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CONTENIDO EXCLUSIVO.Primero fue Estelí, ahora Jinotega y en los próximos días será Matagalpa. Así, de una en una podrían desaparecer las ocho Cáritas Diocesanas que conforman la organización Cáritas Nicaragua, el brazo social de la Iglesia católica en el país. Las presiones del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, como parte de la guerra que le han declarado a la Iglesia católica, están orillando a estas organizaciones a cerrar sus oficinas, y con ello, sus proyectos de apoyo a las personas más necesitadas de sus comunidades.
El 2 de febrero de 2022 los diputados de la Asamblea Nacional cancelaron los permisos de operación de cinco universidades privadas y las personalidades jurídicas a otras 11 organizaciones no gubernamentales (ONG). Entre las afectadas había una universidad y seis ONG ligadas a la Diócesis de Estelí, una de las ONG canceladas fue Cáritas Diocesana de Estelí.
Ahora la historia es distinta. Las presiones del régimen obligaron a Cáritas Diocesana de Jinotega a promover su cierre. “Aún no ha cerrado, pero sí está en proceso de cierre”, confirmó a LA PRENSA una persona vinculada a esa Diócesis, quien pidió no revelar su identidad.
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Donaciones escasas y cuando llegan Aduana las retiene
Los nuevos mecanismos de control que el régimen ha impuesto a la cooperación internacional han ahuyentado a los donantes que tradicionalmente sostuvieron a estas organizaciones. A ello se suman las presiones del régimen, a través de distintas instituciones del Estado, para ahogarlas.
Antes del estallido social de 2018 ya Cáritas enfrentaba la suspensión de la entrega de exoneraciones para el ingreso de los donativos. Y desde 2015 optaron por retener las donaciones en la Aduana. “Hay donaciones retenidas en Aduana desde 2019”, aseguró la fuente.
La fuente no descartó que otras también cierren, entre ellas Cáritas Diocesana de Matagalpa, cuyo presidente, monseñor Rolando Álvarez, está preso desde agosto del 2021, acusado de traición a la patria. “Está bien limitada, es casi nula la labor (de Cáritas Diocesana de Matagalpa)”, señaló.
Sus donantes eran las Cáritas de otros países
La fuente, a quien LA PRENSA protege su identidad, explica que Cáritas Nacional se encargaba de las gestiones como donaciones grandes procedentes de otros países. “Pero cada departamento (Diócesis) tiene cierta independencia, aunque sí se rigen por un director nacional, y varios departamentales”.
Según información divulgada en su sitio web, Cáritas Nicaragua se estableció en 1960 como una organización privada, no gubernamental, sin fines de lucro y autónoma. Está integrada por ocho Cáritas Diocesanas, de Managua, Bluefields, Juigalpa, Matagalpa, León, Estelí, Jinotega y Granada.
Tradicionalmente los principales donantes de Cáritas Nicaragua son sus homólogas de otros países. De manera especial han colaborado la de Estados Unidos, que se llama CRS (Catholic Relief Services), Cáritas de Irlanda, que se llama Trócaire, y Cáritas España, detalla una funcionaria de Cáritas Matagalpa.
Los principales proyectos de ellos los desarrollaban en las comunidades del Corredor Seco que pertenecen a Matagalpa, donde han procurado garantizar la seguridad alimentaria. Además de la entrega de paquetes de alimentos, en esas comunidades apoyaban a los pequeños productores de granos básicos a los que les entregaban alimentos y proporcionaban asistencia técnica.
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Monseñor Sándigo no asume presidencia de Cáritas Nicaragua
En diciembre de 2021, tras seis años al frente de Cáritas Nicaragua, monseñor Carlos Herrera, obispo de la Diócesis de Jinotega, traspasó sus funciones a monseñor Sócrates René Sándigo, obispo de la Diócesis de León, conocido por su simpatía hacia el régimen.
Por razones que nunca ha explicado, a la fecha no ha asumido sus funciones como presidente de Cáritas Nicaragua, por lo que monseñor Herrera es quien sigue desempeñando esa labor.
LA PRENSA intentó comunicarse con monseñor Sándigo para saber qué ocurrirá con Cáritas Nicaragua y qué apoyo le está brindando a las Cáritas Diocesanas que tras su cierre dejan abandonados a los beneficiarios de sus proyectos y en el desempleo a cientos de nicaragüenses. Sin embargo, el obispo no contestó las múltiples llamadas que se le hicieron antes de la publicación de esta nota.
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