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Alejandro Martínez Cuenca.

Alejandro Martínez Cuenca: “Nunca fui el hombre fuerte”

Fabián Medina [email protected] Alejandro Martínez Cuenca está en campaña. Le disputa la candidatura presidencial en el Frente Sandinista nada más y nada menos que a Daniel Ortega, algo que parece improbable de lograr a menos que aquél, más como rey que como líder, abdique. Por ahora sus fortalezas, según él mismo valora, son la capacidad […]

Fabián Medina [email protected]

Alejandro Martínez Cuenca está en campaña. Le disputa la candidatura presidencial en el Frente Sandinista nada más y nada menos que a Daniel Ortega, algo que parece improbable de lograr a menos que aquél, más como rey que como líder, abdique. Por ahora sus fortalezas, según él mismo valora, son la capacidad de diálogo y negociación, su sólida preparación profesional, y de última hora el todavía indirecto apoyo de Humberto Ortega, hermano de Daniel.

Martínez Cuenca es bajo de estatura, e insiste en usar una silla más alta para las fotografías. Trata de ser afectuoso con quienes llegan a su oficina. Un candidato en campaña.

Su punto débil: el haberse convertido, justa o injustamente, en el símbolo de lo más negativo de la economía sandinista: filas, hiperinflaciones, lunes negros, racionamiento…

-Alejandro Martínez Cuenca fue una persona de mucho poder durante la década de los ochenta. Manejó la estrategia económica del gobierno…

“Eso es un mito. Es un mito que se acuña fundamentalmente por algunas personas que se van de Nicaragua que creen que debe haber un hombre fuerte en la economía. Veían primero al Che Laínez, como el hombre fuerte en el tiempo de Somoza, a Roberto Incer, en la última parte de la dictadura, primero quisieron ver a Alfredo César como el hombre fuerte (en el sandinismo), pero se fue, después quisieron ver a otras figuras como Figueroa, el comandante Henry Ruiz, y ya en la última etapa es que entro yo a jugar un papel en la parte económica”.

“Por ocho años mi papel en la economía nicaragüense fue muy tangencial porque yo era ministro de Comercio Exterior y a lo que me dedicaba era fundamentalmente a la operación de las empresas de comercio exterior e interior. En 1988, cuando ya la situación de la guerra está agobiante, la economía ha saltado por los aires, el comandante Daniel Ortega, Presidente de la República, me pide que asuma el Ministerio de Planificación y lo primero que yo hago es plantear que no estaba de acuerdo, como nunca estuve, en empujar una planificación centralizada que era la tónica que se impuso por el año 82 cuando el Ministerio de Planificación está en manos de un miembro de la Dirección Nacional, el comandante Henry Ruiz”.

-A usted, sin embargo, se le responsabiliza, se le ve como símbolo de lo más negativo de la economía en esa década: la hiperinflación, las filas, el racionamiento…

“Ese es un símbolo totalmente ficticio. En primer lugar, yo no tenía ninguna responsabilidad en decidir si había o no había racionamiento. Yo fui contrario al racionamiento, fui contrario a muchas de esas medidas, pero claro era un momento muy difícil”.

-Pero si se mete a campaña sabe que por ahí le van a venir los ataques.

“Eso no me preocupa en lo mas mínimo. La gente está clara. El hecho que estemos hablando de esto en ningún momento pretende decir todos los que estuvimos en los años 80 somos responsables pero no tenemos culpabilidad. Y eso es lo que yo quiero separar: somos responsables de los aciertos y los desaciertos que hubieron en los 80. Lo que quiero decir es que no existía tal cosa como el hombre fuerte de la economía cuando las decisiones fueron muy colectivas. La guerra impuso una lógica completamente diferente. Hubo una Dirección Nacional muy fuerte, muy firme, que estaba enfrentada a una situación de guerra y las personas como Martínez Cuenca éramos una dentro de un montón de personas que tomábamos las decisiones. Claro, lo importante, creo es que oyó el mensaje que con firmeza yo di en 1988, que ya la situación se había agotado, que no había más espacio para creer que con racionamiento podríamos resolver los problemas. De eso sí asumo la total responsabilidad: de haber dado el campanazo”.

-¿Cuando usted entrega su cargo en el 90, a cómo estaba el córdoba con respecto al dólar?

“No sé… a cualquier cifra. Lo más importante es que los años ochenta, en toda América Latina, fue la década perdida, y eso es lo que no han podido magnificar todos los sectores adversos al sandinismo. Que no es un problema que sólo se dio en Nicaragua”.

-Ahora se está lanzando como precandidato por el Frente Sandinista. ¿Qué debe hacer pensar a los sandinistas que usted es mejor candidato que Daniel Ortega o que Víctor Hugo Tinoco?

“Yo considero que no se trata de ser mejor. Esta no es una comparación de quién es mejor para qué. Los tres precandidatos que nos hemos postulado, cada uno tiene su propia historia, liderazgo ganado y su propio espacio. Primero hay que convencer a los sandinistas que Martínez Cuenca es el candidato idóneo. ¿Y qué es lo que tiene Martínez Cuenca distinto a los demás? Una forma y una experiencia acumulada que nos permite decir que Martínez Cuenca apela a la gente, su seriedad, su dominio de áreas importantísimas como es el área económica y financiera. Conozco la industria, no porque me lo dicen o lo he estudiado, sino porque soy industrial, he sido ganadero, he sido agricultor. Martínez Cuenca es el único candidato que puede conducir al Frente Sandinista al triunfo”.

