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Rosendo Álvarez sigue esperando volver a la acción frente al colombiano Antonio “Beibis” Mendoza.

Rosendo… ¿existe?

Edgard Tijerino [email protected] Desde el 13 de noviembre de 1998, Rosendo Álvarez ha realizado tres peleas de título mundial, dos con Beibis Mendoza y una con Pitchinoi Siriwat. ¿Cómo es posible que su actividad verdaderamente productiva en lo económico y de proyección en lo deportivo, haya sido limitada a “sólo eso” a lo largo de […]

Edgard Tijerino [email protected]

Desde el 13 de noviembre de 1998, Rosendo Álvarez ha realizado tres peleas de título mundial, dos con Beibis Mendoza y una con Pitchinoi Siriwat. ¿Cómo es posible que su actividad verdaderamente productiva en lo económico y de proyección en lo deportivo, haya sido limitada a “sólo eso” a lo largo de cuatro años y cuatro meses?

Un boxeador no es un pintor, ni un escritor, que pueden esperar años mientras le da forma a genialidades. El púgil, sobre todo cuando pasa de los 30 años, y todavía no ha acumulado fama y dinero, está batallando con desesperación contra el reloj

Rosendo podría decir como Humprey Bogart en la famosa película Casablanca: “Tócala otra vez Sam”, refiriéndose a la canción “El tiempo pasa”, que tanto gustaba a Ingrid Bergman.

Ciertamente, el tiempo está pasando para Rosendo, quien cumplirá 33 años el día 6 de mayo, y tiene largo rato de estar entrenando en Los Ángeles, sometido por supuesto a la observación y el pulimento de Rubén Gómez.

Esta tercera pelea con Beibis, obligada pero no posible, ha establecido un inadvertido récord de posposiciones. Se malogró por lo menos tres veces en la recta final del 2002 y no pudo efectuarse en el arranque del mes de enero del 2003.

Mientras tanto, aunque ellos no están envejeciendo tan aceleradamente como Leonidas Ferraz y el Dr. Albieri en “El Clon”, parecen prisioneros de las circunstancias adversas, viendo desvanecerse lenta pero inexorablemente sus facultades.

Lamentablemente, Rosendo no puede ser restaurado como se hizo con “La última cena”, esa extraordinaria pintura de Leonardo, con La Piedad, esa escultura impresionante de Miguel Ángel.

Lo más grave del caso, es que cuando Don King pasó por Nicaragua, no mostró la menor preocupación por el futuro inmediato del pequeño dinamitero pinolero… “No le den de comer mucho”, dijo más con sarcasmo mordedor que con aguda ironía, y tal frase, nos golpeó en las narices, por concentrar la dificultad en el manejo del peso.

Dice el tango de Enrique Santos que uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias, que sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero lucha y se desangra.

Y cuando sentimos que esas notas se deslizan a la orilla de nuestras emociones en conflicto cada vez que abordamos ese caso, volvemos a ver hacia Rosendo, preguntándonos con cierto dramatismo: ¿Existe todavía como boxeador, o por lo menos es un Fantasma como el de la Ópera?

Desde cuando manejaba a “Finito” López, el más grande campeón que han producido las categorías pequeñas por lo menos en el último cuarto de siglo, Don King, combinando sus esfuerzos como manejador y promotor, nunca mostró mucho interés. Él utilizó al mexicano como complemento de carteleras, no como una estrella del espectáculo, como un factor de producción.

El otro aspecto de la dificultad que le impide a King ofrecerle cancha más constantemente al nica, es el peso, y no trató de ocultarlo ni disfrazarlo, durante su estadía en Nicaragua. De eso, todos quedamos claros.

Naturalmente, está la necesidad de la AMB de agilizar una categoría que ha permanecido congelada desde enero del 2002, y abrirle espacio a un retador que pacientemente, sigue imperturbable pese a ser ignorado en sus derechos por tanto tiempo.

No habían comenzado a filmar Chicago, cuando la tercera pelea Rosendo-Beibis ya se había pospuesto. La película fue un éxito, Catherine Jones está nuevamente embarazada, Rene Zellweger se está midiendo vestidos para la Ceremonia de entrega de los Oscar, y Rosendo y Beibis continúan entrenando para un combate que quizás se realice algún día, en algún lugar y tal vez por algún cinturón.

EL TIEMPO PASA

En 1998, Rosendo fue la figura cumbre de nuestro deporte… Se enfrentó dos veces a Ricardo “Finito” López, derribándolo en la primera batalla y castigándolo brutalmente en la revancha después de perder su corona AMB de las 105 libras en la báscula.

Se pensó que, saltando a las 108 libras y acercándose a los 30 años, Rosendo nacido en 1970, entraría a un ritmo intenso buscando como ganarle tiempo al tiempo, pero no fue así.

Atravesó 1999 sin ninguna pelea trascendente, y tuvo que esperar hasta agosto del 2000 para perder por descalificación ante Beibis… Luego le arrebató el cinturón en marzo del 2001 y lo defendió ante Siriwat en enero del 2002.

“Tócala otra vez Sam”, diría Rosendo, refiriéndose a la canción de Bogart y Bergman en Casablanca, “El tiempo pasa”.  

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