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Gabriela Cabrera con sus hijas Esther, Eitana y Elizabeth. (FOTOS LA PRENSA/D. NIVIA)

Triple bendición

Dos madres. Seis bebés y amor desmedido multiplicado por tres. Ellas no se conocen, pero tienen una historia en común [doap_box title=”DOS ÁNGELES MÁS” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”] Además de los cuidos exagerados por el riesgo de su embarazo y el tiempo de adaptación por el que pasaron estas madres, siguen teniendo cosas en común. Gabriela y […]

  • Dos madres. Seis bebés y amor desmedido multiplicado por tres. Ellas no se conocen, pero tienen una historia en común
[doap_box title=”DOS ÁNGELES MÁS” box_color=”#336699″ class=”archivo-aside”]

Además de los cuidos exagerados por el riesgo de su embarazo y el tiempo de adaptación por el que pasaron estas madres, siguen teniendo cosas en común.

Gabriela y su esposo tienen un hijo mayor, Eisner, de 8 años, que les ayuda con sus hermanitas, cuando se ponen inquietas.

“Él hace pacha, pasa pañales, lleva los bolsos, incluso las carga, es de gran ayuda para mí”, dice su mamá.

María Noel también tiene a Carlos Wilfredo, quien pronto cumplirá 9 años. “Él es un gran hermano, es muy atento y ayuda en el cuido de sus hermanos, aunque a veces sale corriendo con alguno…”.

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Gabriela Cabrera y María Noel Sotomayor, dos madres que celebrarán su día acompañadas de sus cuatro hijos, fueron bendecidas con uno y luego tres bebés en un sólo parto. Para la primera, la experiencia de ser madre de trillizas es una emoción triple que no se puede describir, en tanto María Noel lo describe como un sueño que parecía inalcanzable.

Hace nueve meses, Esther, Eitana y Elizabeth llegaron a la vida de Gabriela, para llenar de alegría su corazón. Ella tuvo un embarazo difícil y dio a luz, por cesárea, a los seis meses y medio.

Antes de salir embarazada de las trillizas, perdió un bebé y luego de siete meses intentó nuevamente un embarazo. Tuvo sospechas cuando tenía aproximadamente mes y medio. Cuando le practicaron un ultrasonido que reflejó dos “pelotitas”, preguntó al médico si eran gemelos y la respuesta fue que no.

¡SORPRESA, SON TRES!

Estuvo casi 45 días hospitalizada y rompió fuente por primera vez, aunque lograron retener el embarazo por 20 días más. Rompió fuente nuevamente y, a través de un examen de resonancia magnética, le confirmaron que eran tres y no dos bebés.

“No sabía qué hacer con tres niñas. Al principio me costó mucho adaptarme, incluso me tomó tres días poder diferenciarlas, mi mamá me decía que me fijara bien cómo era cada una”, relata Gabriela.

Esther venía sola en una bolsa y fue la primera en nacer, pesó tres libras y cuatro onzas, las mellizas Eitana y Elizabeth venían en una misma bolsa, pesaron tres libras y media y dos y media, respectivamente.

“Mi preocupación era que vinieran sanitas. Le pedí al Señor que salieran bien y gracias a Dios así fue. Me las dejaron un mes en el hospital, pero ahora están bien”, dijo. También agrega que es muy grato ver que la gente las admira y que es una experiencia inolvidable.

“Verlas creciendo, hermosas y sanas es una alegría inmensa. Cuando las vi por primera vez no podía dejar de admirarlas. Ahora las he acostumbrado a darles de comer una a una, pero en algún momento tengo que darle a dos al mismo tiempo, no es lo mismo alimentar a uno que a tres y procuro que al menos tomen el pecho 15 minutos cada una”, relata.

Por las madrugadas cada una se tardaba una hora tomando pecho y pacha, pero siempre contó con el apoyo de su familia.

CUATRO AÑOS DE ESPERA

Después de cuatro años desde que nació su primer hijo, María Noel Sotomayor y su esposo querían tener otro bebé y después de tres años fallidos, se sometieron a un in vitro, para conseguirlo.

Diez días después que la prueba dio positivo, se enteraron de que eran gemelos. Cuenta que entre miedos y alegrías aceptó la noticia. Cada 15 días acudía al doctor y en una ocasión le informaron que eran trillizos.

“Yo gritaba, no sé si de alegría o de miedo, pero empecé a llorar, pensé que me iba a morir, lo miraba como algo inalcanzable. Al principio pensé que no lo íbamos a lograr, pero nos llenamos de mucha fe y le pedimos a la Virgen que todo saliera bien”, rememora esta mamá.

Carlos Andrés pesó tres libras, Diego José, cinco y María Noel, cuatro libras. Los bebés nacieron a las 34 semanas y ahora tienen cinco meses.

“Me moría de miedo y tenía muchas dudas. En el parto sólo escuché llorar al primero, y luego me anestesiaron completamente. Por ser prematuros, los dejaron unos días en el hospital y no los pude ver inmediatamente”, afirma Sotomayor, quien estuvo tres veces hospitalizada por tratarse de un embarazo delicado.

“Todos creen que cuando uno llora todos lo hacen al mismo tiempo, pero no, ellos saben que cada uno tiene su tiempo y su espacio, así que es pausado, casi nunca están los tres en acción. Son muy pacientes, la verdad es que es muy divertido todo esto”, afirma muy orgullosa.

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