El 8 de septiembre de cada año es el Día Nacional del Empresario Nicaragüense. Fue instituido en julio de 2004 mediante el decreto-ley 78-2004 dictado por el entonces presidente de la República, don Enrique Bolaños Geyer.
Hasta donde podemos saber esa ley no ha sido derogada, es por las circunstancias políticas de excepción que hay en el país que los empresarios ya no celebran su día como lo hacían hasta el año 2018. Sin embargo, por su inspiración e importancia el Día Nacional del Empresario tiene y seguirá teniendo validez y permanencia.
En los considerados del decreto-ley creador del Día del Empresario se indica que este se instituyó porque “es meritorio reconocer el valioso aporte que brindan los pequeños, medianos y grandes empresarios nicaragüenses al progreso social y económico de la Nación”. Y que se escogió para celebrarlo el 8 de septiembre, porque este día “se conmemora el natalicio del distinguido empresario nicaragüense Jorge Salazar Argüello, quien por la labor patriótica realizada desde el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) en la promoción y defensa del Estado Social de Derecho, constituye un ejemplo para los empresarios nicaragüenses”.
Es necesario mencionar —porque es probable que algunos o muchos no lo sepan o no lo recuerden— que Jorge Salazar Argüello era un dinámico empresario nicaragüense, presidente de la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic) y vicepresidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), quien el 17 de noviembre de 1980 fue ejecutado en El Crucero por un destacamento armado de la siniestra Dirección General de la Seguridad del Estado (DGSE).
Salazar Argüello fue asesinado porque era un prestigioso líder empresarial y un valeroso crítico del mal manejo de la economía nacional y los abusos de poder de la dirigencia revolucionaria sandinista de los años ochenta. Los comandantes sandinistas vociferaban que si los empresarios no querían someterse a la revolución, se fueran a Miami o a la montaña a luchar como contrarrevolucionarios. Pero Jorge Salazar Argüello les respondió con entereza y serenidad: “Ni nos vamos a Miami ni nos sometemos, y si nos vamos a la montaña es a producir divisas para este país”.
A esta altura del tiempo y en la crítica situación del país, los méritos como empresario y persona de Jorge Salazar Argüello siguen brillando, se agrandan y muestran más emblemáticos. De manera que aunque no se pueda celebrar públicamente el Día Nacional, el reconocimiento a los empresarios por su aporte a la economía nacional y al empleo de los trabajadores sigue siendo muy importante y necesario; y la figura ejemplar de Jorge Salazar Argüello permanece en la memoria de los nicaragüenses que comparten sus ideales de libertad, democracia y progreso a base de la economía libre de mercado con seguridad jurídica.
Con el Cosep arrinconado, sus principales líderes desterrados y el empresariado independiente trabajando en el país con temor, sin la seguridad jurídica plena que es indispensable para que pueda haber un buen clima de negocios, los saludamos por su Día Nacional recién pasado; y compartimos con ellos la esperanza en que mejores días habrán de venir para Nicaragua y todos los nicaragüenses.