Basta leer las primeras líneas de esta obra para darse cuenta de que se empezó a escribir desde la noche misma del viernes 25 de junio de 2021, cuando patrullas de la Policía llegaron violentamente al Condominio Palma Real 2 en busca de Pedro Joaquín Chamorro Barrios.
Parece una verdad de Perogrullo, pero no todos tenemos la habilidad y la capacidad de registrar tantos detalles como los que se verán expuestos en este libro al que Pedro Joaquín llega con las herramientas del periodista que es, más que como víctima, como testigo y depositario de los “destinos” que sus ancestros le han heredado en el afán de hacer de Nicaragua una República.
El libro comprende 15 capítulos y una instrucción, con los siguientes temas:
Introducción.
Capítulo 1. Cómo y por qué me detuvieron
Capítulo 2. Primer impacto en El Chipote
Capítulo 3. Rumbo a una dimensión desconocida
Capítulo 4. Sobreviviendo en El Chipote
Capítulo 5. La segunda acusación
Capítulo 6. Cuatro días con Hugo Torres
Capítulo 7. Visitas familiares y poemas sin papel
Capítulo 8. El discurso de los “Hijos de perra”
Capítulo 9. Juicios insólitos
Capítulo 10. Víctor Hugo Tinoco
Capítulo 11. El regreso a casa
Capítulo 12. Los policías que nos custodiaban
Capítulo 13. La visita del Comisionado Rocha
Capítulo 14. Diciembre: señales de cambio
Capítulo 15. El Vuelo 222 a la libertad
Esta primera entrega recoge la Introducción y el Capítulo 1 que comienza justamente cuando los policías botan a patadas la puerta del pequeño condominio.
Introducción
El legado de nuestros padres y ancestros a menudo nos coloca por los mismos senderos de nuestro destino que ellos recorrieron. En su lucha contra la dictadura de los Somoza, en abril de 1954 a raíz de un fallido complot contra Anastasio Somoza García, mi padre compartió celda con el padre de Arturo, don Arturo Cruz Porras y tejieron una amistad que duró toda la vida.
Por ser fiel a esos ideales libertarios por los que estos dos amigos lucharon contra la dictadura de aquel entonces, el destino me puso en la misma celda en el 2021 con su hijo homónimo, mi buen amigo Arturo Cruz Sequeira. Tal parece que estamos condenados a repetir el ciclo histórico que nos tocó vivir, a ser permanentemente opositores, una situación hereditaria.
Pero las asombrosas casualidades de la vida no terminan allí, el padre de mi compañero de celda Víctor Hugo, Rodrigo Víctor Tinoco Altamirano, también estuvo preso en la prisión “El Hormiguero” junto a mi padre en ocasión de la gran redada de opositores que se produjo en septiembre de 1956 luego de que Anastasio Somoza García, fundador de la dinastía, fuese ultimado a balazos por Rigoberto López Pérez en ocasión del lanzamiento de su candidatura reeleccionista.
“Tu madre —me dijo una vez su hijo y mi compañero de celda, Víctor Hugo Tinoco en El Chipote— le llevaba la comida a tu padre en generosas cantidades y él la compartía con varios presos, entre ellos, mi padre, quien estuvo preso en 4 oportunidades y entiendo que fue en 1956 que coincidió con tu padre”.
Más aún, don Humberto Chamorro Chamorro, abuelo de quien también fue mi compañero de celda, José Adán Aguerri Chamorro, estuvo preso junto a mi padre en una de las tantas redadas que tuvieron lugar durante la lucha contra la dictadura dinástica de los Somoza.
La admiración y el orgullo que sentimos por el legado de nuestros padres y nuestros abuelos en la historia patria nos obliga a seguir sus pasos y enfrentar las consecuencias.
No debe sorprendernos, que dos hijos de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, Cristiana y yo, hayamos sido detenidos en una dictadura peor como es la que hoy padecemos, y un tercero, Carlos Fernando, haya tenido que exiliarse por veredas dos veces en tres años en Costa Rica para evitar ser arrestado y poder continuar ejerciendo libremente su valiosa labor periodística.
