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Se profundiza la desaceleración económica en Nicaragua, lastrada por estas cuatro actividades

También las dificultades en la recaudación de impuestos está impactando el desempeño del IMAE, según muestran cifras oficiales

El crecimiento de la economía en Nicaragua se sigue enfriando. Está perdiendo fuerza a medida que avanza el año, lo que ocasionó que el Índice Mensual de la Actividad Económica (IMAE) a marzo cerrara con una expansión de 3.2 por ciento, por debajo del 4.8 por ciento en igual periodo del año pasado.

El índice en término anualizado exhibe también una desaceleración al repuntar 3.4 por ciento, mientras que en igual periodo del año pasado era de 10.6 por ciento, este último influenciado por el efecto rebote que se observó en el 2021, cuando la economía pareció crecer fuerte al compararse con la acumulación de tres años de recesión que se extendió hasta el 2020.

El reporte del Banco Central de Nicaragua (BCN) refleja que el índice fue afectado por el comportamiento de la recaudación de impuestos, debido a que el IMAE de este componente experimentó un crecimiento tímido de 4.6 por ciento en los últimos 12 meses, mientras que en el interanual de marzo del año pasado era de 14.9 por ciento.

El IMAE de los impuestos repuntó al finalizar el primer trimestre 1.6 por ciento, menos que el 8.9 por ciento en igual periodo del año pasado, lo que muestra el bajón que impactó el IMAE global.

Solo en marzo, este indicador global creció 2.7 por ciento, menos que el 3.4 por ciento reflejado en febrero pasado e inferior al 5.1 por ciento en igual mes del 2022.

Lea además: Así están evolucionando los impuestos en Nicaragua por el enfriamiento del crecimiento económico

Además de los impuestos, otras cuatro actividades económicas están lastrando el IMAE, con caídas en sus índices: construcción, energía y agua, pesca y acuicultura, así como pecuario.

Solo la construcción, afectada por contracciones en las edificaciones públicas y privadas, en marzo cayó 5.8 por ciento, para un promedio en el primer trimestre de -6.4 por ciento, lo que ocasionó menor producción de materiales como asfalto, arena y cemento, entre otros. El promedio de los últimos 12 meses es de -13.2 por ciento, mientras que en igual periodo del 2022 a marzo había un crecimiento de 24.8 por ciento.

La actividad pecuaria cayó en marzo 0.9 por ciento (-0.1 por ciento en el acumulado enero-marzo), debido a la disminución en la matanza vacuna y avícola, y reducción de las exportaciones de ganado en pie. Esas reducciones no fueron amortiguadas con el incremento en la matanza porcina, y producción de huevos y leche. El promedio de los últimos 12 meses de -0.5 por ciento, mientras que el año pasado había un crecimiento de 8 por ciento.

Con una contracción de 5.9 por ciento, la pesca y acuicultura cerró el primer trimestre con una caída de 11.6 por ciento. El sector reportó menor producción de camarón de cultivo, así como menos captura de langosta, cangrejo, jaiba y pepino de mar. Este comportamiento fue atenuado por la mayor captura de camarón, peces y pulpo. El promedio interanual es de -0.6 por ciento, frente al 10.2 por ciento en igual lapso del 2022.

Y pese a que varias actividades aún continúan en crecimiento, lo que significa mayor consumo de agua y electricidad, este sector cerró el primer trimestre con una caída de 1.3 por ciento y 4.8 por ciento solo en marzo. En este último mes el Gobierno reporta que la generación de energía eléctrica disminuyó 5.6 por ciento. En tanto, el suministro de agua, alcantarillado, gestión de desechos y actividades de saneamiento creció 3.3 por ciento.

Una de las actividades fundamentales en la construcción del IMAE global es la agricultura, que si bien está creciendo, lo está haciendo a un ritmo más lento. Esta creció 0.8 por ciento, para un acumulado de 1.8 por ciento a marzo. Se reporta mayores labores y producción en los cultivos de café, maíz, frijol, arroz, soya, maní, ajonjolí y tabaco, principalmente en el tercer mes del año.

No obstante, el comportamiento observado en la agricultura de 3.9 por ciento en términos interanuales es menos que el 4.1 por ciento en similar lapso del 2022.

Pese a la desaceleración observada a marzo, el economista Néstor Avendaño dijo el pasado 5 de mayo en su blog personal “que la economía nicaragüense no se enfriará más de lo que ya está en el transcurso de este año, aunque la demanda interna de bienes y servicios finales continuará siendo menor que la producción interna”.

“A partir de la situación actual de la economía de Nicaragua, en 2023 se prevé que la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) real continuará desacelerando para situarse muy cercana a la tasa de aumento del PIB potencial del país”, indicó, al tiempo que instó a no perder de vista lo que está pasando en la economía de Estados Unidos, que podría caer en recesión en el cuarto trimestre de este año, lo que sin duda puede afectar a Nicaragua,

Sobre la demanda interna, particularmente la impulsada por el consumo de los hogares, Avendaño en su análisis plantea que “tiende a desacelerarse, no obstante el aumento moderado de las remesas familiares que financian aproximadamente un tercio de dicho gasto, en un momento en que la inversión fija (construcción y maquinaria y equipo) del sector privado intenta superar la caída del gasto de construcción observada en 2022”.

