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Ante el quinto centenario de León, hagamos turismo e historia

Felicito a los miembros de la Asamblea Ciudadana León 500 al cumplir un año de vida desde su fundación, el  27 de septiembre recién pasado. Hago extensivo este saludo a la Comisión Coordinadora León 500 años, presidida por su coordinador general Jacinto Salinas. Además, mis parabienes por la reciente celebración del día Mundial del Turismo, el mismo recién pasado 27 de septiembre.

Hagamos turismo los leoneses, mantengamos vigentes las etiquetas de urbanidad, de moralidad y sobre todo mantengamos limpia la ciudad y nuestras playas. Celebremos en el 2024 nuestros 500 años de existencia aunados como hermanos, con nuestro folclor, música y poesía, con nuestras tradiciones culinarias, con nuestras gigantonas y enanos cabezones. Celebremos con los tambores de doña Paula y con tañidos de campanas e incentivemos a nuestros trovadores, y sobre todo hagamos historia.

León Santiago de los Caballeros es única en todo el sentido de la palabra. Cuando el representante diplomático, Efraín George Squier, en 1847 arriba por vez primera a las cercanías de León, no puede sino contener su aliento de admiración. Él nunca había contemplado un panorama de tan grande y espléndida belleza, así emprendió su relato sobre su llegada. Relato que está patentado en su obra Nicaragua, sus gentes y paisajes. Allí con su bella prosa y con muchísimo acierto menciona la descripción hecha por el antiguo cronista, Oviedo relevante a su ubicación: “Una campiña pareja y bella, plena de amenidades, y tanto, que el viajero que la cruza sueña que deambula por el Paraíso”. Por esto y no en vano fue llamada nuestra ciudad también por Tomas Gage: “El Paraíso de las Indias” descripción que despertaría la codicia de piratas, que circulaban la mar del sur, como Dampier, quien a su vez la describiría así: “Es mejor que la mayor parte de las ciudades de América”.

Por algo León Viejo primera capital de Nicaragua se levantó en medio de la provincia de Imabite, llamada por Oviedo, de Nagrando, a la orilla del lago Xolotlán, con sus aguas termales que fueron descritas mediante una carta de Pedrarias al emperador que dice: ‘E hay una fuente que a la continua yerbe tanto que en metiendo un ave e otra cosa cruda sale cocinada incontinente”. Ciudad situada a una legua del volcán Momotombo. Volcán escogido entre todos los volcanes de América, y mencionado por Víctor Hugo en su Leyenda de los siglos.

Aguas termales de poderes curativos que pudieran ser explotadas como lo son los paseos de las fumarolas en Rotorua, Nueva Zelanda y los baños termales Széchemyi de Budapest, Hungría. Las fumarolas que se desprenden en San Jacinto podrían ser igualmente utilizadas para generar energía, más turismo y por ende producir más fuentes de trabajo. El mismo Squier en su visión turística de hombre viajero, soñó con la elaboración de un hotel cerca del Momotombo al cual en sus ensueños llamaría: “Gran Volcán y Balneario Norteamericano de Aguas termales”.

Nuestras fuentes naturales nos fueron dadas por Dios, a manera de bendición. Preservemos nuestros ríos, Chiquito y Pochote. Cuidemos nuestra naturaleza. Plantemos árboles, evitemos su destrucción y contaminación, evitemos los caramancheles en la ciudad y las enramadas de mal aspecto que ensucian y afean nuestras calles y playas.

“Materia prima tenemos muchísima”, dijo nuestro bardo nicaragüense, Rubén Darío a su llegada a León, después de una larga ausencia, haciéndole también un llamado a la juventud: Oigámosle: “(…) A mi llegada pude darme cuenta de lo que vale y representa la nueva generación. Encontré un tesoro de entusiasmo, una corriente que tan sólo necesita ser bien encauzada, una fuerza que, con poco de apoyo y de estímulo, con paz en la República y con voluntad en los espíritus dirigentes, puede convertirse en el impulso dinámico que transforme el alma del país. Juventud y porvenir significan en el fondo una misma cosa”.

Leoneses: sigamos adelante con nuestra celebración. Que nada lo impida. Celebremos con alegría e ilusión estos 500 años que en derecho y legitimidad nos corresponden. Mantengamos ese espíritu dinámico y avenido desde los tiempos inmemorables de nuestros fundadores, es decir desde el año 1524. Celebremos nuestras ruinas, visitémosla, atraigamos al extranjero, expliquémosle su verdadera historia sobre su movilización acaecidas por fuerzas naturales ajenas y en contra de su voluntad, manteniendo siempre su mismo asiento registral, para que nadie lo contradiga o cuestione.

Hagamos historia, celebremos con la poesía que nos caracteriza, con nuestra cultura y folclor nicaragüense, con paz en nuestros corazones y sobre todo con nuestro espíritu leonés muy en alto.

La autora, leonesa nicaragüense, es Máster en literatura española.

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