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En Venezuela la dictadura permite la participación de la oposición

Por lo general se mete en una misma canasta a los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Y ciertamente su naturaleza política es común y las formas de ejercicio del poder de los tres son muy parecidas, pero también hay diferencias notables entre ellos.

     Por ejemplo, en Cuba y Nicaragua no hay elecciones competitivas y ni siquiera se permite que haya una  oposición auténtica. De Cuba no hay nada que decir al respecto y sobre Nicaragua basta recordar lo que pasó en 2021 con la oposición y los precandidatos presidenciales que pretendieron participar en las elecciones.

     Pero en Venezuela, cuya dirigencia es ideológica y políticamente afín a la de Cuba y Nicaragua, y los tres regímenes están arrimados al bloque geopolítico y neoimperialista de Rusia, China e Irán; en Venezuela, repetimos, hay espacios para la participación opositora, aunque sean limitados y no irrestrictos como en las democracias estándar.

En Venezuela no solo puede participar la oposición mediatizada y subordinada al régimen, como la que en Nicaragua es llamada zancuda. También lo puede hacer la oposición independiente, inclusive la facción tradicionalmente más intransigente.

Precisamente ha sido la líder opositora María Corina Machado, del partido Vente Venezuela, la primera en sacar a la calle a sus simpatizantes para proclamar su candidatura en las elecciones primarias de la oposición que tendrán lugar el próximo 22 de octubre.

Machado, según medios de comunicación independientes que simpatizan con ella, lidera a la oposición tanto en la plaza pública como en las encuestas, para conseguir la candidatura presidencial opositora en las primarias.

Ella asegura que su objetivo “no es liderar la oposición, ni confrontar con sus adversarios internos con los que competirá en las primarias del 22 de octubre, sino derrotar al régimen de Nicolás Maduro e iniciar la recuperación del país con ideas liberales claras, que permitan dejar atrás el intervencionismo estatal y abrir la economía a los mercados para que la verdadera transformación pueda ser posible”.

Pero la verdad es que ese es, más o menos, el mismo objetivo de todos los partidos y precandidatos presidenciales de la verdadera oposición, que van a participar en las primarias y a prepararse para retar a Nicolás Maduro en las elecciones de 2024.

Maduro se hizo reelegir en la Presidencia del país en 2018, en una elección sin garantías ni participación opositora. Por eso fue declarada falsa por la comunidad internacional y más de 60 Estados democráticos no  reconocieron a Maduro como presidente legítimo de Venezuela.

Ahora, siendo una dictadura la que impera en Venezuela, hay dudas de que el régimen de Maduro permita elecciones con garantías el próximo año, pues el propósito de la izquierda radical que detenta el poder es perpetuarse en el mismo. Pero de todas maneras, si Maduro, por la razón que sea, permite la participación opositora, lo inteligente políticamente es aprovechar esa apertura para organizar y movilizar a la fuerza social que sea capaz de obligar al cambio por la vía cívica, ya que por otros medios no lo han podido lograr.

En esto al parecer están de acuerdo todos los sectores y líderes de la oposición venezolana, desde los más moderados como Henrique Capriles hasta los más beligerantes como María Corina Machado. Y ojalá que tengan suerte y éxito, por el bien del pueblo de Venezuela e igualmente por el de Nicaragua.

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