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Cómo hacer la voluntad de Dios

Félix Pedro Rivera B.

El rey david en una de sus ple-garias dirigidas al Altísimo, clamó diciendo: enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud (Salmo 143:10). Por la voluntad de Dios Pablo fue escogido para ser el apóstol de los gentiles. “Todas las cosas por Dios fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3). El Universo, los Cielos y la Tierra, y todo lo que en ellos hay, se mueve sólo por el poder divino.

La sabia doctrina de Jesús, en los albores del cristianismo, fue conocida como El Camino (Hechos 9:2; 19:9; 19:23; 22:4). Más tarde a los creyentes se les llamó Cristianos por primera vez en Antioquía (Hechos 11:26). El sacrificio de Jesús en la cruz por los pecados de la humanidad, se debió a un acto de sumisión y obediencia hacia el Padre quien dio a su Hijo único “para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). En las Sagradas Escrituras encontramos a Cristo como un paradigma de obediencia: “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (Hebreos 5:8). El apóstol Pablo dice: y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él (Colosenses 3:17). Jesucristo siendo Dios no se aferró a su posición divina; “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). Durante su corto ministerio aquí en la tierra, Jesús soportó muchas pruebas, pero todo lo puso en manos de su Padre quien lo fortalecía en los momentos de flaqueza. Siempre hizo la voluntad de Dios. En la cruz, antes de exhalar el último suspiro dijo: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46). En una ocasión que Jesús hablaba a la gente, su Madre, la Virgen María y sus hermanos le necesitaban, y alguien fue a Jesús y le dijo: “he aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo él al que le decía esto dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos dijo: he aquí mi Madre y mis hermanos: porque todo aquél que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre” (Mateo 12: 47-50). Así que todo varón irreprensible que obedece al Padre es hermano de Jesús, así también la mujer que se entrega espiritualmente al servicio de Dios y los demás, haciendo su santa voluntad, esa es hermana y madre de Jesús. ¡Oh excelsa sabiduría la de Dios! Algunos seudorreligiosos, usando la sabiduría humana, cuestionan las sabias palabras de Jesús diciendo que fue un desaire lo que hizo con su Madre y sus hermanos; mas es todo lo contrario, Jesús nos dejó una sabia enseñanza de cómo hacer la voluntad de Dios. El apóstol Pablo en su primera carta a los corintios nos dice lo siguiente: “porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres” (1 Corintios 1:25).

El verdadero cristiano es aquel que hace la voluntad de Dios, imitando a Cristo, y poniendo en práctica sus mandamientos. Si tenemos algo que hacer mañana u otro día, ya sea esto o aquello, es menester que digamos: “Si el Señor quiere” (Santiago 4:8). En una ocasión Pablo estando en Cesarea, en casa de Felipe el evangelista, un profeta llamado Agabo le profetizó que no subiera a Jerusalén porque padecería en manos de los gentiles, y como no pudieron persuadirle, desistieron diciendo: “hágase la voluntad del Señor” (Hechos 21:14).

Así que hermanos, hagamos siempre la voluntad “del Padre de las luces en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17). “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros” (Efesios 5: 1-2). “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos” (1 Pedro 2:15). “Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal” (1 Pedro 3:17). Y no terminaríamos de citar muchos pasajes de la Biblia donde podemos encontrar abundancia de ejemplos y testimonios de hombres que hicieron la voluntad de Dios. Para que nuestros caminos sean prosperados y tengamos larga vida sobre la Tierra, es necesario que hagamos siempre la voluntad de Nuestro Padre que está en los cielos.

El autor es ex vicepresidente de AHUCA (Asociación Humanista Centroamericana), reside en San José, Costa Rica).  

Editorial
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