El huracán Paloma se disolvió sobre el este de Cuba sin causar víctimas, pero sí numerosos destrozos, según informes oficiales, y hoy es apenas una “zona de bajas presiones”, de acuerdo con el Instituto de Meteorología de la isla.
Fuertes vientos de altura “rompieron en pocas horas la estructura vertical del huracán, a lo que se sumó la acción propia de su paso sobre tierra”, explicó el Instituto.
Los ciclones se fortalecen al surcar las aguas cálidas del Caribe y se frenan en tierra firme.
El último boletín del Instituto indicó que el huracán llegó el sábado a la provincia de Camagüey, con categoría tres en la escala de intensidad Saffir-Simpson de cinco.
“Sólo quedan nubes medias y bajas que están provocando lluvias ligeras”, destacó el informe.
Hasta ahora no se han divulgado informes sobre personas muertas o lesionadas por el tercer huracán que azota Cuba en las últimas diez semanas.
El ojo de Paloma tocó tierra cerca del puerto camagüeyano de Santa Cruz del Sur, de menos de 10,000 habitantes, que fue evacuado totalmente.
En ese pueblo 3,000 personas murieron hace 76 años, justo un 9 de noviembre, por los efectos del ciclón más violento que se recuerda en Cuba, de categoría cinco.
Los reportes de funcionarios y medios informativos cubanos, todos oficiales, mencionaron hoy daños aislados y relativamente menores para un huracán que había sido calificado de “extremadamente peligroso”, aunque agregaron que aún es muy temprano para cuantificar las pérdidas.
Se presentaron inundaciones en áreas costeras, desbordamiento de ríos, cultivos afectados por los vientos y las copiosas lluvias, infraestructuras averiadas, algunos pueblos aislados por puentes derrumbados o caminos cortados, y destrozos en numerosas viviendas del sur de Camagüey.
El huracán derribó una torre de telecomunicaciones en Santa Cruz del Sur, donde el mar penetró kilómetro y medio tierra adentro, con olas de hasta cuatro metros de altura, según el coronel Miguel Ángel Puig, jefe de Operaciones de la Defensa Civil.