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Ana Margarita Vijil, expresidenta del MRS, junto a Eduardo Montealegre, expresidente del PLI, durante una manifestación. En la foto también aparecen Adán Bermúdez y Luis Callejas. Óscar Navarrete/LA PRENSA

Coalición Nacional por la Democracia: cuando liberales y disidentes sandinistas estaban unidos

A pesar de las diferencias ideológicas, hubo una vez en que liberales y disidentes sandinistas estuvieron unidos. Su objetivo era el mismo que hoy: vencer a Daniel Ortega y salir de la dictadura.

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En el año 2015, el Partido Liberal Independiente (PLI) liderado por Eduardo Montealegre, promovió la creación de la Coalición Nacional por la Democracia. Este fue un grupo en donde convergieron diversos actores políticos con ideologías de izquierda y derecha, víctimas y victimarios en algún momento de la historia, pero que entonces tenían un enemigo en común: Daniel Ortega.

El exdiputado liberal y miembro del PLI en aquel entonces, Eliseo Núñez, recuerda cómo fue que se planteó la necesidad de crear un bloque con todos los que estuvieran en contra de Ortega y sus acciones ya autoritarias para la fecha.

Núñez relata que fue tras la reforma constitucional de 2014 y la concesión de la construcción del Canal Interoceánico al empresario chino Wang Jin, que despojaría de sus tierras y propiedades a cientos de nicaragüenses, que el PLI empezó a promover esta Coalición e invitó a otras agrupaciones políticas para formar una alianza electoral de cara a los comicios de 2016.

Poco a poco, varias organizaciones se fueron integrando hasta quedar conformada por la Unión Demócrata Cristiana, la Cruzada Liberal por la Unidad, el Movimiento Constitucional Ramiro Sacasa Guerrero, el Partido Nueva Alianza Cristiana, el Partido Acción Ciudadana, el Partido Movimiento de Unidad Costeña, un sector de la Resistencia Nicaragüense y el Movimiento Renovador Sandinista (MRS, ahora UNAMOS).

Liberales y disidentes sandinistas marcharon juntos en los llamado “Miércoles de Protesta”. Óscar Navarrete/ LA PRENSA.

Todas estas eran agrupaciones políticas que ideológicamente tenían sus diferencias. A pesar de ello, Eliseo Núñez, recuerda que siempre estuvo por delante el interés común de derrotar a Daniel Ortega en las urnas.

Al inicio, cuenta Núñez, si hubo algunos señalamientos por parte de algunos en contra de los disidentes sandinistas. “Había un sentimiento inicialmente por el tema de las confiscaciones, porque había gente que había confiscado y había gente que había sido víctima”, sin embargo, esas fricciones fueron superadas rápidamente porque “todos estábamos claros que el problema era Ortega”.

“Las discusiones eran muy pragmáticas, muy de cómo conseguir el objetivo de derrotar a Ortega en las urnas”, resalta Núñez y los señalamientos que podían hacerse en contra de distintas personas no afloraban tanto en aquellos días.

Liberales y sandinistas

EL MRS se unió a esta Coalición el 22 de octubre de 2015. Para entonces se volvió habitual ver a Ana Margarita Vijil, presidenta de esa agrupación política en aquel entonces, junto a Eduardo Montealegre, presidente del PLI y coordinador de la Coalición, en conferencias de prensa, actividades políticas e incluso manifestaciones públicas.

Otra de las que participaba activamente en la Coalición para aquel entonces era Suyen Barahona, integrante del MRS y recuerda esa agrupación como “una diversidad de agrupaciones con trayectorias diferentes. Algunos liberales, demócratas cristianos, otros progresistas como en nuestro caso vinculados a redes socialdemócratas, pero coincidíamos en salir de la dictadura”.

El MRS y el PLI tampoco eran nuevos aliados. Para las elecciones de 2011, ya habían hecho una alianza electoral y algunos miembros del MRS incluso consiguieron una diputación. Núñez recuerda que ambos grupos se respetaban los unos con los otros. “Estábamos claros que teníamos momentos para estar en desacuerdo. Incluso cuando votábamos diferente en la Asamblea, no significaba una ruptura, si no que no habíamos llegado a un acuerdo”, indica el exparlamentario.

Para 2015 que el MRS se integró a la Coalición ya eran viejos conocidos con los liberales, así que la convivencia política entre ambos grupos estaba en el marco del respeto, relatan Núñez y Barahona.

A pesar de las diferencias ideológicas, liberales y disidentes sandinistas se toleraban. Óscar Navarrete/LA PRENSA

Una vez en la Coalición Nacional empezaron a demandar activamente cambios en el Consejo Supremo Electoral (CSE), la Corte Suprema de Justicia y el Poder Ejecutivo. También demandaban reformas para que los comicios de 2016 se hicieran bajo los parámetros internacionales de transparencia y democracia.

Entre 2015 y 2016, la Coalición realizó varias manifestaciones en los días miércoles. A esto se le conoció popularmente como “Miércoles de Protesta” porque en cada ombligo de semana, los opositores se manifestaban entre la Universidad Centroamericana (UCA) y la rotonda de Metrocentro y marchaban tratando de llegar al Consejo Supremo Electoral, pero la Policía ponía un contingente de antimotines para bloquearles el paso.

En algunas ocasiones, miembros de la Juventud Sandinista llegaban a agredir a los manifestantes y otro día, una persona llegó armada y disparó contra los opositores. Una persona resultó herida.

El fin de la Coalición

El final de este bloque opositor llegaría en junio de 2016. Para entonces, la Coalición ya había realizado más de 60 marchas y protestas y tenía una notoria fuerza política de cara a las elecciones de noviembre de ese año.

El 6 de junio de 2016, la Coalición anunció su formula presidencial para las elecciones. Se trataba de Luis Callejas y Violeta Granera, pero dos días después, el régimen de Ortega, a través de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) despojó de la representación legal del PLI a Eduardo Montealegre y se la entregó a Pedro Reyes.

Montealegre tenía cinco años al frente del PLI, y para las elecciones presidenciales de 2011, ese partido se convirtió en la segunda fuerza del país, pero cuando le fue entregado a Reyes, todo eso se vino abajo y el PLI quedó sin fuerza política y empezó a ser considerado un “partido zancudo”.

Pedro Reyes, expresidente del PLI. LA PRENSA/Uriel Molina
Meses después de que le entregaran el PLI, Pedro Reyes fue expulsado del partido y quedó en manos de personas que le hicieron el juego a Ortega en las elecciones. LA PRENSA

De esta manera, en cuestión de meses, Daniel Ortega a través de la CSJ decapitó al principal partido de oposición para las elecciones de ese año. Barahona recuerda que aquel fue un golpe duro, pues desde 2008, el régimen había cancelado las personerías jurídicas de varios partidos y en la Coalición, el PLI era el único que contaba con una personería para participar en elecciones.

Un mes más tarde, en julio, el Consejo Supremo Electoral destituyó a 28 diputados propietarios y suplentes del PLI en la Asamblea Nacional, los cuales habían ganado su escaño en las elecciones de 2011 y no se plegaban a los lineamientos de Pedro Reyes y la nueva dirigencia del partido impuesta por el régimen.

“Había un convencimiento de no ceder. Sabíamos que nos podían destituir, pero no recuerdo voces a favor de ceder en lo que pedía el Frente que era irnos a plegar a los mercenarios políticos que habían tomado el control del PLI”, relata Núñez, uno de los diputados destituidos en aquella ocasión.

Luego, a principios de agosto, Eduardo Montealegre hizo un anuncio público. “Estimados amigos de la Coalición: deseo informarles que me veré imposibilitado de seguir de coordinador de la Coalición. Agradezco la confianza que me brindaron. Los eventos recientes nos deben llevar a la reflexión, a revisar el camino recorrido y visualizar qué será del futuro, priorizando, como siempre lo he hecho, a la familia, a la patria y otros aspectos de índole personal, como mi salud”.

Además de su renuncia a la coordinación de la Coalición, Montealegre se retiró de la política nacional. Desde entonces, no ha tenido una participación pública en eventos ni partidos políticos.

CxL y FAD

El anuncio de Montealegre terminó de rematar al resto de miembros de la Coalición, y cada organización empezó a tomar camino por su cuenta hasta que se fracturó por completo. Algunos, como Eliseo Núñez y otros actores políticos consideraban que la Coalición debía seguir haciendo oposición, mientras que otra fracción consideró que era mejor fundar un nuevo partido y solicitar una personería jurídica para participar en elecciones.

Ese grupo estaba liderado por Kitty Monterrey y así nació Ciudadanos por la Libertad (CxL) con ella como presidenta en septiembre de 2016. Algunos creen que Montealegre es una especie de “padrino” de CxL y que es él quien toma las decisiones del partido tras bambalinas.

En 2021, la revista DOMINGO le consultó a Montealegre sobre estos señalamientos y respondió: “no sé nada de CxL ni de sus decisiones. Como siempre me atribuyen muchas cosas a mí, pero en su gran mayoría sin ningún fundamento”.

Eduardo Montealegre se retiró de la política en 2016. Algunos especulan que lo hizo por amenazas del Frente Sandinista. LA PRENSA

Mientras Monterrey fundaba CxL, Barahona relata que el MRS, el PAC y otros actores se sintieron excluidos de la nueva alianza. “Ellos relanzaron la coalición ya como Ciudadanos por la Libertad y en ese momento se nos excluyó sin explicación”, de manera que una parte de los que quedaron por fuera se agruparon para fundar el Frente Amplio por la Democracia (FAD), la cual terminó siendo una nueva alianza política no electoral y desde ahí se propusieron continuar demandando el restablecimiento de la democracia en Nicaragua.

Por su parte, Eliseo Núñez dice no recordar haberse sentido excluido, pero en aquel entonces dijo a La Prensa que el lanzamiento de CxL “lo quisieron vender como un relanzamiento, pero lo que hay es una purga del MRS y de gente individual como (el exdiputado Carlos) Langrand y yo. No se nos dijo que la casa del partido estaba abierta”.

Núñez, a pesar de ser parte de la estructura del PLI, decidió tomar un camino diferente al del nuevo partido y no continuar haciendo política partidaria.

Otro que criticó la acción de CxL y también tomó un camino a parte, fue José Pallais. “Ciudadanos por la Libertad han puesto su prioridad en conformar un partido político y solicitar la personería a Ortega y consideran que eso es lo más importante y nosotros consideramos que eso es un gran error estratégico, porque no se puede andar pidiendo personería cuando más deteriorada está la democracia y si ya habíamos decidido no jugar el juego de Ortega, cómo vamos hoy, después de pagar la exclusión de Ortega y tengamos que desistir de la protesta, del reclamo de auténticas elecciones, que es lo que necesita Nicaragua para garantizar la estabilidad y el progreso”, dijo Pallais a La Prensa en aquel entonces.

Junto a Pallais y Núñez, varios exmiembros y caras conocidas del PLI no quisieron continuar con la nueva alianza.

En mayo de 2017, el régimen de Daniel Ortega concedió la personería jurídica a CxL y desde entonces habían participado en todas las elecciones junto al Frente Sandinista y otros partidos considerados como colaboraciones, hasta que en 2021, el régimen les arrebató esa misma personería, encarceló a varios de sus directivos y despojó de su nacionalidad nicaragüense a Kitty Monterrey, quien tuvo que salir al exilio.

En la actualidad, los opositores continúan divididos a pesar de que Daniel Ortega los ha atacado a todos por igual, pero Eliseo Núñez considera que es muy difícil establecer una alianza como la que hubo en 2015 debido a que hay mucha más pluralidad de movimientos y muchos actores nuevos. “Hay gente que entra a la política y no ha convivido con quienes por largo tiempo hemos sostenido este pulso en contra de Ortega y muchos creen que tiene la solución y que los que estábamos antes no la teníamos”, señala.

También, considera que no hay mucha confianza entre los actores de hoy, la cual, indica, sí había en la Coalición de aquel entonces. “La confianza se genera nada más trabajando juntos. Hoy hay mucha más pluralidad. Hay que trabajar otro concepto” de unidad, insiste Núñez.

Por su parte, Barahona considera que después de varios años, estos actores nuevos y los de antes de 2018 están empezando a coincidir en algunos espacios y en esfuerzos. “Algo que nos quedó bastante claro es que solo o dispersos, no podemos lograr el objetivo que es tener democracia y libertades en el país”.

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