El pasado lunes diez de junio en mi acostumbrada columna en esta página de opinión, contesté al exmagistrado Rafael Solís acerca de su insinuación sobre una solución que a decir verdad ha demostrado no resolver a mediano y largo plazo lo que nuestro pueblo ha deseado por décadas. Me refiero a una convivencia pacífica de nuestra sociedad. El artículo lo titulé “Enterremos de una vez por todas especulaciones sobre soluciones armadas”. En él hice referencia a la oposición venezolana a la que elogié por la madurez política alcanzada en su actuar de cara a las elecciones nacionales, a celebrarse el próximo veinte y ocho de julio.
En la edición de LA PRENSA del pasado catorce de junio, en su página política, trajo una entrevista con el título “¿Grupos opositores deberían prepararse para las votaciones de 2026?” Esto dicen algunos. Dicho artículo recoge la opinión de varios opositores los que, con algunas diferencias de opinión, mínimas diría yo. Expresan meridianamente que la solución a nuestras diferencias debe ser pacífica y democrática, para luego concluir que deben comenzar en prepararse de cara a las futuras elecciones presidenciales en noviembre del 2026. Uno de los entrevistados dijo y transcribo literalmente: “Las discusiones bizantinas que tiene la oposición en este momento dejan a los grupos sin un rumbo claro”.
Esa idea que aparentemente comienza a germinar, podría ser con el tiempo la solución al problema social al que nos enfrentamos desde hace décadas. En mi artículo al que hago referencia, hago remembranza del acto del enterramiento de las armas que se usaron durante la guerra, expresando, que si bien enterramos las armas no enterramos nuestros odios y mientras no lo hagamos seguiremos a la saga de otros países que lograron encontrar una salida a sus diferencias.
Estoy consciente que para lograr esto se requiere una madurez política que hasta ahora no hemos demostrado poseer, pero que nuestro pueblo nos está pidiendo a gritos desde hace tiempo. Con esto quiero decir, que ya basta de eslóganes de enfrentamientos que como dice un amigo, en realidad lo que buscan es quítate tú para ponerme yo. Venir o seguir insistiendo en lemas de campaña confrontativos seguirá dando el mismo resultado, que ha demostrado no resolver nada. En Venezuela la oposición ha dicho en repetidas ocasiones que de ganar las elecciones gobernarán para todos los venezolanos, inclusive se han atrevido a declarar que podrían proponer una amnistía con el propósito de enrumbar el país por una senda de progreso y democracia para todos, sin pensar en vendettas o noches de cuchillos largos. Sino en dejar atrás todo lo que los ha llevado a ser uno de los países con más inflación en el mundo, siendo uno de los países más ricos del mundo.
Personalmente creo que si le damos la espalda, como se la dimos a insinuaciones de soluciones a la antigüita y nos enfrascamos en fortalecer las soluciones a nuestras diferencias de forma pacífica y democrática, nos daremos cuenta que el mundo entero nos apoyará. En ese proceso los nicaragüenses de dentro y fuera de nuestras fronteras debemos abrir muy bien los ojos, porque no es cierto que todo se limita a escoger entre blanco o negro. Hay matices, dejemos lo que se esté haciendo bien sin pretender demoler todo para reconstruirlo nuevamente.
Para finalizar a riesgo de parecer lo que no soy, mi consejo a mis compatriotas es que sigan auscultando la posibilidad de seguir madurando y que se den cuenta que, si abrazamos la solución a nuestras diferencias de forma pacífica, el mundo entero estará de nuestro lado, solo así podremos salir adelante como sociedad, como lo sugirió LA PRENSA en un reciente editorial. Una solución en donde el único ganador sea el pueblo. Aunque suene increíble, la solución podría estar en la madurez con que sigan actuando quienes aspiran a ser gobierno.
El autor es analista político y directivo nacional de las Fuerzas de Veteranos de Guerra de la Resistencia Nicaragüense.