Monseñor Silvio Báez, desde St Agatha Catholic Church, durante su homilía de este domingo 5 de febrero habló de las oscuridades de la sociedad como el egoísmo, la mentira y la división. Hizo un llamado a la Iglesia a “contagiar sabor y dar esperanza y consuelo”, para preservar a la humanidad de la corrupción.
“Un mundo de tiniebla no sería un mundo humano. Es tan importante la luz que la Biblia refiere la luz directamente a Dios, en la Biblia la luz fue la primera obra de la creación, fue la criatura primogénita de Dios y la luz que nos envuelve e ilumina cada día es signo de la cercanía y la bondad de Dios”, afirmó al iniciar la homilía.
Advirtió que los creyentes superficiales, de corazón apagado y vida mediocre, nunca podrán ser luz del mundo, remarcando que ser luz es a través de las obras, y para ello se debe tener un corazón manso y sencillo que es incapaz de agredir, de ofender, de hacer daño, ser compasivo, misericordioso y saber perdonar y ayudar a los demás.
“A nivel social hay muchas oscuridades donde tenemos que ser luz del mundo, la tiniebla del miedo, que ha mucho paraliza y los vuelve cómplices callados de la injusticia. La tiniebla del egoísmo, de quienes piensan solo en sus intereses o viven indiferentes ante el dolor de los demás, hay que iluminarla con la solidaridad, la caridad y el servicio humilde”, explicó Báez.
Indicó que la tiniebla de la mentira, de aquellos que usan como arma la mentira para dominar y engañar, hay que iluminarla con el anuncio humilde de la verdad y la valiente denuncia de la falsedades de los poderosos.
La tiniebla del pesimismo, que inevitablemente llega cuando después de luchar tanto tiempo no se consiguen los frutos esperados, hay que iluminar el pesimismo, cultivando un espíritu propositivo y sembrando esperanza en los corazones.
Y se refirió a la tiniebla de la división, “que tanto daño hace y evita lograr los necesarios cambios sociales”, “hay que iluminar la división renunciando a los propios intereses egoístas y fomentando la dinámica del diálogo y la búsqueda del bien común”, dijo.
Indicó que nuestra sociedad tiene muchas oscuridades, que está necesitada de la luz del evangelio y “somos nosotros los que tenemos que hacer resplandecer en las tinieblas”.
La Iglesia no puede ser insípida
En este sentido llamó a la Iglesia a ser sal del mundo, a dar sabor, indicando que no puede ser “insípida”. “La Iglesia debe preocuparse de contagiar sabor, es decir alegría, esperanza, consuelo” y añadió “la Iglesia debe preservar a la gente, evitando que el pueblo se vuelva miedoso, pesimista ante la adversidad y pasivo ante la injusticia”.
Báez celebró la misa un día especial para la iglesia en Miami, día en que se celebra a Santa Agata. “Recuerdo las fiestas patronales cuando estaba en Nicaragua, echa la casa por ventana, duran dos o tres meses”, recordó.
Y comentó que parroquia quiere decir “casa paralela” y él siente que esta iglesia es su casa paralela por cómo le han acogido.
Asimismo, recordó a monseñor Rolando Álvarez al iniciar su homilía y pidió para él oraciones. “Recordamos a monseñor Rolando Álvarez, el obispo detenido, privado de su libertad injustamente en Nicaragua y a la Diócesis de Matagalpa y Estelí que estaban bajo su cuidado y están si pastor”.