Tampoco es casual, que dos de sus sobrinos, Juan Sebastián Chamorro García y Juan Lorenzo Holmann Chamorro, también hayan compartido injusto tiempo en prisión de casi dos años en El Chipote.
En un determinado momento, habíamos perdido la libertad 4 primos hermanos, todos nietos de Pedro Joaquín Chamorro Zelaya y Margarita Cardenal Arguello: Cristiana, Juan Sebastián, Juan Lorenzo y quien escribe, también estaba preso un primo segundo José Adán Aguerri Chamorro y mi hermano Carlos Fernando se salvó de la cárcel segura exiliándose pocas horas antes en Costa Rica.
En su libro testimonial El diario de un preso, en el capítulo titulado Los Abuelos, mi padre, héroe nacional, honra su legado y escribe los siguientes párrafos que considero relevantes para este libro:
“Allí, sobre los escenarios que un día sirvieron de fondo a la tragedia de Nicaragua contra William Walker, tuve mis primeras nociones de lo que era la Patria”.
“Luego aprendí más. Supe que nadie tenía el derecho a arrebatar la decisión de su destino a un pueblo. Aprendí en la historia que mis abuelos lucharon para liberar a Nicaragua del filibustero Walker. Eran aquellos señores cuyas pobladas barbas asustaban mi imaginación infantil desde los marcos de sus retrateras colgadas en la biblioteca de mi padre”.
“Mis viejos generales!! Con sus botones dorados, sus ridículas casacas y sus hermosas proclamas”.
“Y después mi padre, recto y firme, bondadoso y sencillo, apasionado de la historia y de la verdad, más de una vez esperaba mi respuesta cuando señalando un muro de Granada, me decía: aquí cayó Mateo Mayorga, o aquí cayó Ponciano Corral, a quien Walker hizo fusilar por patriota, acusándolo de traidor a la Patria”.
“Y luego me hablaba de cómo su familia se había rebelado siempre contra los tiranos, y de cómo en tiempos de Zelaya, su padre y sus tíos pasaron años en la cárcel vistiendo el traje de rayas y arrastrando una cadena de hierro, hasta que derrocaron al tirano”.
“Así fue mi educación y nadie pudo evitarlo”.
Honrando el legado de mi padre y nuestros ancestros, escribo este libro testimonial ajustado a la verdad. Lo más ceñido posible a la verdad que yo viví, no pretendo relatar en este libro más allá de lo que me consta y que logré grabar en el “disco duro” de mi memoria, ya que donde estuve no era posible escribir nada, pero sí se puede recordar, sin guardar odio ni rencor.
Capítulo 1: Cómo y por qué me detuvieron
Estábamos acostados, ya buscando el sueño, como a eso de las nueve y media de la noche del viernes 25 de junio de 2021, cuando unos ruidos fuertes nos hicieron levantar de sobresalto, habían quebrado la puerta de mi casa a patadas para allanarla. Salimos de nuestra habitación en pijamas y nos encontramos con muchos oficiales que apresurada e inexplicablemente, buscaban cómo llevarme preso.
“Entraron muy violentos —relató mi esposa Martha Lucía a La Prensa en su edición del domingo 27— sin embargo, yo reaccioné y les dije: por favor cálmense en esta casa no hay violencia, esta es una casa de Dios, donde hay amor y paz. Creo que eso ayudó a que ellos se tranquilizaran un poco. Luego nos sentaron en el comedor, Pedro en una silla y yo en otra, pasaron directo a nuestra habitación y se llevaron los celulares de ambos”.
Luego me pusieron las esposas y me quisieron llevar en pijama, pero yo les solicité que me permitieran cambiarme de ropa, a lo que los oficiales accedieron y regresé a nuestra habitación, pero en la prisa mi esposa observó que se me olvidó ponerme los zapatos: “En lo que lo veo descalzo les pido que me permitan traerle unos zapatos y un rosario —relata mi esposa a La Prensa— a lo que los oficiales accedieron, regreso a la sala logré salir rápido y lo estaban esposando y él logró ponerse los zapatos”.
