La reunión anunciada para hoy entre el ex presidente Arnoldo Alemán Lacayo y el candidato a la Presidencia por la Unidad Nicaragüense por la Esperanza (UNE), Fabio Gadea Mantilla, genera grandes esperanzas para esa mayoría de nicaragüenses que no quiere seguir bajo la bota dictatorial del actual régimen encabezado por Daniel Ortega Saavedra, su familia y su séquito.
En dicha reunión es imperioso que las malsanas intenciones contra la democracia y el interés general de la nación queden a un lado para lograr acuerdos satisfactorios.
A don Fabio se le señala de tener malos consejeros y, a veces, los adversarios no dejan de tener razón porque hay mucha soberbia entre algunos de los personajes que lo rodean, pero el doctor Alemán y su gente no se quedan atrás y quizás son peores. Es increíble: el país no es de ellos y tampoco las organizaciones políticas en las que están, pero actúan como si lo fueran, igual que Ortega. Todo esto debe quedar a un lado para avanzar hacia algo mejor para Nicaragua.
De sobra se le ha dicho al doctor Alemán que él solo no ganará en las próximas elecciones presidenciales, que decline su candidatura, que nombre su candidato a vicepresidente, que se vaya a la Asamblea Nacional a fortalecer a su partido y equilibrar la correlación de fuerzas en el parlamento y que racionalmente haya una distribución de candidatos a diputados con las demás fuerzas opositoras. De ganar la oposición con don Fabio al frente, muchas cosas podría hacer el doctor Alemán en una excelente coordinación con el Ejecutivo.
Ambos deben estar claros que con vivianadas a ningún lado llegarán ni llevarán a buen destino al país y más bien serán responsables de que el régimen dictatorial del partido de la violencia y la corrupción, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se arraigue más y continúe amasando fortunas al amparo de los impuestos de los contribuyentes y de las donaciones y/o endeudamientos con préstamos “al país”.
El doctor Alemán y su equipo, así como don Fabio y su equipo, deben estar claros que las fuerzas del mal del partido de la violencia y la corrupción (FSLN) intentarán destruir la posibilidad de que la unidad pueda impedir que el mal siga en el poder. De momento, Ortega, cometiendo una serie de abusos de poder, delitos de todo tipo y estrangulando la institucionalidad del país, se ha autoproclamado candidato presidencial del 2011, aún contra lo dispuesto en la Constitución Política de Nicaragua (artículo 147, inciso a). Él, ni siquiera debe participar en los próximos comicios.
Es el momento para que la oposición se fortalezca y de una sola vez se defina la fórmula presidencial que podría evitar más violencia contra la dignidad humana ejecutada por el gobernante FSLN.
Igualmente es oportuno recordar que permitir a Ortega que siga en el poder, además de inconstitucional, no es saludable para el desarrollo democrático del país, muy a pesar de que a cierto sector empresarial le causa gracia algunas cosas que dice y hace el Presidente de la República. En fin, a ellos los unen sus negocios, a los demás nos unen los aspectos intangibles que sostienen a la dignidad humana, la democracia, la institucionalidad, la convivencia pacífica y el interés por el desarrollo económico de la nación. Razones suficientes para que los nicaragüenses indecisos no voten nunca por el inconstitucional candidato del FSLN, Daniel Ortega Saavedra.
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