Pero Mario no es el único que espera ver pronto a Xiomara. En el parque de San Rafael del Sur, cientos de pobladores aguardan por la novia desde las 3:00 p.m. Después de dos horas la espera terminó. La música, a cargo del maestro Alberto San José y un grupo de músicos nicaragüenses, comienza a sonar. En el altar, Mario, junto a tres sacerdotes, está listo para la ceremonia. Del brazo de su padre, Lolo Blandino, llega Xiomara. Sube las escaleras lentamente. Ve a su alrededor y saluda a la gente del parque que está ahí por ella.
Camina despacio. Su rostro irradia felicidad. Lleva puesto un vestido color marfil, que describe como clásico, delicado y romántico, del diseñador libanés Elie Saab. El vestido, estilo sirena, deja al descubierto su espectacular figura. Los aplausos y uno que otro ¡Bravo, Xío! no se hacen esperar.
La eucaristía fue presidida por monseñor Silvio Fonseca, Bismarck Carballo y el sacerdote del pueblo, Erling Hernández. La primera lectura fue leída por la mejor amiga de Xiomara, Julia Dolores Gutiérrez Granera, hija de la jefa de la Policía Nacional, Aminta Granera, y prima del novio. A la hora de la segunda lectura, leída por el hermano menor de Xiomara, Lolito Blandino, ella no puede contener las lágrimas.
“Para nosotros esta boda es motivo de gozo, ya que compartimos nuestra amistad con la familia, no de ahora ni de ayer, sino desde hace mucho tiempo. Juntos hemos visto crecer a Xiomarita y hemos compartido muchas cosas junto a su hogar, un hogar donde se profesa la fe cristiana”, dijo ante todos los asistente de la misa monseñor Silvio Fonseca. Agregó que “sino hay amor no se puede estar juntos”. Al escuchar esas palabras, Mario besó la mano de Xiomara.
“Hemos venido libremente a contraer matrimonio porque queremos amarnos mutuamente toda la vida”, dijeron los novios, a lo que Monseñor respondió: “Lo que Dios acaba de unir que no lo separe el hombre”. Con un beso de amor Mario y Xiomara se convirtieron en marido y mujer.
Al son del Solar de Monimbó
Al salir de la iglesia el matrimonio Sacasa Blandino fue recibido por la algarabía del pueblo. Aplausos, pétalos de rosas, gritos, cohetes… “Para nosotros lo más emocionante fue sentir este abrazo de Nicaragua”, manifestó Mario. En el parque el Ballet Folklórico Tepenahuatl danzó con el mejor son nica. Al finalizar la pareja de recién casados bailó El Solar de Monimbó .
La costa de la playa del hotel Barceló Montelimar Beach se vistió de blanco para una recepción que prometía ser inolvidable. El sonido de las olas se mezclaba con el aleteo de las gaviotas que alzaban vuelo sobre la costa. Bajo un cielo estrellado los invitados comenzaron a llegar. La decoración era impactante. “Todo lo que se usó fue elaborado por artesanos nicaragüenses. El rosario, por ejemplo, es de cerámica de San Juan de Oriente y las almendras elaboradas por Las Carmelitas Descalzas”, dijo Xiomara.
El primer baile de los nuevos esposos fue Can’t Help Falling in Love , de Elvis Presley. “Cuando iniciamos a jalar nos dimos cuenta de que a ambos nos gustaba esa canción, entonces decidimos que si nos llegábamos a casar esa bailaríamos, de lo contrario ninguno de los dos la podía bailar”, recuerda Mario entre risas.
Con música de La Nueva Compañía los más de 300 invitados disfrutaron de una fiesta “bien nica”. Tres gigantonas, una vestida como Miss Nicaragua, pusieron a bailar a todos, así como el ritmo afrocaribeño que llevó a la fiesta la comparsa Las Américas. Todos bailaron hasta más no poder, muestra de ello fueron algunas invitadas que optaron por dejar bajo la mesa sus tacones, entre ellas la directora de Miss Nicaragua, Karen Celebertti.
“Ahora ya somos esposos. Le ofrecimos nuestro amor a Dios enfrente de toda la gente que nos quiere”, expresó Xiomara, quien demostró que sigue siendo la misma, pues se río y bailó como nunca, con la única diferencia de que ahora firma como la señora de Sacasa.