Aunque una gran mayoría de las denuncias que llegaron esta semana a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos abogan por la aplicación de medidas correctivas contra el régimen de Daniel Ortega mediante el DR-Cafta, un grupo de textileras y productores de arroz de EE. UU. están pidiendo que no se adopten acciones que alteren sus negocios.
Gildan, una de las maquilas más grandes de producción de vestuario en Nicaragua, envió una carta a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos en la que planteó que si bien es importante que se preserven los derechos fundamentales de los cuidados en los países socios del DR-Cafta, también abogó para que el Gobierno de EE. UU. no imponga aranceles que afecten a la industria textil.
Si se aplican aranceles punitivos a la industria textil de Nicaragua que utiliza materiales textiles estadounidenses, “ello afectaría negativamente a los trabajadores de los Estados Unidos y de otros países del DR-Cafta, dañando la competitividad de la región frente a los proveedores asiáticos que representan una gran parte del mercado textil estadounidense”, se lee en la carta firmada por Marc Doyon, vicepresidente de Productos Básicos Gildan Activewear Inc.
Doyon explicó que aplicar aranceles afectaría a toda la cadena regional, tomando en cuenta que las operaciones de Gildan están estrechamente relacionadas con los países vecinos, donde también tienen plantas de procesamiento de materia prima, que luego es enviada a Nicaragua para fabricar piezas, que posteriormente se exportan a Estados Unidos.
Gildan resta capacidad a otros países del Cafta
“El algodón estadounidense se procesa primero en hilos en nuestras siete instalaciones de hilado de hilo en Carolina del Norte. Luego, esos hilos se envían a Honduras y la República Dominicana para tejerlos en telas. Operamos grandes instalaciones de fabricación de última generación en Honduras; desde allí, una parte significativa de las telas se exportan a Nicaragua para el ensamblaje final (costura) y la gran mayoría luego se exporta a los EE. UU. como productos terminados, libres de impuestos bajo el DR-Cafta”, explica.
A criterio de Gildan no existe “la capacidad en otros países del Cafta para absorber el reposicionamiento de la producción de prendas de vestir que se encuentra actualmente en Nicaragua”, situación que empeora porque hay incertidumbre sobre la renovación del programa de preferencia hope/help para Haití.
Por lo tanto, “las sanciones a las importaciones de prendas de vestir de los EE. UU. elegibles para el Cafta-DR casi con certeza resultarían en que gran parte de la producción de prendas de vestir de Nicaragua migrara a proveedores asiáticos de bajo costo. Esto sería un duro golpe para el objetivo de relocalizar la manufactura textil y la producción de prendas de vestir”.
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Recordó que “el Gobierno de los Estados Unidos ha establecido como prioridad fortalecer la manufactura doméstica, asegurar las cadenas de suministro regionales y reducir la dependencia de los proveedores extranjeros, en particular en Asia. Trasladar la producción de prendas de vestir desde Nicaragua socavaría estos objetivos de política críticos y, en última instancia, erosionaría la manufactura estadounidense”.
Gildan defiende Milliken & Company denuncia
En los últimos veinte años, Gildan ha invertido 850 millones de dólares en operaciones en Estados Unidos, principalmente en hilado de hilos. Asegura que sancionar las exportaciones de tejidos de Nicaragua pondría en riesgo casi 3,000 personas en Estados Unidos, de las cuales unas 1,800 trabajan en la fabricación de hilos.
“Gracias a la regla de origen de hilados en el Cafta, el T-MEC y otros acuerdos comerciales, nuestras operaciones en Estados Unidos y Nicaragua están estrechamente vinculadas. Nuestras operaciones en Nicaragua consumen casi exclusivamente hilados en Estados Unidos fabricados con algodón cultivado en Estados Unidos (consumimos unos 500 millones de dólares de algodón cultivado en Estados Unidos al año)”, precisa.
Y añade: “Penalizar las importaciones de prendas de vestir nicaragüenses sólo reducirá aún más la producción y costará puestos de trabajo en Estados Unidos, los países del Triángulo del Norte y otras partes de la región, en detrimento de estos objetivos notables y en beneficio de los competidores asiáticos”.
El planteamiento de Gildan sobre los temores de que los productores de vestuario asiáticos amplíen su participación en el mercado de Estados Unidos, contrasta con la denuncia que también hizo en dicha oficina Milliken & Company, el mayor fabricante nacional de textiles de los Estados Unidos.
En su queja, la empresa estadounidense acusó al régimen de Ortega de privilegiar las operaciones de maquilas chinas, que han usado materia prima proveniente de zonas de violación de derechos laborales en China, productos que luego son vendidos en Estados Unidos.
Defensores del régimen ignoran violaciones
“Con base en nuestro análisis de los márgenes y los costos de las materias primas, sospechamos que muchas de estas empresas están operando deliberadamente con pérdidas para dañar deliberadamente a la industria estadounidense, eliminando así la competencia de las empresas estadounidenses”, precisó.
