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Fue un año muy difícil

Gustavo Ortega Campos [email protected] Nadie lo puede negar: este año fue bastante difícil. El síntoma de iliquidez (falta de circulante en la economía) fue percibido casi todo el año. Por primera vez el gobierno aceptó que tenía “retrasos” en el pago de las planillas de los funcionarios públicos, las reservas internacionales se desplomaron considerablemente, y […]

Gustavo Ortega Campos [email protected]

Nadie lo puede negar: este año fue bastante difícil. El síntoma de iliquidez (falta de circulante en la economía) fue percibido casi todo el año. Por primera vez el gobierno aceptó que tenía “retrasos” en el pago de las planillas de los funcionarios públicos, las reservas internacionales se desplomaron considerablemente, y el comercio vivió momentos desesperantes ante la falta de compradores.

A finales de agosto, el Estado enfrentó una severa crisis, los trabajadores de Educación y Salud reclamaron por sus salarios, los constructores clamaron por los pagos retrasados definidos en contratos con varias entidades del gobierno, y las alcaldías no estaban recibiendo sus transferencias.

A eso se le sumaron los atrasos en los desembolsos para las elecciones y el pago para los trabajadores del Consejo Supremo Electoral.

Tras responder a los reclamos inmediatos, el gobierno continuó siendo el blanco de señalamientos, pues la situación seguía igual, la causa definida fue el ambiente electoral, otros adujeron que fue la falta de incentivos lo que provocó la disminución de las recaudaciones, situación que tras las elecciones se está viendo compensada, según indicaron los regentes de la tributación nacional.

La crisis del café, cuyo análisis también está reflejado en este suplemento, vino a desajustar aún más la situación, y el comercio exterior no estuvo en su mejor momento. El año entero se respiró tensión.

Ésta se reflejó en el desplome de las reservas internacionales, hasta por 181 millones de dólares durante todo el año.

El desplome, según los expertos, se originó por la fuga en los depósitos de la banca comercial en los meses —y días—previos a las elecciones, y por la suspensión en los desembolsos del Fondo Monetario Internacional (FMI), ocasionados por el incumplimiento a los acuerdos establecidos en el programa de ajustes, conocido como ESAF.

En el caso de los depósitos, éstos son una parte importante para el respaldo de las reservas internacionales, pues garantizan a través del encaje legal un alto porcentaje en el saldo de las mismas.

Este año el encaje legal subió tres puntos para ubicarse en 19.25 por ciento del total de depósitos, situación que no sirvió de mucho debido a la incertidumbre que enfrentó la banca en este período.

Por el lado de los desembolsos con el FMI, el gobierno optó por renegociar los términos, y firmó un acuerdo interino que concluye el 31 de diciembre, con lo que se logró destrabar fondos negociados con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Pero tras las elecciones, como por gravedad, las cosas mejoraron, las reservas internacionales han mantenido un ritmo ascendente hasta ubicarse en 153.3 millones de dólares (en el caso de las reservas internacionales netas). En octubre el saldo fue de 88.7 millones de dólares.  

Economía

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