Los oficiales que me esposaron tuvieron la gentileza de permitir que me vistiera con un short azul, una camiseta y me pusiera los zapatos, antes de llevarme de prisa hacia una de las camionetas doble cabina, mientras mi esposa Martha Lucía corría presurosa detrás de mí hacia la puerta y ya fuera de la casa logró meterme en la bolsa del short un rosario de madera.
Fue muy duro marcharme así de mi casa, nunca antes lo había hecho de esa forma y me atormentaba la idea de saber que había dejado a Martha Lucía con un despliegue policial de unas 10 camionetas jamás visto en el pequeño Condominio Palma Real 2, de apenas 6 casas y una calle. Pobres mis vecinos pensé, deben estar alarmados con este inesperado operativo policial.
¿Qué delito habría cometido para que me trataran como a un peligroso delincuente?, ¿qué declaraciones incendiarias habría dado yo, que no estaba inmerso en la competencia presidencial, ni buscando cómo escalar puntos en las encuestas?, ¿acaso me habría “pasado” en alguno de mis artículos que semanalmente publicaba los miércoles en La Prensa? Yo me cuidaba siempre de no ofender, de escribir con moderación, de no decir nada fuera de lugar y trataba con el régimen de tal manera que mis adversarios más radicales dentro de la oposición me consideraban “blandengue” o incluso “colaboracionista”.
En la misma entrevista, publicada el 27 de junio bajo el título “Así fue la detención de Pedro Joaquín Chamorro B.”, Martha Lucía manifestó su sorpresa de la siguiente manera: “Me extraña que lo hayan arrestado bajo el pretexto de la Ley 1055, aquí no hay nada subversivo. Pedro es de mucho guardar documentos, pero nada que pudiera hacer daño, él ha sido un político desde hace muchos años, muy consecuente de la causa de Nicaragua por su padre y por su madre, obviamente por su legado. Él es muy cauteloso, Pedro ha sido muy respetuoso, nunca ha llamado o aplaudido las sanciones, porque como él ha dicho a él no le nace pedir sanciones y con mucho respeto escribe su columna semanal en La Prensa, no es una persona confrontativa, por eso nos extraña su detención”.
La respuesta estaba grabada en una breve entrevista que apenas una semana atrás había brindado al periodista de CNN en español José Manuel Rodríguez, previo acuerdo que no mencionara siquiera el tema de las sanciones impuestas por los Estados Unidos.
Cuando el periodista me preguntó que en el caso hipotético que mi partido, Ciudadanos por la Libertad (CxL) me postulara como candidato presidencial para las elecciones del 7 de noviembre de 2021, a la luz de las detenciones arbitrarias de los precandidatos inscritos de Arturo Cruz, Juan Sebastián Chamorro y la de otros precandidatos presidenciales, como mi propia hermana Cristiana, que no habían sido inscritos en CxL pero que habían sido parte de la redada de precandidatos opositores.
Otra entrevista en la que fui aún más explícito en mi respuesta, se la ofrecí 48 horas antes de mi detención a la corresponsal de UNIVISIÓN Tiffany Roberts en el Hotel Intercontinental Metrocentro y por la respuesta clave en ambas entrevistas a la misma pregunta, me llegaron a traer apresuradamente a mi casa aquella triste noche del 25 de junio.
La pregunta clave del periodista José Manuel Rodríguez fue: “Tres precandidatos presidenciales con el apellido Chamorro están detenidos actualmente en Managua a esta hora, me refiero a Cristiana Chamorro, Juan Sebastián Chamorro y José Adán Aguerri Chamorro, ¿estaría Pedro Joaquín Chamorro disponible, si su partido se lo pidiera, para ser candidato a la Presidencia de Nicaragua?” Mi respuesta fue: “En ese caso hipotético yo estaría anuente a servir a mi Patria, a como lo he estado siempre, desde hace 45 años que he estado en la vida pública”.