De hecho, el comercio, muy ligado al consumo de los hogares, registró un crecimiento en marzo de 4.2 por ciento, para un promedio trimestral de 5.7 por ciento, como resultado del crecimiento del comercio al por mayor y comercio al por menor. El IMAE interanual de esta actividad se sitúa a marzo en 6.3 por ciento, mientras que en igual periodo del año pasado crecía 17 por ciento.

El contexto de desaceleración del comercio coincide con “el deterioro continuo del poder adquisitivo del salario promedio mensual del sector formal de la economía nos muestra que el mercado laboral está ‘demasiado frío’ por su continuo deterioro desde junio de 2018, una mala noticia para los trabajadores debido al aumento del costo de vida al haberse reducido la cobertura de dicho salario sobre el costo de la canasta de consumo básico desde noviembre 2018. Pero deberíamos preocuparnos si las empresas comenzaran a incrementar los salarios, que también aumentarían los precios de los productos y haría más difícil el control y la reducción de la inflación”, dijo el economista, quien recordó la batalla inflacionaria que aún sigue enfrentando Nicaragua.

También está ligado al consumo, especialmente el del turismo, el comportamiento del IMAE de hoteles y restaurantes, el cual en marzo de este año se expandió 23.2 por ciento, para un acumulado trimestral de 26.1 por ciento. Esto debido al aumento tanto en los servicios de hoteles como de restaurantes, según el BCN. En términos interanuales, se muestra que esta actividad mantiene un constante crecimiento de 29.3 por ciento, una décima más respecto a igual periodo del año pasado.

Pero, ¿cómo se están financiando las actividades económicas? La actividad de intermediación financiera y servicios conexos creció 5.3 por ciento (4.7 por ciento en el acumulado enero-marzo), debido al aumento en la cartera de crédito y la captación de depósitos, en moneda nacional y moneda extranjera.

En los últimos 12 meses, esta actividad ha crecido 4.2 por ciento, frente a la caída de 0.4 por ciento en similar periodo del año pasado.

“La política monetaria continuará manteniendo su carácter contractivo para garantizar el aumento de las reservas internacionales administradas por la banca central y asegurar la estabilidad del tipo de cambio, mientras que la política financiera continuará manteniendo una oferta de crédito ya ajustada desde 2021”, dijo Avendaño.

Por su parte, las actividades que integran la industria manufacturera crecieron 4.9 por ciento en marzo, para un acumulado trimestral de 3.1 por ciento y un interanual de 4.8 por ciento frente al aumento de 12.8 por ciento en similar lapso del año pasado. Entre las actividades que registraron mayor crecimiento en el último mes de referencia se encuentran: elaboración de arneses, textiles, lácteos, puros y derivados de petróleo, entre otros.

En tanto, la explotación de minas y canteras aumentó en marzo 12.8 por ciento (13.3 por ciento en el acumulado enero-marzo), como resultado del aumento en la extracción de oro, plata, piedra cantera, material selecto, piedra triturada, cal, entre otros. Este sector reporta en términos interanuales un aumento desacelerado de 4.4 por ciento frente al 32.5 por ciento en igual periodo del año pasado.

Según el BCN, en la actividad de silvicultura y extracción de madera se registró un crecimiento de 1.7 por ciento en marzo, para un promedio trimestral de 1.3 por ciento, como resultado de la mayor extracción de madera y leña, principalmente. En los últimos 12 meses, este sector creció 1.8 por ciento frente al 2.5 por ciento en similar periodo del año pasado.

Lea además: Orteguismo ajusta a la baja meta de crecimiento económico y prevé que precios sigan elevados

A finales de abril, el régimen de Daniel Ortega metió tijera a su meta de crecimiento para este año, al tiempo que admitió que los elevados precios internos se prolongarán en lo que resta del año debido a factores externos, publicó el Banco Central de Nicaragua (BCN) en su balance del primer trimestre.

En una actualización el Banco Central estableció en entre 2.5 y 3.5 por ciento el nuevo rango de crecimiento económico, menos que lo esperado en enero cuando pretendían una expansión de entre 3 y 4 por ciento.

Pese a ello, el reporte el máximo emisor bancario indica que “la economía nicaragüense sigue mostrando fortaleza en su trayectoria de crecimiento”.

“En estas proyecciones, un crecimiento más cercano al 2.5 por ciento estaría condicionado por una situación de desaceleración más acentuada en las economías con las cuales el país tiene mayores vínculos, mientras que un crecimiento más inclinado hacia el 3.5 por ciento sería impulsado por un entorno externo más favorable que el previsto”, afirma el máximo emisor bancario.

El régimen identifica una serie de riesgos para sus metas económicas de este año, entre las que menciona “la incertidumbre que prevalece en el ámbito internacional, producto del entorno geopolítico tendiente a la fragmentación geoeconómica, que repentinamente puede inducir choques que causan daño a la economía global, con consecuencias en las cadenas globales de suministros y en los precios del petróleo y alimentos, generando presiones sobre los precios domésticos”.

También los riesgos relacionados con la prolongación de los efectos de la pandemia, como un mayor endurecimiento de la política monetaria a nivel internacional, ante una inflación más persistente de lo esperado, lo que pudiera desacelerar aún más la dinámica de producción mundial y afectar las exportaciones. “En el país, también persisten los riesgos relacionados a los eventos climáticos, que pueden incidir sobre la evolución de variables macroeconómicas”, puntualiza.

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