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Si de interpretar cuál será el rumbo de un nuevo gobierno por las señales que da el presidente electo antes de asumir, parece que Álvaro Colom no será un representante más de la autoritaria, estridente y pleitista izquierda chavista en Latinoamérica.
Es más: aunque Hugo Chávez quiso forzarlo a una visita después de la famosa cumbre del “¿Por qué no te callas?”, Colom rehusó pasar por Caracas después de la estadía en Santiago.
Durante la campaña sus contrincantes le atacaron por su supuesta falta de carácter, por ser manipulado por su mujer, y le achacaron terribles defectos que constituyen el lodo que los políticos gustan de arrojarse mutuamente, especialmente en una campaña. Pero no se le acusó de ser el candidato de Chávez, sombra que sí cubrió a Ollanta Humala en Perú, a Daniel Ortega, a Rafael Correa en Ecuador y hasta a Andrés Manuel López Obrador en México.
El gran mérito de Colom, quien se autollama socialdemócrata, es que el próximo 14 de enero se convertirá en el primer presidente, cuya elección fue decidida por un apoyo mayoritario en las provincias. Será el Presidente de la Guatemala rural. Después de dos fracasos anteriores, el líder de la Unión Nacional de la Esperanza aceitó bien su máquina electoral y con el 53 por ciento de los votos contra 47 por ciento de su rival, se impuso en su tercer intento.
El mandatario electo descansó poco. Días después de su triunfo en la segunda vuelta, el 4 de noviembre, comenzó a reunirse con sectores sociales y fuerzas políticas.
Su primera reunión fue con cooperativistas —en consecuencia con sus promesas de atender más lo social—, y luego con empresarios.
Gracias a un acuerdo de la UNE con otros partidos, el Congreso votó este miércoles el presupuesto del 2008. El Parlamento está fragmentado y ni la UNE ni ningún otro partido dispone de la mayoría absoluta, por lo que la negociación deberá seguirse imponiendo para pasar leyes.
En una entrevista reciente con La Prensa Gráfica de El Salvador, Colom dio algunas pistas de su rumbo.
Guatemala “no ha tenido verdaderos cambios en veinte años, la pobreza se ha profundizado y el país está bien en términos de macroeconomía. Es la misma historia de toda América Latina, se crece, pero también se crece en pobreza, en abandono de servicios”, manifestó. “En Guatemala (…) decir que eres socialdemócrata todavía suena al demonio”.
Reveló además que gusta del “modelo chileno o el brasileño, aunque no me gusten algunas cosas de ellos, porque nuestro país es distinto. La mayoría de gobiernos de la región somos ahora de izquierda, pero no encuentras uno igual a otro, cada quien está encontrando su modelo”.
Según los analistas locales, hasta la comunidad internacional se siente más aliviada de tener que lidiar con un izquierdista moderado que con el general de “la mano dura”, Otto Pérez Molina, al cual persiguen los fantasmas de su actuación en la guerra, pese a haber firmado los acuerdos de paz con los guerrilleros en 1996 en nombre de las Fuerzas Armadas.
Al lado del saliente Oscar Berger, Colom hizo su debut internacional en la XVII Cumbre Iberoamericana, cuyo aspecto más publicitado a escala planetaria fue el “¿Por qué no te callas?” del Rey español. El futuro gobernante se mantuvo al margen de las tiradas chavistas y orteguistas.
La Cancillería venezolana anunció que Colom llegaría a Caracas, pero este se apresuró a aclarar que no visitaría a Chávez antes de su toma de posesión y que con el gigante petrolero sudamericano se trataría ante todo de negocios —Venezuela es el principal proveedor de crudo de Guatemala—. “Lo siento, comandante, pero no me subo al carro de tu revolución”, parece haber sido el mensaje.
Hace unos días el líder viajó a México, donde discutió asuntos migratorios y comerciales con el presidente Felipe Calderón. El martes se reunión con Tony Saca en El Salvador, donde habló de seguridad y de las investigaciones sobre el crimen de los tres diputados salvadoreños del Parlacen, en febrero pasado.
El miércoles emprendió viaje a Italia y España, naciones gobernadas por partidos socialdemócratas. Con sus jefes de Estado y de Gobierno va a entrevistarse para hablar de cooperación.
Sin duda los principales desafíos de Guatemala son la pobreza, la desigualdad social y la inseguridad. Únicamente cabe esperar cómo hará Colom para pasar de las promesas de campaña a la realidad.
Para el bien de su nación, ojalá que este ingeniero industrial y uno de los tres sacerdotes mayas ladinos, sepa hacerlo con moderación, inteligencia y atención a los intereses de su país, y no sudar calenturas ajenas bolivarianas.
Analista de temas internacionales