Indicó que “al menos una empresa textil de propiedad china (que opera en Nicaragua) ha cometido abusos de los derechos humanos y laborales reconocidos internacionalmente. El informe Laundering Cotton (Lavado de Algodón), de la Universidad Sheffield Hallem en el Reino Unido, vinculó a esta empresa textil de propiedad china en Nicaragua con el uso de algodón de Xinjiang, una zona de China que Estados Unidos ha censurado por su programa de transferencia de mano de obra patrocinado por el Estado. El Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre el Partido Comunista Chino también expresó su preocupación por los productos fabricados con trabajo forzado que ingresan al mercado estadounidense a través de Nicaragua, en una carta el año pasado”.
Gildan —que en su carta ignora las violaciones de los derechos humanos en Nicaragua— argumentó que los países Cafta como Nicaragua “han hecho avances significativos en la mejora de las condiciones de los trabajadores, especialmente en comparación con muchos países asiáticos productores de prendas de vestir”.
Los arroceros de EE. UU. también piden no tocar el Cafta
Otra organización que también pide al Gobierno de Estados Unidos que no se afecte al Cafta es la Federación Arrocera de los Estados Unidos, con presencia en Arkansas, California, Florida, Luisiana, Misisipi, Misuri y Texas.
En su carta enviada al Gobierno, la organización dice que “reconoce la gravedad de los problemas identificados en la investigación de la USTR para responsabilizar a Nicaragua por sus actos, políticas y prácticas que pueden violar los derechos laborales, los derechos humanos, desmantelar el Estado de derecho y que pueden afectar el comercio de los EE. UU.”
No obstante, asegura que con base en la Lista de bienes producidos mediante trabajo infantil o trabajo forzoso de 2024 del Departamento de Trabajo de los EE. UU. no ha habido denuncias de abusos o violaciones de los derechos humanos o laborales en el sector arrocero de Nicaragua.
Además indica que las exportaciones de arroz de Estados Unidos mediante el Cafta ha permitido que los exportadores de ese país hayan desarrollado “una asociación profunda con los molineros de arroz en Nicaragua, lo que creó una transición fluida cuando el cupo arancelario para el arroz de EE. UU. se liberalizó en 2023”.
“En 2023, Nicaragua fue el cuarto mercado más grande para las exportaciones de arroz en bruto de EE. UU. El país es también el segundo mercado más grande para todo el arroz estadounidense entre los miembros del Cafta”, mencionó.
Arroceros también defienden
La organización ve en Nicaragua un mercado atractivo, tomando en cuenta que según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en el país el consumo anual de arroz per cápita, con casi 185 libras por año, es el más alto entre los miembros de América Central, “lo que demuestra una gran demanda de este grano básico”.
“Las inversiones que los exportadores de arroz estadounidenses han hecho en Nicaragua a lo largo de los años han permitido que Estados Unidos siga siendo la fuente más confiable de arroz y cree valor agregado para la economía nicaragüense mediante la molienda del arroz en bruto importado para obtener el producto molido final. Como se mencionó anteriormente, la industria de molienda de arroz de Nicaragua no tiene supuestas violaciones de los derechos humanos o laborales y se ha asociado con la industria arrocera estadounidense para crear empleos de valor agregado en la economía local”, reiteró.
De hecho las exportaciones de este grano de Estados Unidos representan actualmente la gran mayoría de las importaciones de arroz de Nicaragua, representando casi el 88 por ciento en 2023. Sin embargo, la organización dice que el sector arrocero estadounidense podría perder terreno si se sanciona el Cafta, terreno que sería ganado por Brasil, que desde mediados de la década de 2000 se ha vuelto más eficiente en la producción de arroz y ha ampliado las exportaciones a toda América Latina y el Caribe, incluida Nicaragua.
“Los principales exportadores de arroz asiáticos también están incursionando en la región. Estos competidores han reducido cada vez más la participación de mercado de Estados Unidos en la región en los últimos años, y es probable que amplíen significativamente esta participación si Estados Unidos pierde el acceso libre de aranceles al mercado nicaragüense en virtud del Cafta”, alertó.
No toleran violaciones, pero
Además indicó que cualquier perturbación al Cafta, “nuestros socios nicaragüenses también deben navegar este difícil entorno de políticas para garantizar una alimentación adecuada para la población nicaragüense. Nos preocuparía profundamente si alguna acción recomendada de la revisión de la Sección 301 incluyera perturbaciones comerciales que pudieran conducir a represalias contra las exportaciones de arroz de los Estados Unidos (y así permitir una presencia más fuerte para nuestros competidores) o socavar los compromisos de acceso al mercado alcanzados en virtud del Cafta. Sin duda, hay mucho que se podría mejorar en las relaciones diplomáticas y económicas entre Estados Unidos y Nicaragua y mucho se podría lograr dentro del marco actual que ofrece el Cafta”.
