Yaser Vado Gonzalez, mayormente conocido como Muhamar Vado, de 27 años, es excarcelado político de la dictadura Ortega Murillo. Desde muy joven se interesó por las causas sociales, por lo que no dudó en renegar de su crianza dentro del Frente Sandinista para explorar otras ramas de la política nicaragüense.
Muhamar Vado es miembro de la Unión Democrática Nicaragüense (Unamos), anteriormente Movimiento Renovador Sandinista (MRS). Fue uno de los jóvenes impulsores del cambio de nombre del partido, porque para él significa seguir arrastrando una carga histórica que ya no correspondía con los valores de lo que defendían.
Fue detenido en la velada previa de las elecciones presidenciales de 2021. Juzgado y condenado a 13 años de prisión por el supuesto delito de “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional” y de “propagar noticias falsas”. Durante su detención y sus primeros cuatro interrogatorios lo acusaron de otros delitos que iban desde el incitar al desorden público, el robo y hasta atentar contra la vida de un simpatizante sandinista.
Forma parte del grupo de los 222 exreos políticos que fueron desterrados hacia Estados Unidos y despojados de su nacionalidad. “Yo soy más nica que el pinol”, afirmó Yaser Vado.

El primer miedo al FSLN
Era agosto de 2016, cuando Muhamar Vado se sumó a una actividad movilizativa con algunos integrantes de ese entonces MRS y otros activistas. La protesta era sencilla y sin causar daños, solo iban a pintar con los colores de la Bandera de Nicaragua algunos postes a lo largo de Carretera a Masaya.
“Fue el 9 de agosto. Yo llegué tempranito y todo estaba listo. No habíamos pintado tres o cuatro postes cuando ya teníamos a dos motociclistas tomándonos fotos. A mí me dio mucho miedo, nunca pensé que realmente los opositores decían era realidad”, recordó Muhamar Vado.
Explicó que aunque para ese entonces ya llevaba un par de años sin simpatizar con el Frente Sandinista, nunca imaginó que por ejercer su derecho a la protesta pacífica iba a ser víctima de tal acoso por parte de paramilitares. “Antes yo miraba a esos grupos como buenos, no sé cómo pude creer en ello que actúan como mafia”, indicó.
Luego de tomarles fotos, el grupo con el que andaba decidió ponerle fin a la actividad porque la intimidación estaba siendo recrudecida hasta que tuvieron que huir en el auto de uno de los integrantes porque los paramilitares los comenzaron a perseguir.
En 2014, al entrar a la universidad fue gracias al acceso de información diferente que pudo entender los actos inconstitucionales del régimen de Ortega y del partido de gobierno.
“No me había atrevido a hacerlo público porque mi seno era partidario (del Frente Sandinista). Me daba temor porque iban a decir que era derechoso o a ser señalado por otras cosas. Pero en 2015, con la instalación de los árboles de lata (árboles de la vida), dije: hasta aquí no más, fue mi alto”, afirmó.
Posteriormente, se integró al MRS que le permitió llegar a otros grupos sociales y formar parte de grupos de la disidencia sexual, a participar en espacios de feminismo y género, y de juventudes.

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Un niño alegre y callado
La familia de Muhamar Vado es relativamente pequeña. Es el segundo hijo de su mamá, y el quinto de papá. Sus padres tienen tres hijos en común, Vado es el hijo de enmedio. Se describe como un niño hiperactivo, aunque tenía sus momentos de soledad y donde le gustaba estar callado.
“No me gustaba mucho la escuela, tampoco fui el hijo de las buenas calificaciones. Era rebelde y no me gustaba ir a clases, pero eso no impidió que por mi propia cuenta y movido por mi curiosidad empezara a investigar sobre lo que me interesaba. Soy amante de la historia general y de la geografía, aunque me costó aprender a leer”, comentó Muhamar Vado.
Recuerda que entre su grupo de amigos en sus primeros años de vida siempre destacaba, porque le gusta bailar aunque “tengo dos pies izquierdos”. Desde muy niño descubrió lo mucho que le gusta reír y cómo eso le ha ayudado a sobrellevar momentos tan difíciles, como la cárcel.
“Una de las historias que recuerdo y que me la cuentan desde niño, era que a mí me gustaba estar en el corralito y las personas decían: sáquenlo que parecen preso”, recordó entre risas el exreo político.


La cárcel
Muhamar Vado fue capturado el 6 de noviembre de 2021, la noche previa a las elecciones presidenciales donde resultó electa la fórmula Ortega Murillo. Vado estuvo detenido casi 15 meses en una celda del Centro Penitenciario Jorge Navarro, conocido como cárcel La Modelo.
“Yo ya sabía que eso podía ocurrir. Me habían comentado que estaba circulado, pero como no era una figura mediática. Confiaba que si caía preso solo sería un par de días y luego me soltaban”, comentó.
Como a las 9:00 p.m. del 6 de noviembre, se había ido donde una vecina cuando llegaron policías vestidos de civil, preguntaron por él sin reconocerlo “hicieron énfasis en el apellido, no me reconocieron y yo los mandé a otra dirección”.
Al regresar a su casa, habían transcurrido un par de minutos cuando llegaron las patrullas y policías de civil a buscarlo. Recuerda que le dio tiempo de despedirse de sus padres, pero decidió entregarse a la Policía antes de que entraran a allanar la casa y exponer a su familia.
Estuvo un primer periodo en el Distrito I donde estuvo con Harry Chávez, integrante de la Asociación de Movimientos Sociales (AMS). “En los distritos es más feo, al igual que las primeras audiencias. Te sientes solo. Uno se va adaptando y la mente se va formando la idea que no va a pasar nada y llegar hasta el final”, recordó.
Compartió con otros reos políticos, pero sus compañeros de celda eran reos comunes. Recuerda que algo que le ayudó a sobrellevar la experiencia de estar encarcelado fue la lectura, pudo tener acceso a lectura “a veces por la vía legal y otras de contrabando”, afirmó.
“Me pude adaptar a La Modelo, que es como una ciudad aparte, es un lugar peligroso para alguien LGBT. Es como salido de la época medieval”, comentó.

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El futuro
“Quiero rehacer mi vida. Salí libre de esa celda, pero de otras cosas. Ya no pienso tolerar comentarios homofóbicos y machistas. Darme una nueva oportunidad para seguirme formando y cultivando”, afirmó Vado.
Desde el exilio en Estados Unidos, afirma que quiere experimentar cosas que se había limitado por la sociedad nicaragüense. Siempre preservando el autocuidado y priorizando su salud mental.
Recuerda que lo que más le dolió de la manera abrupta que fueron liberados fue la falta de oportunidad de despedirse de sus familiares. “El 8 de febrero hubo visita, llegaron mi papá y mi mamá, los abrace como si fuera el último día que los iba a ver”, recordó.