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Adiós a la OEA. ¿Será una partida sin retorno?

Este domingo 19 de noviembre de 2023 Nicaragua dejará de ser miembro de la Organización de Estados Americanos (OEA), de manera definitiva.

De hecho ya estaba fuera de la OEA desde hace 2 años, cuando el 19 de noviembre de 2021 el régimen comunicó la  retirada del organismo hemisférico porque no reconoció como legítimas las elecciones en las que Daniel Ortega se hizo reelegir presidente de la República por tercera vez consecutiva. Sin embargo, de acuerdo con la Carta de la OEA debían pasar dos años para que la retirada se hiciera efectiva.

Supuestamente el Estado de Nicaragua seguirá teniendo obligaciones fundamentales con el sistema interamericano, sobre todo con el respeto a los derechos humanos consagrados en la Convención Americana de Derechos Humanos. Pero la OEA no puede obligar a nada al régimen nicaragüense. No lo pudo obligar cuando Nicaragua era parte de la OEA y menos que lo pueda hacer ahora que ya no lo es.

Los analistas independientes y democráticos deploran que Nicaragua ya no sea parte de la OEA, de la que fue uno de los Estados fundadores en el año de 1948. Consideran que a pesar de sus insuficiencias y contradicciones, la OEA fue en el pasado un factor de mucha importancia para la solución de graves conflictos políticos nicaragüenses. Para mencionar los más relevantes, lo hizo  cuando desconoció al régimen somocista y demandó la renuncia del dictador Anastasio Somoza Debayle; cuando ayudó a poner fin a la guerra civil y a la democratización del país en los años 90; y cuando medió para evitar que el FSLN y el PLC dieran un golpe de Estado al gobierno democrático del presidente Enrique Bolaños, en el año 2004.

Sin duda que en principio la OEA es necesaria y beneficiosa para los pueblos de las Américas. Sobre todo después de que en septiembre de 2001 adoptó la Carta Democrática Interamericana —que tiene el mismo rango jurídico de la Carta fundacional de 1948—, la cual manda a los Estados miembros a  fortalecer  la democracia representativa y a respetar los derechos humanos.

Sin embargo, esos valores y principios no son compartidos realmente  por todos los gobiernos de los países miembros de la OEA. Algunos de ellos anteponen a los derechos humanos y la democracia representativa, la independencia nacional y el derecho a la autodeterminación, entendiendo este como derecho de los gobernantes, no de los pueblos y los ciudadanos.

Por eso es que Cuba salió de la OEA desde los años 80 del siglo pasado; Venezuela se fue en 2019 y ahora, Nicaragua la abandona, según los gobernantes para siempre.  

Realmente, el retorno de Cuba Venezuela y Nicaragua al sistema democrático interamericano y al seno de la OEA solo podrá ser posible si esos países y Estados se llegaran a democratizar. Pero al menos por ahora, y nadie sabe por cuánto tiempo, eso solo es una posibilidad. Algo deseable, pero nada más.

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