Por su parte, la Asociación de la Industria de la Moda de los Estados Unidos (USFIA, por sus siglas en inglés) señaló que si bien la organización y sus empresas miembro “no toleran las violaciones de los derechos humanos, las violaciones de los derechos laborales y la degradación del Estado de derecho que están tan bien detalladas en el Aviso del Registro Federal del USTR del 13 de diciembre, advirtió que sanciones en la cadena de suministro de textiles en Nicaragua pueden tener efectos económicos negativos”.
La organización recordó que Nicaragua ha sido durante mucho tiempo un mercado de exportación clave para la industria textil estadounidense y un destino de abastecimiento clave para las marcas y minoristas de ropa de Estados Unidos.
USFIA dice que afectaría la cadena de suministro
En 2023 Nicaragua fue el noveno mercado de exportación más grande del mundo para las exportaciones de textiles y productos textiles de Estados Unidos. “La abrumadora mayoría de los hilos y telas exportados a Nicaragua se incorporan luego a las prendas de vestir que se exportan de regreso a los Estados Unidos”.
De hecho, en 2023, Nicaragua fue el noveno proveedor más grande de prendas de vestir a los Estados Unidos, exportando 582.5 millones de metros cuadrados equivalentes. “Si bien gran parte de esta ropa calificó para el tratamiento libre de impuestos en virtud del Cafta, incluso la ropa que no califica comúnmente contiene una cantidad significativa de hilo y tela estadounidenses”, precisó.
“Esta cadena de suministro integrada es vital para la salud de las empresas textiles nacionales y es extremadamente importante para las marcas y los minoristas de ropa de Estados Unidos. Los vínculos entre las empresas estadounidenses y sus socios del sector privado centroamericano ofrecen una alternativa esencial a Asia”, señaló la organización.
Indicó que sin quitar méritos subyacentes de la investigación de la Sección 301 de Nicaragua recientemente lanzada por el USTR, “el aumento de los aranceles o cuotas a las importaciones de prendas de vestir de Nicaragua afectaría una cadena de suministro regional, integrada y vital para el sector textil y de la confección de los Estados Unidos, desde los productores de algodón hasta las marcas y los minoristas”.
USFIA habló del cierre de Anitec
A diferencia de las otras organizaciones, esta asociación reconoció y habló abiertamente de las acciones represivas de la dictadura de Ortega, que alcanzó a la Asociación Nicaragüense de la Industria Textil y Confección (Anitec).
“La decisión del presidente Ortega de cerrar la organización que representaba a los productores textiles y de la confección de su país dice mucho sobre si Ortega considera que un sector textil y de la confección nicaragüense saludable es beneficioso para sus intentos de consolidar y mantener el poder. Por lo tanto, la USFIA pediría a la USTR, mientras lleva a cabo su investigación de la Sección 301, que considere si los aranceles u otras restricciones comerciales sobre la ropa de origen nicaragüense lograrían los objetivos declarados de la USTR o, en cambio, solo servirían para reforzar el control de Ortega sobre el poder, lo que solo empeoraría la situación en Nicaragua con respecto a los derechos humanos, los derechos laborales y el Estado de derecho”, dijo.
En la parte final de la carta, la USFIA condena “enérgicamente las violaciones constantes de los derechos laborales y humanos en Nicaragua, y condena enérgicamente la erosión del Estado de derecho en el país”, pero recomendó a las autoridades “considerar si otras autoridades legales serían más apropiadas y efectivas para promover el cambio para el pueblo de Nicaragua”.
Atizaría migración
Por su parte, la Asociación Estadounidense de Ropa y Calzado (AAFA, por sus siglas en inglés) se pronunció en la misma línea de las otras organizaciones, al señalar que estaban conscientes de la difícil situación en Nicaragua, pero recordó el papel del país en el comercio de prendas de vestir en el marco del DR-Cafta.
“Seguimos preocupados porque cualquier acción dirigida a Nicaragua, que necesariamente dañaría al resto de la región del Cafta ya que es imposible contener lo que serán efectos indirectos automáticos y adversos, socava otras prioridades de política de los EE. UU. Por ejemplo, las empresas están buscando diversificarse más allá de los proveedores tradicionales en Asia, como China. Al mismo tiempo, somos conscientes de que nuestras inversiones en la región aseguran empleos buenos y bien remunerados en la región, lo que deprime las presiones migratorias que sienten los Estados Unidos. Dañar la relación comercial entre los EE. UU. y Nicaragua va en contra de ambas prioridades”.
“Instamos a la USTR a no tomar ninguna medida, fuera del Cafta, que afecte negativamente a los trabajadores y las comunidades de los Estados Unidos, Nicaragua o el resto de la región, como prohibiciones de importación o aumentos de los aranceles sobre los textiles y la ropa. Es imperativo que antes de proponer o considerar futuras prohibiciones o aranceles, se lleve a cabo un proceso completo y minucioso para determinar si dichas medidas lograrán su objetivo y si habrá otros daños colaterales. No podemos esperar influir en el comportamiento en Managua haciendo que sea más caro para los estadounidenses vestirse todos los días, perjudicando a los trabajadores estadounidenses y sus comunidades que dependen de la asociación Cafta o perjudicando a nuestros otros socios del Cafta”, puntualizó.