La transacción financiera efectuada durante el fin de semana pasado para supuestamente resolver el problema del Interbank, no puede ser más confusa. Se recordará que el 7 de agosto pasado, en una conferencia de prensa en la que participaron el Superintendente de Bancos, el Presidente del Banco Central y hasta el Procurador General de Justicia, se hizo del conocimiento público un enorme desastre financiero dentro del Interbank que ameritaba la intervención inmediata de la Superintendencia de Bancos (SIB). Acto seguido, el Interbank fue declarado técnicamente en quiebra. Los funcionarios estatales hablaron entonces de estafas y de asociaciones ilícitas para delinquir.
Dos meses después sucede algo insólito: la Junta Directiva del Interbank, la misma que llevó a ese banco a la quiebra, aparece “negociando” con otro banco -el Banco de la Producción (Banpro)- la “solución” al mayor problema bancario que ha ocurrido en la historia de Nicaragua. Insólito en verdad. Después de que el Banco Central de Nicaragua (BCN) ha puesto en Interbank la suma de 85 millones de dólares -equivalentes a 3.7 veces el monto que tenían invertido los accionistas al momento de ser intervenido- resulta ahora que son esos mismos accionistas los que se presentan ante el público a decir que han resuelto el problema y que de ahora en adelante serán la entidad bancaria más grande de Nicaragua y una de las mayores de Centroamérica.
Por casos como éste es que Nicaragua es considerado un país surrealista. Pero esto es sumamente serio, y amerita de parte de la Superintendencia de Bancos una clarificación total y detallada de lo que verdaderamente está ocurriendo. No es posible que aparezca el Gerente del Banpro diciendo que su banco y el Interbank han decidido de momento “unirse”, pero que será hasta dentro de 6 meses que se tomarán decisiones. Dijo, asimismo, que más adelante se determinará si los socios de Interbank tendrán o no participación accionaria en el Banpro. ¿Qué quiere decir todo eso? ¿Querrá decir acaso que las pérdidas del Interbank —que hasta la fecha no han sido determinadas oficialmente— son inferiores al capital de sus accionistas? ¿O es que todo lo que se está haciendo no es más que una maniobra para decir que el problema está “resuelto” y poder así despejar el camino para que Nicaragua pueda ingresar en la iniciativa HIPC?
Lo único que ha quedado claro es que los préstamos adeudados por los hermanos Centeno a Interbank, y que ascienden a más de 73 millones de dólares, han sido trasladados al Banco Central, o sea que éste lo que ha hecho es “sanear” al Interbank para que pueda ser adquirido por otro banco. Y por si fuera poco, aparece muy campante el Presidente del BCN, Dr. Noel Ramírez, como si estuviera dando una clase en el Incae, para anunciar que, “en teoría”, pudieran no haber pérdidas en la recuperación de esa cartera, porque se cree que las garantías que la respaldan tienen un valor superior al monto adeudado. ¿Y si su “teoría” está equivocada don Noel? ¿Quién pagará los platos rotos?
Todo el espectáculo montado esta semana pretende hacer creer que se acabó el problema. No obstante, el Vicepresidente de la República, Ingeniero Enrique Bolaños, en una visita que hiciera la semana pasada al Consejo Editorial de LA PRENSA, se lamentaba de que, a su juicio, los medios de comunicación se fijan en cosas “pequeñas”, como la liquidación del Ingeniero Edgar Quintana, por ejemplo, pero que no le ponían atención al caso de Interbank que “representa un problema de 140 millones de dólares”. Y agregaba: “Todo el esfuerzo que nos costó crecer el 7 por ciento se fue por ahí”.
No puede ser posible que después de ocurrido el más grande fraude y escándalo financiero de nuestra historia —que de seguro terminará costándole decenas de millones de dólares a los contribuyentes— queden las cosas como que aquí no hubiera pasado nada: sin nadie acusado, sin nadie castigado. Si eso fuera así, el Gobierno estaría condenando a este país a vivir eternamente en la miseria.