El pasado veinte y nueve de noviembre se dio a conocer su fallecimiento a los cien años. Sin temor a equivocarme puedo decir que Henry Kissinger fue el hombre con más influencia y poder que ha pisado la Casa Blanca sin ser presidente.
Nació un 27 de mayo de 1923 en la ciudad de Kent, Alemania. Ejerció como secretario de Estado durante los mandatos de Richard Nixon y Gerald Ford. Kissinger se caracterizó por llevar las riendas de la política exterior enérgico pero al mismo tiempo negociador, siendo uno de los principales defensores de la “política de distensión” o détente con la Unión Soviética y especialmente con China, país con el que Estados Unidos restableció relaciones en 1972 con Kissinger como su principal artífice.
Tuvo que hacerse cargo de poner fin a la muy criticada guerra de Vietnam y gestionar la crisis de la guerra árabe-israelí de Yom Kippur, concibiendo una nueva visión de cómo llevar la política exterior estadounidense, al colocar como último recurso la intervención militar, lo que le valió obtener el Premio Nobel de la Paz en 1973.
Kissinger también participó en el establecimiento de varios regímenes autoritarios latinoamericanos, como el régimen militar chileno de Augusto Pinochet y el proceso de reorganización nacional de Argentina entre otros. Así como la Operación Cóndor ideada por los regímenes militares de la época y apoyada por los Estados Unidos. En 2001, Kissinger fue llamado por el gabinete de George W. Bush para liderar un comité de crisis internacional a causa de los ataques del 11-S, fue por mucho una de las figuras políticas y diplomáticas más relevantes de la historia de los Estados Unidos.
En 1955, se convirtió en asesor del Consejo Nacional de Seguridad y de la Junta de Coordinación de Operaciones de Seguridad. De 1956 a 1958 trabajó como director de su proyecto de estudios especiales avalado por la Rockefeller Brothers Foundation. Fue director del programa de estudios de defensa de Harvard entre 1958 y 1971. También fue director del seminario internacional de Harvard entre 1951 y 1971. Fuera de la academia, se desempeñó como consultor de varios organismos del Gobierno, incluyendo la Oficina de Investigación de Operaciones, el Control de armas y desarme del Departamento de Estado y de la Corporación RAND, una compañía de desarrollo industrial, tecnológico y armamentístico.
Deseoso de tener una mayor influencia en la política estadounidense, Kissinger fue partidario y asesor de Nelson Rockefeller durante sus fallidos intentos de convertirse en presidente. Pero fue Richard Nixon, quien lo nombró consejero de Seguridad Nacional, dejándole así la puerta abierta para comenzar su carrera en la alta política y poniéndolo al frente de todo lo referente al orden interno y seguridad. Con ese nombramiento Kissinger se ocupó de organizar todo lo referente a la defensa convirtiéndose en el asesor más cercano del presidente Nixon y también en el único dentro del gabinete y en general de toda la Administración de Richard Nixon, era capaz de enfrentarse de frente al presidente, aun cuando eran bien sabidos los desencuentros entre ambos.
Robert Greene explica en su libro 48 Leyes del Poder, la estrategia que Kissinger empleó para prevalecer de la siguiente manera: “Henry Kissinger se las ingenió para sobrevivir a las muchas sangrías ocurridas en la Casa Blanca durante la administración de Nixon, no porque haya sido el mejor diplomático que éste pudo encontrar —había otros negociadores excelentes y no porque ambos se llevaran bien—, eso no era así. Tampoco porque compartieran convicciones o ideas políticas. Kissinger sobrevivió porque se afianzó en tantas áreas de la estructura política que eliminarlo habría llevado al caos.
Ahora permítanme especular sobre lo que a mi juicio fue el último legado de Henry Kissinger al gobierno norteamericano. El pasado 19 de julio, es decir hace menos de cinco meses Kissinger visitó China, noticia que le dio la vuelta al mundo al verlo retratado con el presidente X Jinping, viaje que realizó en avión privado y con una comitiva de gobierno que lo acompañó. Mi padre decía concha arriba concha abajo tortuga en medio, así que no hay que ser cabezón para imaginar quien fue el gran organizador de la reunión que acaban de sostener en California Joe Biden y Xi Jinping.
Podremos estar de acuerdo o no con la forma que hizo política de Henry Kissinger, pero lo que no podemos es ignorar su influencia en la política estadounidense durante sus cien años de vida.
El autor es analista político y directivo nacional de las Fuerzas de Veteranos de Guerra de la Resistencia nicaragüense.
