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Fabián Medina

En Letra Pequeña

Tula Cuecho

Siempre que el señor Roberto Rivas va a comentar alguna opinión, comienza diciendo: “No quiero estar contestando todo lo que dicen, pero…”, y ahí se suelta el hombre. Hace un par de días dijo: “Yo soy muy respetuoso de la Iglesia, yo respeto a mis obispos, a la autoridad del Santo Padre, respeto a los pastores de nuestro pueblo, pero…”. Después del “pero” habló de curas pedófilos, protectores, el dedazo en la Iglesia, que cómo podía hablar alguien que acaba de llegar hace unos años a Nicaragua, de los candidatos eternos…. Y oyéndolo hablar, yo trataba de acordarme dónde había oído algo parecido, hasta que caí en la cuenta de que es en una muy conocida canción de Carlos Mejía Godoy: “No es porque me importe meterme en tu vida, pero…”.

Boomerang

Y en su afán de tirar lodo a todas partes, terminó cargándose a su propio padrino: el cardenal Miguel Obando. ¿Acaso Obando no fue electo de la misma forma que monseñor Báez? Siendo el mayor jerarca de la Iglesia, ¿no conocía el cardenal Obando los casos de pedofilia y divorcios de los que habla Rivas? Si monseñor Báez “no tiene autoridad para hablar”, según Rivas, porque hace tres años regresó al país, tampoco la habría tenido el entonces monseñor Obando cuando regresó a Nicaragua de El Salvador, y hasta mediador fue en el asalto a la casa de Chema Castillo. Y cuando habla del “candidato eterno”, ¿habla de su protector y amigo Daniel Ortega, candidato del Frente Sandinista desde 1984 y al parecer el único que puede serlo mientras viva?

Preguntas

Se descuadró totalmente el señor Rivas. “Para qué cercos, para qué tapias, si con mis tapas me cuido yo…”. Más que salir con los cuechos debió responder con argumentos a los cuestionamientos que le hacen los obispos. ¿Cuándo conoceremos los números finales de los votos de noviembre 2008? ¿Por qué no los hicieron públicos? ¡Es cerca del 30 por ciento! ¿Cuándo se conocerá el 8 por ciento de los votos del 2006? ¿Cómo se explica matemáticamente que sea alcalde de Santo Tomás, Chontales, por ejemplo, alguien que obtuvo muchísimos menos votos que el perdedor? Y podemos ver estas extrañas matemáticas en cerca de ¡40 municipios! Su función no es andar regando chismes por ahí, sino dar explicaciones por el trabajo por el que se le paga.

Disco rayado

Ante tanta evidencia del fraude del 2008, el único argumento que ha encontrado Rivas y los orteguistas que lo defienden es que “hablan de fraude porque perdieron, son malos perdedores”. Nada que ver. No se trata de cuestionar los resultados, sino el proceso, que olió a podrido desde el comienzo. Lo que se vio en noviembre de 2008 fue el gigantesco despojo del voto popular, con el propósito de establecer una nueva forma de elegir autoridades en Nicaragua. La imposición de una minoría sobre la mayoría.

Última trinchera

¿Acaso es mucho pedir un proceso electoral transparente? ¿Acaso es demasiado para Nicaragua que existan árbitros creíbles en los que todas las partes confíen, que haya observadores que avalen el proceso, que se cuenten los votos y se publiquen los resultados para que todos podamos comparar y buscar nuestro voto? ¿Es mucho pedir que sean los votos de los nicaragüenses los que decidan quién gobierna y quién pasa a la oposición? Démonos cuenta de que lo que se pelea ahora es la última trinchera de la democracia. Si Daniel Ortega y Roberto Rivas se salen con la suya esta vez, ya no habrá retroceso. Al menos pacíficamente.

Columna del día Opinión
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