La entrevista de la periodista Tiffany Roberts de UNIVISION salió al aire el domingo 27 de junio, pero fue grabada en un lugar público como lo es el Hotel Intercontinental Metrocentro la tarde del 23 de junio de 2021, es decir, 48 horas antes de que fuera arrestado.
Ante la detención de varios precandidatos presidenciales, Roberts formuló su pregunta de la siguiente manera: “Tal parece que las personas que se atrevan a retar a Daniel Ortega, que quieren ser candidatos, terminan detenidos…”
“Es correcta tu apreciación —respondí— las personas que se atrevieron en su momento, a retar a Daniel Ortega, están detenidos”.
Tiffany repreguntó: ¿Usted se va a atrever?
Con cautela respondí: no lo sé.
Ah bueno, dijo ella, esgrimiendo una sonrisa… ¿no lo estamos descartando entonces?…
“En política uno nunca debe de decir que no, y sobre todo si estás en un partido político. Yo he estado en la política toda mi vida, he militado en 4 partidos políticos, al inicio de la Revolución, fui de los primeros en inscribirme en el Partido Social Demócrata (PSD) que fue uno de los primeros partidos de oposición, he militado en el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), en el Partido Liberal Independiente (PLI), y ahora en el Partido Ciudadanos por la Libertad (CxL).
Tiffany Roberts hizo su siguiente pregunta: El futuro de Nicaragua desde su perspectiva, ¿cómo lo ve?
Es un futuro cada vez más negro —respondí— como decía en el artículo que publiqué hoy, en el que cité y traduje al afamado periodista Stephen Kinzer en un artículo publicado en el Boston Globe, “lo irreal es la realidad en Nicaragua…” nos conducimos hacia un túnel cada vez más negro, pero yo siento que no todo tiene que ser negativo y tenemos que tener la voluntad de seguir luchando, porque Nicaragua merece algo mejor.
En los cientos de “entrevistas” o interrogatorios que tuvieron lugar posteriormente en El Chipote sobre estas 4 líneas investigativas: mis artículos o declaraciones públicas, el partido CxL, la Fundación Violeta Barrios y el Diario La Prensa, solamente en dos se abordaron el tema de los verdaderos motivos de mi abrupta, injusta y arbitraria captura, revelando y confirmando lo que yo sabía sobre las dos entrevistas.
Una vez apareció una oficial que no era la usualmente me interrogaba y de pronto me hizo esta extraña pregunta: ¿y a usted quién le ha dicho que puede ser presidente? Seguramente pensé, ella quería que yo le “confesara” con quiénes de mi partido Ciudadanos por la Libertad había tocado el tema de mi posible nominación como candidato. De inmediato contesté: “Nadie me tiene que decir o inducir, a ejercer lo que es un derecho constitucional”.
La otra “entrevista” con una oficial que tampoco no era la que usualmente me interrogaba, me preguntó que por qué yo no había apoyado a mi hermana Cristiana y yo le dije que ella ni siquiera había inscrito su precandidatura en mi partido que abogaba por un método de selección con diferentes criterios en una competencia pública (una especie de primarias).
Desde la Convención Extraordinaria del 15 de junio del 2019 el partido Ciudadanos por la Libertad, en procura de aperturas y alianzas, ofreció la candidatura presidencial únicamente a precandidatos notables de la sociedad civil que se inscribieran en la primaria y yo no creía que era correcto que un miembro del partido abogara por su propia hermana, hasta tanto ella no se hubiera inscrito y resultara ganadora, aparte de que ella tampoco me lo había pedido.
Entonces la “entrevistadora” me confesó: “La verdad es que usted es el que estuvo más cerca de ser candidato, porque usted es el único que tenía partido”.
Kitty Monterrey, presidenta de Ciudadanos por la Libertad, en la víspera de mi captura había anunciado que, en vista del encarcelamiento de dos de sus precandidatos inscritos, Arturo Cruz y Juan Sebastián Chamorro, y de otros precandidatos, el método de selección de candidatos sería modificado y ahora cualquiera podría ser electo, incluso los miembros de su partido.
Próxima entrega: Capítulo 2: Primer impacto en El Chipote