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Diez cosas sobre Andrés Castro, el héroe que murió asesinado

Andrés Castro pasó de campesino a soldado, de soldado a héroe y de héroe a víctima de un atroz asesinato. Esto es lo que debe saber sobre él y su curiosa historia, que incluye el amorío entre una artista famosa y un boxeador

Armas. Andrés Castro Estrada nació en 1831 en una familia campesina de Managua. Además de cultivar la tierra, acostumbraba tocar la guitarra y cantar canciones alegres; pero desde muy joven le gustaron las armas y los asuntos de la milicia. A los 23 años ya andaba enrolado en las filas de don Fruto Chamorro y poco después en las del general Tomás Martínez, quien encabezó la guerra contra el filibustero William Walker. En aquellos años bélicos, Castro obtuvo su aura de héroe y un balazo en una pierna que lo dejó cojeando toda la vida. 

Bola de billar. Para octubre de 1855 Andrés Castro ya había alcanzado el grado de sargento y en septiembre de 1856, a los 25 años, fue parte de la columna legitimista que ocupó la hacienda San Jacinto, bajo el mando del entonces coronel José Dolores Estrada. Al amanecer del domingo 14 de septiembre los 160 hombres de Estrada estaban desayunando (hay quienes afirman que eran 100), cuando un espía avisó que 300 filibusteros se dirigían al campamento.

Así comenzó el enfrentamiento conocido como “Batalla de San Jacinto” en el que Castro destacó por derribar a un enemigo lanzándole “una piedra un poco más grande y pesada que una bola de billar”, en palabras de Carlos Alegría, capitán en esa batalla. El propio José Dolores Estada informó sobre la acción en un parte oficial: “Muy recomendable el muy valiente sargento primero Andrés Castro, quien por faltarle fuego a su carabina, botó a pedradas a un americano, que de atrevido se saltó la trinchera para recibir su muerte”. 

¿Piedra genuina? El escritor chinandegano Hugo Vélez Astacio asegura tener en su poder la piedra con que Andrés Castro derribó a un filibustero en la histórica batalla de San Jacinto, el 14 de septiembre de 1856. Según él, la piedra es herencia de su tatarabuelo el general Miguel Vélez, otro héroe de San Jacinto, a quien el propio Castro se la habría obsequiado en una reunión de excombatientes. Se trata de una sólida roca esferoide que calza en la palma de la mano de un hombre; pero, aunque su autenticidad no ha sido refutada ni confirmada, algunos opinan que solo es una leyenda familiar que ha pasado de generación en generación.

Amistad. Terminada la guerra, el general José Dolores Estrada acostumbra visitar a Andrés Castro en su casa de habitación en Managua, que se ubicaba en una esquina una cuadra al oeste del Banco Nacional. Ahí bebían pinol en jícara labrada mientras recordaban anécdotas y hazañas de la Guerra Nacional contra las huestes de William Walker, cuenta LA PRENSA en el artículo “Algunos datos del héroe Andrés Castro”, publicado en 2001.

Asesinato. Hay dos versiones sobre la muerte de Andrés Castro; la más aceptada es la que sostiene que el héroe murió asesinado a machetazos en 1876 (otras fuentes dicen que fue en 1882). En mayo de 1965 su sobrina Sinesia Castro, que en ese momento tenía 100 años de edad, narró a LA PRENSA cómo sucedieron los hechos.

Después de la Guerra Nacional, el héroe hospedó en su casa a un hombre llamado Eusebio García y su joven esposa; pero el huésped terminó acusándolo de enamorar a su mujer, a lo que el señalado habría respondido: “Ideay hombre, ¿teniendo yo mi trompuda para qué voy a enamorar a tu trompuda?”. Sin embargo, el hombre no le creyó una palabra y un mal día, cuando Castro iba de camino a la finquita que había adquirido en la periferia de Managua, Eusebio lo atacó por la espalda con un machete. La otra versión, poco conocida y aun menos aceptada, afirma que el héroe murió de cólera en 1866, cuando tenía 35 años. 

Sin rostro. Aunque son famosos el cuadro épico “La pedrada de Andrés Castro” (también conocido como “La Batalla de San Jacinto”) y la estatua en la que Castro sostiene una piedra, ambos son solamente representaciones artísticas. No hay un retrato que muestre el verdadero rostro del héroe. El cuadro de la batalla fue pintado hacia 1964 por el chileno Luis Vergara Ahumada, mientras que la escultura es obra de Edith Grön, de padres daneses, una de las escultoras más brillantes que ha tenido Nicaragua. 

Amorío. En 1956, cuando se acercaba el centenario de la Batalla de San Jacinto, estudiantes del Instituto Ramírez Goyena, iniciaron una campaña para elevar un monumento a Andrés Castro, entonces un héroe olvidado, en el sitio de su hazaña. La elegida para esculpir la obra fue la artista Edith Grön, quien utilizó como modelo a un boxeador llamado Bill Turcios, con quien había tenido una relación durante siete años desde 1938.

El amor entre la artista y el boxeador no pudo ser, porque Turcios se casó con una granadina y quiso jugar a dos bandas. A pesar de todo, el pugilista quedó inmortalizado en la estatua de Andrés Castro, la más conocida de las representaciones que se han hecho del héroe. Aunque también se ha sugerido que tal vez el boxeador no haya sido la inspiración de Edith, sino un apuesto lechero que llegaba a su casa, el parecido con Turcios es innegable. Puede leer la historia completa en el reportaje Andrés Castro, el boxeador y la escultora.

Billetes. El monumento a Andrés Castro apareció en el anverso de los billetes de 10 córdobas series C y E de 1972 y 1979, respectivamente. Es decir, la primera serie fue emitida por el régimen somocista. En el reverso de los billetes de la serie C aparecía la hacienda San Jacinto y en el reverso de los billetes de la serie E se veían unos mineros trabajando con picos y palas, bajo el título “Nacionalización de las minas”. 

Restos perdidos. Al morir Andrés Castro, su viuda Gertrudis Pérez recibió una pequeña pensión vitalicia. De este matrimonio hubo dos frutos; solo se sabe que la hija mayor se llamaba Esmeralda y emigró a Costa Rica, donde se casó. Andrés Castro se sepultó en el cementerio San Pedro, de Managua, pero muchos años después su familia trasladó sus restos hacia algún lugar de Tipitapa.

Aunque se dice que los huesos del héroe se localizaron en 2000 y se llevaron en una urna especial a la hacienda San Jacinto, una publicación del oficialista El 19 Digital revela que para septiembre de 2017 la Alcaldía de Managua seguía buscando la tumba. “Sus familiares se lo llevaron hace unos 50 o 60 años atrás para Tipitapa. Creíamos que era el cementerio de Tipitapa, pero no lo hemos encontrado; entonces probablemente estén sus restos en un cementerio de la Comarca ‘Los Castros’ de Tipitapa, esa búsqueda todavía se está dando”, dijo Clemente Guido, director de Patrimonio Cultural.

Honores. En octubre de 1982 se le declaró Héroe Nacional , en compañía del maestro rivense Enmanuel Mongalo y el campesino costarricense Juan Santamaría, también protagonistas de la Guerra Nacional. Además, en 1994 se fundó la Escuela Nacional de Sargentos “Sargento Andrés Castro” y en 2010 se creó la medalla Andrés Castro para los mejores maestros y alumnos del país. Pese a que el contexto de 1856 y el actual son totalmente distintos, el sandinismo y la dictadura de Daniel Ortega usan la figura de Castro en su permanente discurso contra Estados Unidos.

La Prensa Domingo

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