En la Biblia se relata cómo los hombres empezaron a construir una torre para llegar hasta el Cielo. Cuando Jehová vio que iniciaban la obra decidió confundir las lenguas de todos para que no se entendieran. Ante este problema los hombres desistieron en su empeño imposible de alcanzar.
Algunos interpretan que Dios confundió a los hombres como castigo por su soberbia.
Si ésa es la interpretación, a mí esta semana me ha parecido que estamos viviendo esa misma experiencia, no sólo entre los políticos de oposición, sino entre las personas que queremos vivir en democracia y libertad.
Para lograr eso, y no sólo eso sino el desarrollo de nuestra sociedad, se necesita que exista un acuerdo entre los nicaragüenses sobre el tema y luego decidir quién estará a cargo de esta transformación.
Y aunque actualmente la situación es más compleja que ésa, porque hay una casta gobernante que está decidida “cueste lo que cueste” como han dicho, a hacer todo lo contrario, el punto de esta columna es más bien la oposición.
Con frecuencia escuchamos entre la gente (no sólo los políticos) que para derrotar a la dictadura que quiere implantar el compañero comandante pueblo presidente Daniel uno de los primeros pasos es “la unidad”.
Como los personajes bíblicos que estaban de acuerdo en hacer la Torre, todos sabemos que una oposición dividida le facilita el camino a Ortega. Después de eso, todo es desacuerdo.
Arnoldo Alemán cree que él puede derrotar a Ortega y debe ser el candidato presidencial. Eduardo Montealegre cree lo mismo y por lo tanto él debería ser el candidato. Llevan meses platicando para “unirse”, pero más bien parecen estar esperando a ver “quién parpadea primero”.
Pero además ahora sale el diputado Enrique Quiñónez y dice que esas pláticas no van a ningún lado, así que él y un grupo de diputados creen tener la solución.
Por otro lado Indalecio Rodríguez y Ariel Terán aparecen en una llamada Alianza Patriótica. ¡Y eso es sólo entre los que se llaman liberales! En ese grupo también apareció el MRS. Ellos dicen que no son la tercera vía, sino “la única vía”.
Pero también hay una Coalición Democrática que busca establecer una ruta estratégica para tomar el poder en el 2011.
Y además, el Partido Conservador, reestrenando personería jurídica, propone formar en el parlamento una bancada aparte y supongo que también consideran que ellos son la vía, la ruta, la opción, la alternativa o qué sé yo.
Pero eso no es todo. Es más, no sería malo que existieran todas estas iniciativas que, recordemos, coinciden en que lo esencial es la unidad, si todas estuvieran dispuestas a medirse en unas elecciones primarias limpias y observadas que permita a los nicaragüenses no orteguistas elegir de entre todo este alboroto a un solo candidato.
Pero el colmo es que hasta en esto de organizar unas primarias ¡hay dos grupos trabajando por separado! Por un lado está el Consorcio Cívico y por el otro la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH). Ojalá estos dos grupos tenga la sensatez de sentarse a trabajar una propuesta conjunta, pues así tendría mucha fuerza.
Pero en fin, yo no creo que la situación que vivimos sea obra de Jehová. Lo que sí sé es que Daniel Ortega está riendo a carcajadas.
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