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Obispo auxiliar de Managua pide la libertad incondicional de monseñor Rolando Álvarez

Monseñor Báez llamó a los nicaragüenses a no acostumbrarse a ser oprimido, a ser víctima, a ser despojado de su dignidad

El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio José Báez, desde la parroquia Santa Agatha en Miami, Estados Unidos, volvió a recordar al obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando José Álvarez, actual prisionero político de la dictadura de Daniel Ortega, y pidió a Dios por su pronta liberación.

“Como todos los domingos, recuerdo a mi hermano obispo, monseñor Rolando Álvarez prisionero injustamente por la dictadura sandinista de Daniel Ortega en Nicaragua, para que el Señor le conceda muy pronto su libertad incondicional como hombre justo y modelo de pastor para la Iglesia”, manifestó el obispo Báez al iniciar la Santa Eucaristía este domingo 1 de octubre.

Le invitamos a leer: Presidente de la Conferencia Episcopal asegura que los obispos siempre están orando por monseñor Álvarez

Monseñor Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, es un religioso crítico contra las violaciones de derechos humanos de la dictadura de Ortega. Fue detenido en agosto de 2022 y el 10 de febrero de este año fue condenado a 26 años de prisión por “traición a la patria” y “propagación de noticias falsas” tras haberse negado a ser desterrado junto con los 222 presos políticos que fueron liberados y enviados a Estados Unidos.

El obispo actualmente se encuentra encarcelado en las celdas del Sistema Penitenciario Jorge Navarro mejor conocido como La Modelo en Tipitapa. Desde su traslado la dictadura ha mostrado solo una vez al jerarca católico, el 25 de marzo de 2023, cuando los medios de propaganda oficialistas publicaron varias fotografías y un video de un encuentro que tuvo el obispo con dos de sus hermanos, desde entonces nadie afuera del penal lo ha vuelto a ver.

monseñor Rolando Álvarez
Monseñor Rolando Álvarez permanece detenido en una celda de máxima seguridad en La Modelo. El 19 Digital

El pasado 9 de septiembre, monseñor Álvarez cumplió siete meses de haber sido trasladado de su residencia, en Managua —donde guardaba prisión domiciliaria desde el 19 agosto de 2022— a La Modelo. El religioso lleva más de 400 días privado de la libertad.

Llamó a no acostumbrarse a situaciones inhumanas

Durante la homilía, el obispo auxiliar llamó a los nicaragüenses a no acostumbrarse a las situaciones inhumanas y prolongar indefinidamente su misma historia, debido a que Dios no se complace en ver a la humanidad hundida en el mal sino que cree que los seres humanos pueden cambiar, abandonar el mal y practicar el bien.

“Nadie debería quedarse hundido en la fango de su mediocridad, nadie debería quedarse caído en las tristezas de sus errores (…) Dios imagina un futuro nuevo y mejor para todos”, mencionó el religioso.

Añadió que “la historia no está escrita para siempre, no hay determinismos que la condicionen en modo fatalista. Lo peor que puede ocurrir a los pueblos es acostumbrarse a situaciones inhumanas que, sin darnos cuenta, se llegan a asumir como normales. Un pueblo no puede resignarse a prolongar indefinidamente su misma historia. Es verdad que el pasado no se puede borrar, pero sí se puede superar y mejorar”.

Asimismo, refirió que los pueblos siempre pueden superar las cadenas del pasado.

“El pueblo de Israel, que durante siglos, había sido víctima de las injusticias y violencias de los poderosos y ahora se encontraba sin futuro en el exilio. A este pueblo el profeta le recuerda de parte de Dios que todos podemos cambiar, que el malvado puede dejar la maldad y que la historia se puede y se debe cambiar. Los pueblos no pueden ser marionetas del poderoso de turno, ni deben conformarse con repetir una y otra vez los mismos errores del pasado”, apuntó el obispo auxiliar.

Reiteró que el ser humano no puede acostumbrarse al sometimiento, al silencio temeroso, al despojo de la dignidad, y de los bienes.

“No llegamos nunca a creer que no hay nada qué hacer, no hay que desanimarse. Lo peor que le puede a un pueblo es acostumbrarse a ser oprimido, a ser víctima, a ser despojado de su dignidad. Dios está de parte de los pueblos sufridos que luchan por liberarse y que no se resignan”, concluyó.

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