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Edgard Rodríguez C.

Zona de strikes

Edgard Rodríguez C.ENVIADO ESPECIAL/[email protected] Aún me parece que fue ayer cuando salimos de China y no resultaba fácil distinguir la línea divisoria entre la desilusión y las nostalgias. La Selección de béisbol se alejó con su frente no propiamente en alto tras una actuación que la ubicó lejos de la zona de medallas, y yo, […]

Edgard Rodríguez C.ENVIADO ESPECIAL/[email protected]

Aún me parece que fue ayer cuando salimos de China y no resultaba fácil distinguir la línea divisoria entre la desilusión y las nostalgias.

La Selección de béisbol se alejó con su frente no propiamente en alto tras una actuación que la ubicó lejos de la zona de medallas, y yo, con el desaliento de no haberme encontrado con karatecas saltando de un edificio a otro, como en las películas.

Pero también nos marchamos tras conocer a un pueblo amable y servicial que se deshizo en atenciones para los visitantes, mientras la Selección situaba su mirada en Cuba, el escenario del siguiente Mundial, donde se lucharía por un final distinto.

En medio de los escombros que significó nuestro paso por Taiwan, quizá lo más rescatable fue el excepcional triunfo 3-1 ante EE.UU., en una noche de inspiración suprema del zurdo Asdrudes Flores y bateo alucinante de Jimmy González.

Aquel día, se nos crispó la piel. Flores manejó la zona de strikes con precisión quirúrgica ante una fuerte tropa que luego disputaría la Final del Mundial ante Cuba. Y a los demás muchachos, los vi defender el terreno con determinación felina.

Hoy estamos en Cuba, y la encontramos un poco más descolorida y humilde, pero siempre vigorosa y tenaz. Y también está la Selección con más sueños que ilusiones, y el propósito firme de no permitir que la alejen de la disputa de medallas.

Nosotros, nos hemos envalentonado tras el estupendo trabajo realizado en Dominicana, en donde incluso a Cuba lo metimos en dificultades. Pero también todos nuestros adversarios nos ven con otros ojos y habrá que batallar fuerte para sobrevivir.

Nicaragua está aquí, con un equipo que ha mezclado bien juventud y experiencia, pero que quedó rezagado en cuanto a un correcto adiestramiento y condiciones adecuadas para poder situar toda su atención propiamente en el terreno de juego.

Pero quienes hemos seguido a este club, de forma directa o a través de los medios, sabemos de lo que son capaces una vez que se canta el play ball. Ellos son capaces de olvidar sus carencias y empujar con el corazón, mientras fabrican asombro

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