrogantes como escritora; pero no la primera en publicarse, pues encerró las obras que publicó con el título de Gritos en silencio (2ª. edición) en una gaveta, mientras acrisolaba y encontraba su propia voz interior y se aseguraba el manejo de las técnicas y de los procedimientos creativos de manera autoconsciente. Su posición en la dramaturgia actual es indiscutible, tal y como concluye Isidro Rodríguez Silva, en su “Introducción” a esta edición de Gritos en silencio , cuando plantea que se trata de “la única escritora que ha incursionado en el teatro nicaragüense” (24).

Desde sus primeras obras, Gloria Elena Espinoza de Tercero ha encontrado, en la dramaturgia, la búsqueda de un medio acorde para problematizar la conciencia traumática. Sus personajes se ubican en una existencia que se presenta degradada y exige una respuesta urgente de parte de quienes se pregunten por su posición frente a ella. Hay, pues, una exploración de las distintas formas de sufrimiento y de respuesta, de manera que los personajes se enfrentan a situaciones límites que los obligan a desenmascararse y desnudarse (es decir, a ponerse en situación), y ello contribuye a que su dramaturgia se presente con las siguientes características:

La construcción de una dramaturgia psicológica que implica lugares cerrados. Surgen ahí procesos de concienciación de una realidad problemática, la cual sumerge a los personajes en estados alterados de la conciencia: las distintas formas de locura, de evasión, de enajenación se van yuxtaponiendo para que salga la imagen de un mundo convulso, desordenado y miserable, amén de esos efectos conclusivos que impactan al lector/espectador, cuando nos enfrentamos a distorsiones de la realidad y a la hipocresía-manipulación de ella, con el fin de adentrarnos de forma más auténtica y profunda en la tragedia humana que nos muestra unos personajes cuando se encaran o se problematizan.

La preocupación por la condición de la mujer es concomitante a una escritura preocupada por la fatiga existencial que pesan sobre unas protagonistas, sobre todo mujeres que buscan formas de trascendencia de la existencia; la salvación de la escritura en Noche encantada (2008); o enfrentadas a situaciones límites como sucede en las obras que componen Gritos en silencio o a los modelos de explotación machista en Stradivarius (2007). Los personajes femeninos (y no feministas) de Gloria Elena Espinoza de Tercero van dramatizando esa condición humana del que se enfrenta consigo mismo para aclarar su existir mediante un diálogo de conciencia, según Iris Zavala en su interpretación del conflicto unamuniano (110); diálogo en el que el sujeto se recrea vitalmente y plantea sus luchas interiores bajo la forma de tensiones ante una realidad que siempre lo supera: la trampa-cárcel de la existencia, la violencia y la corrupción, la asfixia, la soledad y la carencia de amor. Al mismo tiempo, estos disvalores “disparan” unos extrañamientos o, si queremos, los propulsan hacia la irrupción del mundo de lo onírico, de lo sombrío, de la inestabilidad de lo real, o hacia el sentimiento de desesperación, aunque hay, eso sí también, mucha ironía y desenmascaramiento por medio de la risa/burla.

El regreso a un teatro de autor, en la que el texto escrito cobra relevancia especial por sus efectos estéticos e ideológicos. Depende de esa manera de construir el texto dramático, por la preferencia de las técnicas dramáticas más variadas, tales como dobles planos, la utilización de la música sinfónica como texto en sí y no como un simple recurso de ambientación, la ironía y la risa, así como la gestualidad y la mímica. También depende del uso de una consciente intertextualidad que no es una mera pose de erudición para Espinoza de Tercero; todo lo contrario, contribuye a lograr esa profundidad que amplifica, culturalmente hablando, la experiencia traumática y las resonancias universales de sus crisis.

De ahí que la dramaturgia de Gloria Elena Espinoza de Tercero se decante, paulatinamente, hacia la metateatralidad y la reflexión del lenguaje como un medio acorde para problematizar esta experiencia traumática. Si bien es cierto los personajes modelan sus recuerdos e interpretan unas vivencias que responden a una percepción muy personal e íntima (Starobinski 67); ello se acompaña de otro punto de vista complementario que sirva de autoanálisis de esta percepción, como si Espinoza de Tercero pensara que la mirada de sí mismo es insuficiente para modelar la realidad en tanto problema complejo y contradictorio. Mieke Bal señalaba, en ese sentido, que las formas autobiográficas proporcionan, generalmente, una interpretación poco fiable, a veces engañosa o desequilibrada, del individuo (97); para amplificar esta deficiencia, la aparición de la figura autorial y del proceso de escritura despliega un desdoblamiento que entreteje otro plano que desdobla/redobla el primero.

Por ello, Gloria Elena Espinoza de Tercero se presenta como una dramaturga en la que “la necesidad de objetivación creadora hace al sentimiento salir de las cosas y estructurarlas de modo intencional” (Alonso 37), en su cuestionamiento/problematización de una realidad nicaragüense que es objeto de una estilización y un distanciamiento dramático, porque, sin querer hacer ni panfleto y documento, las contradicciones y los problemas que aquejan a su Nicaragua querida (en primer lugar) están ahí evidenciados. Así, este libro colectivo, bajo mi cuidado y edición, quiere ser la continuación de un proyecto anterior que incursionaba en el mundo novelístico de Gloria Elena Espinoza de Tercero (Chen 2007) y que debe completar el proceso de su evolución literaria en tanto escritora, en vista de la magnitud y la amplitud que la escritura dramática ha venido asumiendo en los últimos dos años, con una producción intensa y continua. Agradezco a todos los colegas que, en su momento, mostraron su interés en este proyecto colectivo que hoy concluimos. El volumen permite dar una visión de conjunto en los trabajos de Wilfried Floeck acerca del papel metadramático y de la problemática de la mujer, y en el de Nydia Palacios, quien lo hace desde una perspectiva feminista. Los demás trabajos, centrándose en una obra particular, fueron ordenados cronológicamente dentro de la producción espinoziana y enfocan diferentes perspectivas de análisis: la intertextualidad en Espinas y sueños (Isidro Rodríguez), la experiencia mística en Desesperación (Alberto Rodríguez), el humor y la ironía en Stradivarius (José Ángel Vargas Vargas), el monólogo dramático (Luis A. Jiménez) y el metadrama (Shirley Montero) en Noche encantada ; y por último, la representación del Descubrimiento/Conquista (Jorge Chen Sham) y las claves metadramáticas del simbolismo (Nidia Burgos) en Sangre atávica .

La Prensa Literaria

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí