Hay peloteros que pasan toda una vida anhelando actuar en una Serie Mundial, y ya no se diga ganarla, pero mejor aún, ser su Jugador Más Valioso. Jeremy Peña consiguió todo eso en su primera temporada en las Grandes Ligas desde el shortstop de los Astros de Houston, donde está convertido en una pieza clave en su estructura.
Sobre el mejor escenario que el beisbol puede levantar como es el clásico de otoño, Peña desplegó el magistral talento que posee y su formidable desempeño no fue producto de la casualidad, sino la confirmación de un trabajo consistente que inició desde su primer día y que se hizo mejor incluso durante la postemporada.
Después de concluir quinto en la votación para el Novato del Año de la Liga Americana con promedio de .253, 132 hits, 22 jonrones y 63 remolques, mientras jugaba una gran defensa, al extremo de conseguir que los fanáticos de los Astros no extrañaran tanto a Carlos Correa, Peña brilló todavía más en los playoffs.
Primero se encargó de conectar imparables que antecedieron jonrones decisivos de Yordan Álvarez para decidir los primeros dos juegos en la Serie Divisional contra Seattle. Después fue más Valioso en la Serie de Campeonato ante los Yanquis y repitió en la Serie Mundial contra Atlanta, mientras ganaba el Guante de Oro.
“Ha sido un gran inicio y eso se lo agradezco a Dios”, dice Peña mientras inicia un diálogo con LA PRENSA en el dogout de los Astros en el Minute Maid Park. Nacido en República Dominicana hace 25 años, Jeremy creció en Providence, Rhode Island, y fue reclutado por los Astros en 2018 desde la Universidad de Maine.
Jeremy es hijo de Gerónimo Peña, exinfielder de los Cardenales de San Luis y los Indios de Cleveland entre 1990 y 1996. Peña padre fue un bateador de .262 en su carrera de siete años en la que jugó principalmente la segunda base.
-Una tremenda temporada como novato, vas a la Serie Mundial, la ganas y además sos el Jugador Más Valioso…
Yo digo que la temporada pasada fue una ocasión muy especial para mí, no solo porque cumplí mi sueño de jugar en las Grandes Ligas, también porque cumplí otro sueño que era ganar la Serie Mundial y como se dieron las cosas, la verdad que agradecido con el Señor. Y nada, pasamos la página. Esta es otra temporada y hay que seguir.
Hay peloteros incluso en el Salón de la Fama, que han deseado ir a una Serie Mundial y no lo consiguieron. Vos lo lograste en tu primer año…
Entré a este equipo una situación muy especial porque ya teníamos el equipo formado. Este equipo tiene seis años que ha llegado a la Serie Mundial y entré en una situación buena con los muchachos como José Altuve, Alex Bregman, Yuli Gurriel, quienes me ayudaron bastante y gracias a Dios que las cosas se dieron así.
Fue claro que calzaste bien entre ellos…
Ellos (los jugadores establecidos) me aceptaron a mí desde el primer día
Ahora, entraste por Carlos Correa y lograste que no se le extrañara, ¿no?
En realidad, que yo nunca lo vi así. Carlos Correa conmigo fue muy bueno y aprendí bastante de él. Fue un líder aquí en este clubhouse y sigo con todo lo que aprendí de él. Yo solo traté de entrar y hacer mi trabajo y gracias a Dios sucedieron las cosas como se dieron.
¿Nunca hubo una presión al entrar por Correa?
En verdad que no. No lo vi de esa manera. Eso no pasó por mi mente. Solo me concentré en entrar al terreno y que iba a jugar el shortstop con los Astros y mi plan era ganar.
¿Qué tan importante es que tu papá haya jugado Grandes Ligas?
La verdad es que mi papá siempre ha estado ahí conmigo, he aprendido casi todo de él y es una figura a la cual trato de imitar. Mi papá es una figura muy especial para mí.
¿Es una ventaja o es una presión ser hijo de un papá que fue big leaguer?
Yo creo que es una ventaja porque yo no tuve que salir de mi casa para buscar un ídolo, esa imagen a seguir. Yo siempre he tenido esa persona que jugó en las Grandes Ligas en la casa. Así que cualquier pregunta es solo una llamada y está ahí conmigo. La verdad es que es una persona muy especial para mí.
¿Qué ha pasado con los Astros que han tardado en carburar al nivel que se esperaba?
Este año ha sido un poquito difícil por las lesiones, hemos perdido a nuestros líderes del clubhouse por las lesiones, pero seguimos batallando. Todos los días venimos al estadio con el mismo hambre de ganar y que sea lo que el Señor quiera.