-¿Y Daniel Ortega por qué no podría ser?

“Nooo, yo creo son experiencias diferentes…”

-Es que usted dice que Martínez cuenca es el único que podría conducir al Frente al triunfo, ¿por qué no podría Daniel Ortega?

“Lo que te puedo decir es que eso le va a tocar al votante decidir…”

-Se siente que usted está evitando tocar el caudillaje que tiene Daniel Ortega. Como que quiere vencerlo sin tocarlo, rodeándolo…

“Por una razón muy sencilla: acordémonos que estas son dos etapas. La primera etapa es que esta consulta popular es para mí un auténtico ejercicio, por lo tanto tengo que ganar votos sandinistas que como yo respetamos que el Frente Sandinista es por mucho uno de los más importantes de Nicaragua. El más organizado y no puede desconocer… Hay que separar los temas. Mi disputa en estos momentos es una disputa política no de programas. Eso es lo que quiero hacer ver, sin que cause fisura, porque si el Frente se parte va a ser muy difícil que podamos contribuir con una oferta ganadora”.

-¿Cómo piensa derrotar usted la ascendencia que tiene el comandante Ortega, que es muy fuerte?

“Es indiscutible que la ascendencia y la fuerza del precandidato Ortega es fuerte, y además que estamos en unos tiempos muy limitados, por eso yo estoy trabajando muy aceleradamente. Yo hice una encuesta personal, esta es una decisión propia que he tomado con mi familia, donde dijimos vamos a exponernos a esto pero por estas razones… Porque creemos que tenemos que dar a Nicaragua tranquilidad, y vamos a proponer la candidatura de Martínez Cuenca porque yo considero que tengo atributos que la gente está demandando como me lo demuestran las encuestas personales que he hecho”.

-Hay una tesis que circula por ahí que dice que la aparición de Martínez Cuenca obedecería a una intención de dividir en el Frente Sandinista el voto antidanielista para favorecer a Daniel Ortega.

“Eso es un disparate completo. Un total disparate. Primero no valorar cuál es el activo que Martínez Cuenca tiene. ¿Y cuál es el activo? Su credibilidad. Y cómo la voy a exponer. ¿A razón de qué? Yo no voy a exponer eso para hacerle el juego a un tercero. Lo hago porque estoy convencido que el Frente Sandinista puede ganar pero si lleva la fórmula correcta, y Alejandro Martínez Cuenca es el componente de esa fórmula”.

-Dentro del sandinismo a usted siempre se le ha visto como ficha de Daniel Ortega.

“Lo importante es que hay muchos que dicen que soy ficha de ellos, entonces creo que algo debe tener este candidato que se apropian de él”.

-¿Humberto Ortega esta apoyando su candidatura?

“No sé. Lo que sí le puedo decir es que cuando yo decidí postularme hice un trabajo de investigación a fondo. No sólo sobre las condiciones que había para hacer efectivo y real este proyecto sino saber con qué fuerza se podía llegar a contar. He recibido mensajes de varias personas importantes del Frente Sandinista que en su momento tendrán que decidir si apoyan o no esta candidatura”.

-¿Quiénes son esos líderes que le han mostrado su apoyo?

“Hay de diferentes sectores, personas de muchísimo respeto, como es el doctor Aldo Díaz Lacayo, pasando por los distintos mercados, secretarios políticos, dirigentes importantes en los departamentos…”

-En la Dirección Nacional…

“También, pero en su momento van a ver los planteamientos que cada uno debe hacer y no soy yo quien los debe hacer”.

-¿Qué opinión tiene de Tomás Borge?

“Es uno de los dirigentes de más edad en el Frente Sandinista por lo cual lo respeto como dirigente, aunque tengo mis desacuerdos. En amplias ocasiones he expresado mi desacuerdo con algunos de sus planteamientos públicos. Esto no quita mi respeto hacia él”.

-Que Humberto Ortega esté apoyando su candidatura ¿no es raro?

“A mí no me extraña que el general Ortega haga el planteamiento que ha hecho. Porque históricamente el general Ortega se ha caracterizado por ser una persona que está viendo el largo plazo. El está planteando preservar uno de los patrimonios más importantes que tiene el Frente Sandinista que es el liderazgo del comandante Daniel Ortega, y que no amerita nada exponer ese liderazgo”.

-¿Qué resultados espera usted de la consulta sandinista? ¿Cuáles son sus cálculos?

“Yo estoy esperando que esta votación sea masiva. Soy realista, tengo poco tiempo, voy a trabajar con mucha intensidad, y lo que espero es ganar el primer lugar con un gran esfuerzo de la gente desbocada a trabajar a favor de esta candidatura”.

-¿Qué porcentaje de votos para usted lo dejaría satisfecho?

“Cualquier cifra arriba del 35 por ciento me deja satisfecho”.

Opinión sobre el Presidente

“Lamento mucho que el doctor Alemán perdió una gran oportunidad de pasar de dirigente partidista a un estadista, y se quedó con la ambición de un dirigente partidario, que además tomó una acción desacertada al no entender que Nicaragua necesita mucha ayuda de la comunidad internacional y en lugar de trabajar en construir confianza en la forma que se administraban los recursos del Estado, abonó para que haya la duda y creo que eso explica los efectos que estamos viendo en la economía nicaragüense al finalizar el año 2000, cuando no llegaron los recursos que se prometieron en Estocolmo producto que este gobierno desestimó los mensajes que la comunidad donante estaba dando”.

Entrevista:
Yerno de un general somocista  

Política

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