- Santa Ana y Joaquín, los abuelitos de Jesús, son el centro del fervor y la fe de los nandaimeños de la ciudad, una tradición de muchos siglos
El mes de julio es el tiempo más importante para los ciudadanos de Nandaime, quienes con amor y fe se dan por completo a celebrar a sus abuelitos de muchos siglos: Santa Ana y San Joaquín, padres de la Virgen María y abuelos de Jesucristo.
Para el párroco de Nandaime, Mario Campos, en esta festividad religiosa está representada la devoción y el respeto de los católicos hacia los santos que en su momento hicieron historia y que, pese al pasar del tiempo, sus nombres y sus hechos viven como memorias eternas para la humanidad que los toma como modelos y ejemplos en sus vidas cotidianas.
PRIVILEGIOS
Tener a Santa Ana y San Joaquín como patronos de Nandaime es para los pobladores un honor, por cuanto ambos tienen “el privilegio más grande de los santos por ser los padres de la Santísima Virgen María, abuelos de nuestro Señor Jesucristo”, afirmó el padre Mario Campos.
Añadió que “los abuelos son un vínculo de continuidad y unidad en toda familia, entonces Ana y Joaquín son un ejemplo de unidad de fervor, vida íntegra y servicio al Señor”, expresó.
Precisamente la unidad se manifiesta en la festividad de Nandaime, a donde llegan devotos de todo el país, y algunos que por diferentes razones tuvieron que abandonar su patria.
FE Y TRADICIÓN
El fervor del pueblo de Nandaime es extraordinario sobre sus santos patrones.
La bajada de Santa Ana y su peregrinación a la comarca La Orilla, ubicada a unos 6 kilómetros de la ciudad, es uno de los momentos más significativos de la celebración, dado que se conjugan la manifestación entre la fe y la tradición.
La bajada de Santa Ana y San Joaquín se efectúa el próximo domingo 16 de julio, a las 5 de la tarde, y la peregrinación se realiza el próximo 24 de julio hacia la comarca La Orilla, donde miles de peregrinos acompañan a la imagen. La imagen regresa a Nandaime el 25 en medio de la alegría y expresiones de fe y testimonios.
“Es una fiesta de mucha vivencia, donde la gente se entrega a sus santos patrones”, asegura el padre Mario Campos.