Hay lamento y tristeza en la afición del Real Madrid por la salida de Benzema, pero también hay comprensión sobre su decisión. Tiene 35 años, la curva del declive se le asomaba con su última temporada en la que fue fantasmal y el futuro del Madrid ya no pasaba por el francés. Su historia ya estaba escrita con sus 24 títulos, Balón de Oro, cinco Champions League y 354 goles (el segundo de toda la historia del club).
El Madrid tiene una larga y oscura historia de despedida de sus leyendas. Recientemente pasó con Raúl y Casillas, dos despedidas lejos de casa y por la puerta de atrás. Si algo quedó demostrado es que el negocio se colocó siempre por encima del sentimiento. Al final el Madrid como cualquier otro equipo es una máquina de generar dinero, siendo su función principal ganar títulos para su insatisfecha afición y cuando alguien ya no rinde después de ser exprimido, simplemente se desecha.
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Y Benzema al marcharse ahora controla su relato, pero es que, además, el francés tan solo ganaba 14 millones de dólares anuales, aunque es mucho dinero si se compara con salarios promedios de las personas, es poco a nivel del futbol. La oferta que recibió era de dos años y 300 millones de dólares libres de todo impuesto en Arabia Saudí, pero que también esa cifra podría aumentar con la publicidad al ser el posible embajador de esa nación de cara a la elección del Mundial 2030. El dinero marea hasta a los propios jugadores millonarios.
Soy de los que piensa que Benzema no será recordado por ser el segundo mayor goleador del Madrid, ni por haber ganado cinco Champions League, tampoco por ser la mano derecha de Cristiano Ronaldo, al francés se le recordará por ser el eje en la “Champions de la Remontada”, así fue bautizada la última Liga de Campeones del Madrid cuando pudo girar el marcador contra el PSG, Chelsea y Manchester City. Ese año marcó 45 goles y desembocó en el Balón de Oro. Y si hay una segunda distinción por la cual recordar a Benzema será por rescatar al equipo tras el vacío de Cristiano Ronaldo y el fracaso de Hazard. Ahí estaba Karim con su mano levantada y su dedo vendado.