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LA PRENSA/ARCHIVO

Por qué los salarios reales en Nicaragua cayeron otra vez en medio de la recuperación económica

El poder adquisitivo de los nicaragüenses lleva cuatro años en caída pese a los años de crecimientos económicos que el Gobierno pregona

Más deteriorados. Así terminaron por cuarto año consecutivo los salarios reales en Nicaragua. Estos reflejan el poder adquisitivo de cada salario, es decir la capacidad real que tiene un trabajador por adquirir la mayor cantidad de productos y servicios de la canasta básica, tras excluirle el impacto inflacionario y la carga impositiva.

Las perspectivas de que estas mejoras tampoco son alentadoras. A diciembre, el salario real se ubicó en 4,645.9 córdobas para los trabajadores asegurados, mientras que el del sector público cerró en 4,297.3 córdobas, según datos del Banco Central (BCN).

En un contexto de crecimiento de cuatro por ciento, según estimaciones preliminares, y de ingreso histórico en las remesas, el salario real de los asegurados retrocedió 3.58 por ciento, equivalente a una pérdida de 173 córdobas a diciembre.

El promedio anual de este salario ascendió a 4,593.4, menos que la media en el año anterior: 4,748.2 córdobas. Durante todo el 2022, abril fue el mes donde estos trabajadores alcanzaron el mayor poder adquisitivo anual (4,800.7 córdobas) y septiembre el mínimo (4,483.2 córdobas).

Los números oficiales muestran que el 2018 fue el último año en que el poder adquisitivo mostró una mejora promedio, desde entonces este se ha venido deteriorando poco a poco, incluso en el 2020, que fue el año pandémico, y que los precios tuvieron una tendencia más a la baja.

En los últimos años de recuperación económica y cuyas políticas que han propiciado ese crecimiento han sido elogiadas por el Fondo Monetario Internacional, el salario real ha perdido capacidad. En el 2021, por ejemplo, cuando el Gobierno fijó la tasa de crecimiento en 10.3 por ciento, ese año el salario real de los afiliados ascendió a un promedio de 4,748.2 córdobas, menos que los 4,866.2 del año anterior.

Se espera mayor deterioro

The Economist Intelligence Unit (EIU), en su evaluación correspondiente a diciembre advirtió que el 2023 será otro año de contracción del poder adquisitivo. “Otro factor que pesa sobre las perspectivas a corto plazo es el impacto de una inflación sobre el crecimiento de los salarios; esperamos que los salarios reales caigan por cuarto año consecutivo en 2023, por 1.1 por ciento”, dijo.

De hecho, el salario real de las empresas con más de 20 trabajadores y afiliados a la seguridad social, hasta noviembre —que es el mes más actualizado— se ubicó en 3,786.2 córdobas, por debajo de los 4,106.6 córdobas reportados en diciembre del año anterior.

“Lo que nos quieren decir los números oficiales es que cada día los salarios valen menos, es decir tienen menos poder de compra, los trabajadores llevan menos alimentos a la mesa, se las ingenian para poder hacer los tres tiempos”, explicó un sociólogo, quien prefiere no ser citado por temor a represalias.

Un economista, por su parte, explica que el poder adquisitivo se ha topado con una muralla mucho más poderosa que el crecimiento económico desacelerado: la elevada inflación. “Sabemos que no hay mayor preocupación para cualquier gobierno que la inflación, y por eso vemos a Estados Unidos que está apurado buscando cómo frenar las alzas de precios a través de aumentos en los tipos, porque saben que la inflación seca mucho más rápido los salarios y genera descontento social”, precisó.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el Informe Mundial sobre Salarios 2022-2023: El impacto de la inflación y de la covid-19 en los salarios y el poder adquisitivo, explicó que la inflación “puede repercutir más en el costo de la vida de los hogares con menores ingresos. Ello es así porque esos hogares dedican la mayor parte de sus ingresos a la adquisición de bienes y servicios esenciales, que suelen estar sujetos a mayores subidas de precios que los artículos no esenciales”.

“La desigualdad de ingresos y la pobreza aumentarán si no se mantiene el poder adquisitivo de los peor pagados. Además podría ponerse en peligro la tan necesaria recuperación tras la pandemia, alimentar un mayor malestar social y socavar el objetivo de lograr la prosperidad y la paz para todos”, dijo Gilbert Houngbo, director general de la OIT en diciembre pasado.

Los números oficiales en Nicaragua revelan que también los trabajadores del sector público están asfixiados por la pérdida de poder adquisitivo. A diciembre, el salario real de estos ascendió a 4,297.3 córdobas, menos que los 4,634.5 córdobas en igual mes del año anterior.

A lo largo de ese año, el salario real promedio de los trabajadores del Estado se ubicó en 4,502 córdobas, menos que los 4,697.9 recibidos en el 2021 y mucho menor que los 4,824.3 del 2020. La caída se profundiza si se compara con el promedio del 2017, cuando ascendía a 5,105.4 córdobas.

La canasta básica experimentó el año pasado un récord en su comportamiento alcista, al cerrar con un incremento acumulado de 2,726 córdobas respecto al año anterior, lo que ocasionó que la misma alcanzara los 18,981.55 córdobas, según datos del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide).

La inflación en Nicaragua, que es la más alta de Centroamérica pese a ser la economía más empobrecida de la región, cerró en 11.59 por ciento, según cifras oficiales.

Algunas medidas pendientes

El economista consultado por LA PRENSA observa que hay pocas acciones concretas por parte del Gobierno para ayudar a mitigar la espiral inflacionaria. “Congelaron los precios de los combustibles, pero esa medida no se sintió en la canasta básica y cuando los precios internacionales empezaron a ceder en el mercado del petróleo y sus derivados, el Gobierno insiste en mantenerlos como si el barril de crudo se está comprando en 100 dólares aún”, lamentó.

Pero ¿qué recomendaciones hizo la OIT para que los países pudieran ayudar a los salarios de los trabajadores a sobrevivir a la ola inflacionaria en el mundo?

El organismo apela al diálogo social para hacer ajustes salariales en momentos de crisis. “A tal efecto, el requisito previo es una representación adecuada de las voces de los empleadores y los trabajadores”.

También menciona políticas que puedan aliviar el impacto de la crisis inflacionaria en los hogares, que van desde las medidas dirigidas a grupos específicos, como los vales que se conceden a los hogares de bajos
ingresos para que puedan adquirir bienes esenciales, hasta intervenciones más generales destinadas a reducir el costo de la vida para todos los hogares, como la reducción (a menudo temporal) de los impuestos indirectos sobre bienes y servicios.

“Los recortes del impuesto sobre el valor añadido también pueden mitigar la carga inflacionaria de los hogares y contribuir al control de la inflación”, precisa la OIT.

Economía salario real archivo

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