El canciller costarricense René Castro, que emprendió viajes a Europa para denunciar al gobierno nicaragüense de “invasión” y “ecocidio” por las tareas de dragado que se emprenden en el río San Juan, y por lo que ambos países fueron a la Corte Internacional de Justicia, CIJ, en La Haya, ayer fue cuestionado duramente por la prensa de su país.
Castro pidió a la secretaria de Estado de ese país, Hillary Clinton que revisara la cooperación venezolana hacia Nicaragua.
Antes, Castro emprendió distintas giras por países europeos solicitando que cortaran apoyo y cooperación a Nicaragua.
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En un amplia entrevista con el diario La Nación, el de mayor circulación en el vecino país, el canciller reconoció que ante el congreso de su país, a comienzos de septiembre del 2010, afirmó que “no encontraba mayores problemas” al proyecto de dragado que Nicaragua había previsto.
“No di ninguna garantía; dije que los estudios que habían hechos nuestros profesionales mostraban que, con el trabajo que se estaba planeando hacer, el impacto en el caudal de los ríos iba a ser mínimo”, explicó Castro al ser cuestionado sobre por qué dio garantías de que no habría impacto ambiental, como en efecto lo ratificaron expertos nacionales y técnicos de Ramsar, que recién recorrieron esa zona del río.
En su favor, el canciller costarricense explicó que él, preocupado por el impacto que habría en los caudales costarricenses, mandó a hacer estudios propios con ingenieros y técnicos del ICE (Instituto Costarricense de Electricidad) que hicieron estimaciones promedio sobre el impacto ambiental que tendría el proyecto nicaragüense.
APRENDIZ DE BRUJO
“Pusieron un aprendiz de brujo a cargo del proyecto y ha hecho desastres que no corresponden a ninguno de los estudios presentados ni a los planos de ingeniería”, dijo Castro a La Nación, en alusión al excomandante guerrillero Edén Pastora, a quien el gobierno nicaragüense ha designado las labores de dragado que comprende un tramo aproximado de 21 kilómetros.
El canciller tico aseguró en la misma entrevista que se quedó esperando estudios de impacto que le enviaría el canciller nicaragüense Samuel Santos.
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